Este artículo se publicó hace 15 años.
Primera ronda de diálogo con los talibanes para devolver la paz a valle paquistaní del Swat
Un año después de la victoria electoral de los pastunes laicos en el Pakistán tribal, la paz en el conflictivo valle del Swat se decide en unas negociaciones que un grupo integrista comenzó hoy con la insurgencia talibán local.
Una delegación encabezada por el clérigo Sufi Mohammed, líder del Tehreek-e-Nafaz-e-Shariat Muhammadi (TNSM, Movimiento para el Refuerzo de la Ley Islámica) se entrevistó hoy en un lugar no precisado del distrito de Matta en Swat con una decena de talibanes, entre ellos su jefe, el "maulana" Fazlulá.
Mohammed, yerno de Fazlulá, está actuando de mediador entre los insurgentes y el Gobierno de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP), que se ha avenido a implantar cortes de la "sharia" o ley islámica en la región de Malakand en que se ubica Swat si cesan los ataques talibanes.
"Les pedimos que no creen problemas, que no cometan atentados. Parece que los talibanes están de acuerdo con que se necesita paz", dijo a Efe por teléfono el portavoz del TNSM, Izzat Khan.
Agregó que las conversaciones concluyeron por hoy y que aún se ignora cuándo se reiniciarán.
El pasado domingo, Fazlulá declaró una tregua de diez días a la que siguió una suspensión de la ofensiva que el Ejército paquistaní emprendió a fines de julio pasado contra la insurgencia en Swat.
En estos meses, los combates han forzado el desplazamiento de al menos 100.000 personas y han causado la muerte de 1.200 civiles, además de unos 500 insurgentes, según datos oficiales.
El valle de Swat, antiguo destino turístico próximo a Islamabad, ha experimentado desde 2007 una prolongación de la lucha de los talibanes de las indómitas "agencias tribales" que hacen frontera con Afganistán.
La fuerza de la insurgencia es tal que se ha impuesto sobre el veredicto de las urnas hace un año, cuando el Partido Nacionalista Awami (ANP), pastún y laico, venció a los grupos integristas en la NWFP, cuyo Gobierno "administra" las demarcaciones tribales.
El ANP gobierna en la NWFP en coalición con el Partido Popular de Pakistán (PPP) del presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, y es socio del Ejecutivo central.
Fazlulá, conocido como "el maulana FM" por sus arengas radiofónicas, ha aterrorizado a la población de Swat con sus atentados, ajusticiamiento de personas a plena luz del día y destrucción de dos centenares de escuelas, sobre todo femeninas.
El pacto que promueve ahora el Gobierno de la NWFP ha sido criticado por la OTAN, EEUU y el Reino Unido, empeñados en la lucha contra los talibanes en la vecina Afganistán.
Zardari, que ha asegurado que sólo le dará luz verde cuando la paz sea un hecho, insistió hoy en que "no afectará a la política antiterrorista del Gobierno", según los canales de televisión.
El clérigo Mohammed fue excarcelado en 2008, tras seis años en prisión, cuando el PPP se propuso unas primeras negociaciones -fallidas- con distintos líderes talibanes.
"Mohammed ha dirigido su movimiento hacia la no violencia. Creemos que puede hacer prevalecer su visión sobre Fazlulá", razonó a Efe el vicesecretario general del ANP, Hasham Babar.
"Ha habido mucha destrucción y dolor en Swat, no podemos seguir así", abundó, para negar que la implantación de la "sharia" sea una "concesión" del Gobierno ya que ésta "está prevista en la Constitución de Pakistán".
Según Babar, los talibanes de Swat "no están aislados" de los otros grupos que operan en las demarcaciones tribales. "Es un movimiento muy interconectado" y consciente de cuáles son los objetivos de EEUU en la región, dijo.
Con la connivencia del Ejecutivo de Zardari, las fuerzas de EEUU en Afganistán han intensificado en el último año sus ataques aéreos contra objetivos insurgentes en el cinturón tribal, aunque hace dos meses se registró un primero en territorio de la NWFP.
Babar dijo confiar en que las actuales negociaciones sirvan "para discernir entre talibanes malos y buenos y separarlos de Al Qaeda", red terrorista cuya estructura, aseguró, "se está quebrando tanto en Afganistán como en Pakistán".
"Los que critican el acuerdo como un síntoma de debilidad no tienen nada que ofrecer", aseveró, para admitir que si éste fracasa no quedará otra opción más que la militar.
Una fuente diplomática consultada por Efe constató la "gran incertidumbre" que rodea a las negociaciones que, recordó, están "en la línea de lo que el Gobierno del PPP propuso cuando asumió el poder".
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