Este artículo se publicó hace 15 años.
Recuperan en un libro la historia de Radio España Independiente
El periodista toledano Luis Zaragoza ha recuperado, en un libro que acaba de publicarse y que es fruto de su tesis doctoral, la historia de Radio España Independiente, más conocida como Estación Pirenaica, una emisora clandestina que fue la voz de la esperanza, del antifranquismo y de la libertad entre 1941 y 1977.
Zaragoza, invidente de nacimiento, se anima a investigar sobre Radio España Independiente porque no sólo se conocían sobre ésta pocos apuntes "que eran breves y subjetivos ya que provenían de las personas que trabajan allí", sino que además unía dos de sus pasiones desde que era niño: la radio y la historia.
Tras cuatro años de estudios, entrevistas y buceo en los archivos del Partido Comunista de España (PCE) nace la obra: "Radio Pirenaica; la voz de la esperanza antifranquista".
"Faltaba ese trabajo que reconstruyera desde fuera y de manera amplia la historia de Radio España Independiente", comenta a Efe el también historiador afincado en Madrid desde que tenía 18 años y periodista de RNE.
Aunque Zaragoza reconoce que la ceguera impone algunos obstáculos, la historia de la Pirenaica se ha reconstruido gracias a lo que él llama "sus ojos", primero Carlos y luego Cristina, que fueron sus colaboradores y que le leían muchos de los documentos que conforman el archivo del PCE, como cartas que recibía la emisora de los oyentes, transcripciones de las emisiones o correspondencias entre los dirigentes de la emisora y del partido.
El libro repasa la historia, las etapas y las personas que fueron protagonistas en la vida de esta radio que día a día conseguía llegar hasta los hogares españoles para contar lo que el franquismo quería ocultar.
Radio España Independiente fue una emisora clandestina dirigida por el PCE que transmitió, primero desde Moscú, luego desde Ufa, en la República Autónoma de Baskiria, y más tarde, a partir de 1955, desde Bucarest.
Fundada a iniciativa de Dolores Ibárruri, "La Pasionaria", -que fue su primera directora y también secretaria general del PCE- la emisora perduró "como caso único en el mundo" durante 36 años emitiendo de manera clandestina y sorteando las interferencias que ordenaban provocar los franquistas desde las antenas de otras radios como la Liberty, creada por Estados Unidos y financiada de manera encubierta por la CIA.
Aunque conocida como Radio Estación Pirenaica, la emisora nunca transmitió ni desde los Pirineos ni desde Praga, otro de los mitos que acompaña a su historia, y su nombre lo utilizó Ibárruri pensando en la salida por los Pirineos de muchos españoles hacia el exilio en el invierno de 1939.
En un principio, "las noticias eran imaginadas más que sabidas", comenta Zaragoza, y además eran transmitidas como lectura de periódico, algo que hizo que se tachase a la radio como método propagandístico del PCE.
A partir de los cincuenta, con la llegada de Ramón Mendezola como nuevo director, eso varía y la música y la voz femenina se incorporan a la emisora, hay más variedad en los programas y se utilizan tonos menos duros.
Fue en los sesenta cuando se dispone de multitud de fuentes como agencias informativas, radios extranjeras como la BBC o RNE, cartas de personas que querían contar lo que pasaba o lo que pensaban y periódicos y revistas de España que llegaban a la radio gracias a que ésta estaba suscrita a un instituto "fantasma".
Entre 1963 y 1966 tiene lugar en Radio Pirenaica otro caso espectacular en la historia de las radios clandestinas: las colaboraciones de los presos políticos de la penitenciaría de Burgos que cada semana redactaban y hacían llegar a la emisora de las maneras más insospechadas las noticias del interior de una de las cárceles de España en la que los presos políticos estaban más vigilados.
A través de portarretratos, bajos platos o en dobles fondos de latas de aceite, los presos mandaban tiras "minúsculas" de papel en las que escribían sus colaboraciones para el programa semanal "La antena de Burgos".
Muchos fueron los que escucharon alguna vez esta emisora clandestina, que llegó a recibir a la semana entre 1.200 y 1.500 cartas de los oyentes durante sus años de mayor apogeo, incluso muchos tienen todavía en la retina la figura de una persona escondida bajo una manta escuchando La Pirenaica.
En resumen, Radio España Independiente era la emisora que decía a quienes combatían contra el franquismo que no estaban solos en la lucha, a quienes no combatían que había gente que sí lo hacía y la que recordaba que el pueblo español en un tiempo había sido libre y que en un futuro lo iba a volver a ser.
Era la voz de la esperanza de los vencidos.
Ana María Alonso de Juana
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