Este artículo se publicó hace 15 años.
Marinero de aguas turbulentas
Genet provoca al lector y le coloca en el bando de los enemigos
Homosexual
Un relato autobiográfico amargo, cubierto de ignominia
"Me obstinaba en mi deseo de él. El gamberro a quien quería convertir en un adorno que se empalmase y abriese su culo, y a la vez en un amigo, fue terrible", escribe Genet. Contesta a Sartre, que dijo que escogió libremente su condición sexual, considerándola como una condena irrevocable y doliente.
Violento
Genet provoca al lector y le coloca en el bando de los enemigos
Explica que la atracción por el mal será perenne entre sus niños: "Nada podrá reemplazar a la seducción de aquellos que quebrantan la ley. Porque el acto criminal tiene más importancia que cualquier otro, pues es aquel por el cual alguien se opone a una fuerza tan grande, moral y física".
Peleón
Tan desafiante y provocador que no aguantó la censura
"Pero bromeo, ¿no? y mi humor os resulta pesado. Estáis convencidos de que salvaréis a esos niños. Afortunadamente, a la belleza de los gamberros adultos que ellos admiran, a los orgullosos asesinos, no podréis oponer más que vigilantes ridículos", suelta en uno de sus latigazos
Escéptico
Prefiere el mal como modo de cultivar su singularidad
"Vuestra literatura, vuestras bellas artes, vuestros divertimentos de después de cenar celebran el crimen. El talento de vuestros poetas ha glorificado al criminal al que odiáis en vida. Soportad que, por nuestra parte, despreciemos a vuestros poetas y vuestros artistas".
Despectivo
El lector recibe sus críticas por excluir al mal de sus referencias
"No obstante, los héroes de vuestros libros, de vuestras tragedias, de vuestros poemas, de vuestros cuadros están henchidos, continúan siendo el adorno de vuestra vida cuando despreciáis a sus infelices modelos. Hacéis bien: ellos desprecian vuestra mano tendida", escribe para subrayar que el criminal extrae la inspiración de cada uno de sus actos.
Deprimido
La carga de culpa lo arrastra a un estado melancólico y sombrío porun amor no correspondido
"El pensamiento –no la llamada, sino el pensamiento del suicidio– apareció claramente en mí hacia los 40 años, traído, me parece, por el tedio de vivir, por un vacío interior que nada [...] Sin embargo, ningún vértigo, ningún movimiento dramático ni violento me precipitaba hacia la muerte".
Dolido
No encuentra la idea de moral "satánica"
"Su belleza me atrapó. Me uní a él, esperando revivir en él algo que se encontrase al margen de la ley. Él estaba en armonía con el orden del mundo. Cuando me di cuenta era demasiado tarde, lo amaba".
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