Este artículo se publicó hace 14 años.
Por qué las mujeres mienten en la cama
Las más jóvenes siguen fingiendo en sus relaciones sexuales por temor a perder a sus parejas
La clave no es si las mujeres mienten o no en la cama, sino saber por qué lo hacen", remarca la psicóloga Raquel Platero, profesora de secundaria y especialista en temas de género. Una encuesta sobre sexualidad hecha pública el pasado miércoles asegura que una de cada tres mujeres cree que a veces es necesario fingir en la cama. Además, según otros estudios similares, lo han hecho en más de una ocasión.
Admitirlo públicamente no es tan fácil. Al oírlo, ellos se indignan y ellas son tildadas de frígidas, pérfidas o ambas cosas. Por ello, Teresa, empresaria de 40 años y feminista declarada, prefiere ocultar su identidad para argumentar por qué ha mentido alguna vez: "No sólo he fingido un orgasmo. También ha podido ser un desastre y he soltado un piadoso ¡qué bien ha estado!, cuando me ha preguntado. Lo he hecho para no ofender. Si le dices a un hombre que es un mal amante, lo hundes. Ellos podrían aprender del instinto de protección del que gozamos algunas féminas, incapaces de ofender y menos gratuitamente".
Una de cada tres encuestadas cree que a veces es necesario fingir
Para la mayoría de las mujeres de más de 60 años, el sexo era una obligación y solían mentir para que sus maridos, que por lo general poco sabían sobre el clítoris, acabaran cuanto antes. Ese recurso sigue siendo bastante común, constata Soledad Muruaga, presidenta de la asociación Mujeres para la Salud. La siguiente generación, entre los 35 y 60 años, ya siente que tiene derecho a pedir, aunque la mayoría "perpetúa el modelo basado en la falocracia, que les produce mucha insatisfacción. Y por ello mienten a menudo", añade esta psicóloga.
Las más jóvenes han cambiado, pero no tanto como podría parecer, asegura Muruaga. Las más abiertas piensan que la liberación sexual consiste en separar sexualidad de afectividad, y que lo contrario es cursi y anticuado. "Creen que para ser modernas tienen que seguir el modelo sexual de los hombres. Dicen que lo normal es alternar varias parejas y que todas las conductas son válidas, si hay consentimiento", añade.
Desconocimiento del placer"Se miden las relaciones por el número de coitos", critica una experta
Lo malo, según esta especialista, es que tienen poco conocimiento del propio placer, reproducen conductas del porno pensado para los hombres y se autoconvencen de que a ellas también les gusta. "Al menos, en una primera etapa, porque después, muchas vienen a la consulta diciendo que se sienten utilizadas e insatisfechas". Para esta feminista, "ese autoengaño es una nueva forma de neomachismo. Ya no hace falta obligarlas a repetir el modelo falocrático, ellas mismas lo hacen por iniciativa propia. El pene es el rey de las relaciones. Además, los artificiales están por todas partes".
Las encuestas también tienen parte de culpa, según Platero. Para empezar, porque suelen preguntar en clave masculina. "Siguen midiendo las relaciones en función del número de coitos", critica. Pero, ¿cuándo es sexo y cuándo no lo es? ¿Por qué no se cuantifica cuántas veces se siente placer en lugar de los condones que se han usado? ¿Por qué nunca se pregunta por los orgasmos múltiples?
No ajustarse a la cantidad de coitos "deseable" produce mucha ansiedad. "Ahora las chicas también quieren dar la talla", asegura Muruaga. "Para lograrlo, mienten. Tienen que ser supermujeres y eso incluye ser muy buenas en la cama. Pero sobre todo, el problema es que fingen porque siguen teniendo la autoestima muy baja. Lo hacen para que sus parejas las acepten y les den afecto".
Platero comprueba a diario este tipo de conducta entre sus alumnas: "Hay chicas muy concienciadas, que saben y dicen lo que quieren, pero la mayoría sigue sometiéndose a lo que ellos desean. Algunas, incluso a la hora de vestirse. Mienten para no poner en peligro la relación".
Sinceridad entre amigasPor suerte, muchas se sinceran con sus amigas. "Se ha hecho mucha mofa sobre el fenómeno de los tuppersex, pero se ha investigado poco a qué obedece que un grupo de mujeres se reúna para hablar de sexo, ¿por qué sienten esa necesidad?", pregunta Platero.
La encuesta que hizo pública el miércoles el Ministerio de Sanidad afirma que las mujeres suelen ser más cómplices entre sí que los hombres, y que el 20% de ellas habla de sexo con sus amigas de manera habitual. Y entonces sí se permiten la franqueza. En lugar de fanfarronear, el 66% dice la verdad.
"Y la verdad es que de vez en cuando exageras. A veces, ni te das cuenta, es parte del juego. Sabes que si lo entusiasmas sales ganando en todos los sentidos. Si la tiene pequeña, le dices que eso te gusta porque es más habilidoso con las manualidades. Si la tiene grande, le dices que el tamaño importa mucho, digan lo que digan", admite Eva, treintañera con pareja estable. "Es triste, lo sé, pero quieres tenerlo contento para que tu vida sea más fácil. Un hombre acomplejado es un fastidio y hay que convivir. Además, en el fondo saben la verdad. Ellos lo tienen más difícil para fingir, pero hay una cosa que se llaman contracciones".
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