Este artículo se publicó hace 16 años.
Olmert puede verse obligado hoy a dimitir y cesar el proceso de paz con Abás
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, cuya dimisión le exigen hoy sus adversarios, quedará en el ojo de la tormenta mañana, cuando se publique el informe final sobre sus fallos y los de las Fuerzas Armadas en la guerra de 2006 en el Líbano.
Los partidos de la derecha nacionalista en la oposición parlamentaria, presidida por el ex primer ministro Benjamín Netanyahu, líder del Partido Likud, le exigen que "de un ejemplo personal por sus errores" y anticipe las elecciones, lo que dejaría en suspenso y por tiempo indeterminado, las actuales negociaciones de paz con el presidente palestino, Mahmud Abás.
En la intensa campaña de las últimas semanas para conseguir la dimisión de Olmert, participan reservistas del Ejército que sirvieron durante aquella guerra y otros que consideran que las Fuerzas Armadas no debe inmiscuirse en asuntos políticos.
A raíz de sus negociaciones de paz, Olmert perdió recientemente a un socio, al líder del Partido Israel Beiteinu (Israel es nuestro hogar), Avigdor Lieberman, quien abandonó la coalición con 11 de los 120 escaños del Parlamento y la dejó con una frágil mayoría de 67.
El actual ministro de Defensa, Ehud Barak, líder del Partido Laborista, con 19 escaños, que hace unos meses dijo que Olmert debía dimitir debido a su responsabilidad por los errores que se le atribuyen, se halla hoy bajo gran presión de parte de quienes le exigen seguir en el Gobierno y quienes le conminan a abandonarlo.
Si Olmert dimite y adelanta las elecciones, según todas las encuestas, su sucesor será Netanyahu y con él los partidos de la derecha que impugnan el proceso de paz porque implica la devolución de territorios palestinos ocupados de Cisjordania y de los barrios árabes de Jerusalén, estos últimos anexionados tras la guerra de 1967.
Otra alternativa es que presente la renuncia y que el presidente del Estado, Simón Peres, encomiende la formación de un nuevo Gobierno al legislador "que tenga mejores posibilidades para formar una nueva coalición", en cuyo caso podría ser escogido Barak.
De momento, el contenido de la segunda y última parte del informe elaborado por el juez jubilado Elyahu Winograd y un equipo de expertos independientes -por encargo del Gobierno de Olmert- era hoy una incógnita que tiene en vilo a la opinión pública y a la prensa.
Este tipo de comisiones investigadoras, a diferencia de las judiciales, no tienen atribuciones para exigir la dimisión de Olmert, quien ya anticipó que no tiene intenciones de hacerlo.
Ante la presión de sus seguidores para que Barak se retire del Gobierno, allegados al Primer Ministro le atribuían hoy haber dicho: "¡si lo quieren, que se marchen!"
Hay quienes aseguran, entre los analistas parlamentarios, que los investigadores -quienes ya hallaron responsable a Olmert en la primera parte de su informe por los fallos durante los 34 días de la guerra con la milicia libanesa de Hizbulá en el verano de 2006- se centraron en la segunda parte en los errores de las FFAA, que desde entonces fueron sometidas a amplias reformas para subsanarlos.
Los adversarios de Olmert y de su partido de centro Kadima consideran que, si insiste en seguir al frente del Gobierno en el caso de volver a ser señalado por la Comisión Winograd, hará escarnio de "la responsabilidad de un líder" y de la democracia.
Los que le llaman a seguir en sus funciones alegan que debe hacerlo para "salvar el proceso de paz" que se reanudó tras la Conferencia de Annapolis de noviembre último en Estados Unidos.
El jefe de las FFAA durante la guerra del verano de 2006 -que concluyó con un alto el fuego concertado por el Consejo de Seguridad de la ONU entre Israel y el Líbano, el general del aire Dan Halutz-, y el ministro de Defensa, Amir Peretz, renunciaron a sus cargos.
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