Este artículo se publicó hace 15 años.
O'Neal recibió a Bryant y Jackson, sin voz, y con los brazos abiertos
La primera jornada del Fin de Semana de las estrellas se cumplió, y el gran centro de atención fue el pívot Shaquille O'Neal, del equipo local de los Suns, que recibió a su ex compañero Kobe Bryant y al entrenador Phil Jackson, sin voz, pero con los brazos abiertos.
O'Neal confirmó lo que había anticipado en una entrevista de televisión, que "quería mucho a Kobe", que su enfrentamiento fue "fabricado" y que lo mismo sucedió con las críticas a Jackson.
El mejor ejemplo que todo el "montaje" de su salida de los Ángeles Lakers al concluir la temporada del 2004, se debió más al interés del dueño del equipo californiano, Jerry Buss, que a la lucha de "poder" entre ambas estrellas.
En Phoenix se dio el reencuentro feliz después de cinco años de separación, y lo hicieron vendiendo la imagen de la obra benéfica de la NBA para con los más necesitados de la comunidad.
Los súper millonarios de la NBA acudieron durante unas horas a remodelar una escuela en las afueras de Phoenix, seguidos por decenas de cámaras y periodistas.
O'Neal y Bryant, aunque participaron en los trabajos de la escuela y su patio de recreo, no se hablaron, pero tampoco tuvieron problema a la hora de seleccionar la herramienta con la que dejar para la posteridad su gran obra benéfica.
El comienzo del fin de semana no dejó más que cordialidad y buenas maneras entre las estrellas de la NBA y el único problema para O'Neal fue que se quedó sin habla, y no pudo dar siquiera a conocer las causas de su afonía.
Pero si pudo expresar su sentimiento de satisfacción por tener la posibilidad de compartir de nuevo momentos y el Partido de las Estrellas del domingo con Bryant y Jackson, como en los viejos tiempos.
"Esto será como en los viejos tiempos, habrá recuerdos gratos", reconoció O'Neal. "Kobe está jugando ahora a un nivel maravilloso y demuestra toda su clase", dijo.
O'Neal reiteró que estar de nuevo con Bryant le iba a permitir recordar muchos momentos estelares que ambos vivieron y protagonizaron cuando eran compañeros con los Lakers, y que les permitió ganar tres títulos de liga.
"Será como en los viejos tiempos, puedo recordar --no hace tanto que ocurrió-- que éramos la mejor pareja integrada jamás en el deporte del baloncesto, por lo que será divertido vernos de nuevo en acción y jugar con nuestra personalidad", señaló.
O'Neal se refería al último partido que jugaron juntos y que perdieron en las Finales de la NBA cuando los Pistons de Detroit, bajo la dirección del entrenador Larry Brown, los sorprendieron con una exhibición de juego de equipo y les arrebataron el título de liga, que habían ganado por tres años consecutivos.
Tanto O'Neal como Bryant reconocen que de haber seguido juntos hubiesen podido ganar muchos más, pero Buss y Jackson, que decidió dejar el equipo, no lo permitieron.
O'Neal no tiene problemas en decir que el número de títulos logrados con Kobe de compañero hubiesen sido siete, mientras que al separarse, el veterano pívot logró su cuarto título con los Heat de Miami y Bryant todavía no ha podido disfrutar del cuarto.
"Ahora que ambos recuerdan su pasado, en cierta forma extrañan lo que vivieron, y estoy seguro de que disfrutarán este fin de semana", comentó el escolta Dwyane Wade, ex compañero de O'Neal con los Heat. "Shaq es una gran persona y un excelente compañero y profesional".
Jackson, que ha vuelto al Partido de las Estrellas para dirigir al equipo de la Conferencia Oeste, también llegó pleno de diplomacia y "fair play" al decir que dentro del deporte del baloncesto las cosas no se veían con rencor.
"Las cosas entre Shaq y Kobe evolucionaron como debían hacerlo, y la vida sigue", comentó Jackson. "Ahora lo que cuenta es que van a estar de nuevo juntos en la cancha y será algo muy especial".
Ambos jugadores, como en los viejos tiempos, mostraron también personalidades distintas. O'Neal es siempre ameno, compartió abrazos y apretones de manos con los viejos amigos y rivales, y se mostró feliz de volver al Partido de las Estrellas (el decimoquinto) después de no ser seleccionado el año pasado.
Bryant llegó 45 minutos tarde para su serie de entrevistas con los periodistas, e hizo una mueca de aparente molestia cada vez que se le mencionó el nombre de O'Neal para mostrar el lado personal que menos le ha favorecido desde que llegó a la NBA.
"Todos quieren sacar una noticia de esto, y para nosotros, el asunto no es tan importante", comentó Bryant. "No quiero revivir eso. No fue divertido para mí, de modo que no lo traeré de nuevo a la mente".
Bryant tenía razón, para ellos nunca fue importante, porque de acuerdo al "bonachón" de O'Neal, todo fue un "montaje" para vender más imagen, entradas y se diese más atención al mundo de la NBA.
Pero aun así, la gran atracción y el momento estelar de la 58 edición del Partido de las Estrellas será cuando ambos jugadores se encuentren de nuevo en el campo del US Airways Center, de Phoenix, y se den un gran abrazo.
O'Neal ya lo ha recibido con los brazos abiertos, ahora falta por saber si Bryant, en público, quiere aceptarlos, y hasta que llegue ese momento, ambos seguirán siendo la gran atracción.
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