Silvio Berlusconi que estás en los cielos

La pacata sociedad italiana suele montar en cólera cada vez que un icono del catolicismo es pasado por el filtro de un artista con ganas de gresca. La presunta transgresión implica una repercusión mediática instantánea, como se pone de manifiesto de pascuas a ramos. Algo parecido sucede con Berlusconi, objeto del deseo de cineastas, pintores y artistas en general.

Filippo Panseca es el último que ha animado el cotarro artístico italiano al incluir al Cavaliere en un cuadro como Dios lo trajo al mundo. Junto a él, como puede verse en la imagen de arriba, la ministra de Igualdad de Oportunidades, Mara Carfagna, que no ha tardado en responder para desentenderse por completo del asunto: "Prefiero no comentar nada".

El primer ministro italiano (que hace poco mandó tapar un pecho que sale en un cuadro que tiene en Palazzo Chigi) tampoco ha querido pronunciarse y, según Il Secolo XIX, su esposa está que trina. Veronica Lario, que luce pecho en otro cuadro de Panseca, se mosqueó hace un par de años cuando su marido dijo que se casaría con esa ministra si no estuviese ya casado. Y le obligó a rectificar públicamente en una carta que apareció en el diario La Repubblica.

El diario romano comenta, precisamente, que el autor de los cuadros es un arquitecto amigo del propio Berlusconi que se hizo famoso cuando colaboró con el Partido Socialista Italiano de Bettino Craxi, el ex ministro italiano que propició el ascenso del Cavaliere y se vio implicado luego en el proceso de Manos Limpias. Suyas eran las coreografías de los congresos socialistas, antes de que Craxi pusiese pies en polvorosa (Túnez, para ser más exactos) para huir de la Justicia.

"¿Pero cómo es posible? He hecho cuadros sobre el sida, sobre Amnistía Internacional, sobre catástrofes y grandes temas sociales, y nunca nadie me ha pedido una declaración", se ha preguntado el artista, cuyas polémicas obras están expuestas en la muestra Art & Savonnerie, que tiene lugar en Savona. "Ahora pinto a Berlusconi semidesnudo y junto a Carfagna y se avecina el fin del mundo, [como si se tratase] casi de un caso diplomático. No lo entiendo: ¿es un juego, una burla, qué tendrá ese cuadro?".

En definitiva, que el primer sorprendido por sacar a su primer ministro en paños menores con una compañera de Gobierno a la que le tiró los tejos hace un par de años es el propio autor."Me gustaba imaginarme a Berlusconi y Carfagna mirándose no de una manera provocativa, sino en una imagen propia de otros tiempos. Eso es todo. Incluso hay un homenaje a Caravaggio, pero nadie lo ve, porque todos se escandalizan por Berlusconi. Cosa de locos".