Este artículo se publicó hace 14 años.
El ruido, un atentado contra los derechos humanos y un producto muy español
Siete de cada diez españoles soporta cada día unos niveles medios de ruido que superan los 70 decibelios (dB), cuando el límite aceptable establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Ley del Ruido es de 65 dB.
España es el segundo país más ruidoso del mundo y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo los japoneses soportan más ruidos que los españoles.
Hoy, Día Internacional contra el Ruido, la Plataforma Estatal Contra el Ruido (Peacram) recuerda que este triste récord español no es un dato curioso, sino un grave ataque a los Derechos Fundamentales consagrados en la Constitución, en la legislación de la UE y en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU.
Según esta asociación, la mayor fuente de contaminación acústica es el tráfico generado por los coches, los camiones pesados, las motos ruidosas, los aviones, y los trenes.
Le siguen de cerca, los ruidos de las obras, las discotecas y el ocio en general que, especialmente en verano, genera grandes problemas de convivencia entre vecinos.
Todos estos focos de ruido, no sólo causan contaminación y problemas medioambientales, sino también problemas físicos, desequilibrios psicológicos y trastornos de sueño.
En concreto, el ruido tiene efectos concretos sobre dos aspectos fundamentales: la salud y el bienestar, explica a Efe el experto en Acústica Ambiental del Instituto de Acústica del CSIC, Pedro Cobo.
Según este investigador, los ruidos que sobrepasan los 70 dB causan problemas sobre la salud, mientras que los que superan los 55 dB causan problemas sobre el bienestar, como interferencias en la comunicación o efectos sobre la concentración, la memoria, el aprendizaje o el sueño.
Sobre la salud, el principal daño es la hipoacusia o pérdida de audición, que afecta ya a dos millones de españoles, una cifra que, además, va diariamente en aumento, sobre todo entre los jóvenes de la llamada generación Ipod.
Para la Plataforma Estatal contra el Ruido, todos estos daños, que no son ni "naturales" ni "inevitables", se han venido sucediendo por la "desidia" y la "falta de sensibilidad medioambiental de los responsables políticos que no han sabido ni querido arbitrar medidas efectivas contra el ruido".
A su juicio, eliminar o reducir ruido sería "fácilmente controlable" con más información y, sobre todo, con un estricto cumplimiento de las normas que limitan este tipo de agresiones ambientales que día a día soportan millones de españoles.
En la misma línea, la organización de consumidores CECU recuerda la importancia de actuar contra el ruido e invita a los afectados a denunciar y a dirigirse a las asociaciones de consumo para analizar el problema y valorar las posibles soluciones.
Según un estudio realizado por Gaes Centros Auditivos, el 87 por ciento de los españoles consideran que vive en un país ruidoso, especialmente los madrileños, que son los que más se quejan de los ruidos que soportan.
En el extremo contrario están los gallegos y los vascos que, según este estudio, son los que menos notan la contaminación acústica.
Entre los ruidos más odiados, la mitad de los encuestados señalan las obras (el 49,4 por ciento), los ladridos (el 25,3), el camión de la basura (24,6 por ciento), y el tráfico (24,1).
Siete de cada diez encuestados precisa que, durante el día, la calle es el lugar que más le agobia por la contaminación acústica.
Y por la noche, el momento más conflictivo para encontrar el necesario silencio es a la hora de conciliar el sueño, cuando el 46 por ciento de los encuestados oye ruidos que le impiden dormir.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.