Este artículo se publicó hace 13 años.
Luz verde de la eurozona al pacto de competitividad
Merkel logra imponer unos deberes suavizados a sus socios de la UE en el llamado Pacto por el Euro
La canciller alemana Angela Merkel se llevó ayer de una cumbre de los líderes del euro una versión suavizada del pacto por la competitividad que junto a Nicolas Sarkozy llevaba semanas tratando de imponer. Por una parte, la canciller ha conseguido comprometer a los 17 países de la moneda única, que tendrán que debatir y aprobar reformas estructurales de sus economías para que se parezca al motor de la recuperación de la crisis: Alemania. Por otra, los miembros del Eurogrupo han logrado ablandar las exigencias de Merkel y han conseguido un periodo de un año, en el que tendrán que poner en marcha sólo algunas de ellas. "La selección de las medidas específicas seguirá siendo responsabilidad de cada país", reconoce el último borrador del texto, que llegó a la cumbre prácticamente cerrado. Los países miembros deberán anunciar en el plazo de unas semanas cuáles desean cumplir, aplicando "ímpetu político" al "máximo nivel", según el documento que habrían aprobado los dirigentes europeos, que al cierre de esta edición continuaban reunidos.
La medida más destacada del menú es la revisión completa del método de la fijación de salarios para ajustar su evolución a la de la productividad y no sólo a la de los precios. La Comisión Europea y los ministros de Finanzas pasarán a seguir la evolución de los costes laborales unitarios, sector por sector y en función del desarrollo de la economía. Esa medida pretende repetir la experiencia de Alemania en la última década, donde el crecimiento de los costes laborales ha sido muy reducido comparado con sus socios del euro, lo que le ha permitido mantener su posición de exportador por excelencia. La zona euro deberá reducir además las "restricciones injustificadas a los servicios profesionales", como los horarios de apertura rígidos o las limitaciones geográficas de establecimiento y agilizar los pleitos judiciales por motivos comerciales. Las tasas sobre el trabajo deberán "reducirse", según el documento, desplazándose hacia los impuestos indirectos, como el IVA.
El Gobierno dice que el plan «se enmarca» dentro de su espíritu reformista
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, está de acuerdo con "alinear" la evolución de los salarios con la productividad, como adelantó ayer este diario. Además, España está "satisfecha" con el resultado global del pacto, según fuentes diplomáticas, ya que "se enmarca dentro del espíritu reformista del Gobierno" y fomentará la competitividad perdida por la economía desde la entrada en la moneda única. No en vano, el Ejecutivo ya ha hecho una reforma laboral y otra de las pensiones que cumplen a la perfección el espíritu del acuerdo.
Entre el resto de las medidas están prohibir el déficit excesivo a través de normas "vinculantes y suficientemente fuertes", el retraso en la edad de la jubilación, la flexibilización de los contratos de trabajo, el fomento del I+D, y una cierta coordinación fiscal. En particular, esta cooperación fiscal deberá aplicarse a la base imponible del Impuesto de Sociedades, un viejo proyecto de la UE que Bruselas pondrá de nuevo sobre la mesa la próxima semana. La armonización, para la que se necesita unanimidad, ha sido muy criticada por Irlanda, que mantiene un tipo impositivo muy bajo para atraer compañías extranjeras.
La aprobación del plan de competitividad, ya llamado Pacto por el Euro, era una de las prioridades de la canciller, que ayer volvió a recordar a los socios del euro que "los países que tienen que hacer deberes tienen que dejar claro que están dispuestos a hacerlos". Sólo así Merkel dará su brazo a torcer y ampliará el refuerzo del fondo de apoyo al euro, un arma imprescindible contra los ataques de la especulación a la credibilidad de las finanzas portuguesas o españolas.
De hecho, como recuerdan en Bruselas, la aprobación del pacto de ayer es sólo "un elemento" dentro de un "paquete" que será aprobado en otra cumbre dentro de dos semanas. Entre ellos está la ampliación del fondo del euro, dotado con 440.000 millones de euros pero con una capacidad real de préstamo de aproximadamente la mitad. Además, los 27 apuntalarán el Gobierno económico del euro con seis propuestas que incluyen sanciones más duras para el déficit y la deuda excesivas y rebajarán previsiblemente el interés que pagan Irlanda y Grecia por la ayuda que obtuvieron el año pasado. Todas estas medidas forman parte de una "respuesta completa" a los mercados, en palabras de Herman Van Rompuy, que tiene como objetivo enterrar para siempre la inestabilidad financiera y los rescates de madrugada.
Presión internaMerkel se enfrenta a una gran presión en Alemania, donde los partidos que componen su coalición de Gobierno y la opinión pública rechazan más rescates o préstamos a países del euro. Ante el acuerdo de ayer, La canciller avanzó su disponibilidad a reforzar el fondo de apoyo al euro en la próxima cumbre. Eso sí, exigió que se utilice como "último recurso" y no de una manera flexible, a través de líneas de crédito o compra de deuda pública, como piden una mayoría de socios del euro.
Las negociaciones para ampliar el fondo continuarán pasado mañana y se retomarán el lunes siguiente, en una sucesión de reuniones que recuerdan al ajetreo vivido en mayo, cuando el Eurogrupo auxilió a Grecia y creó el fondo de rescate. Sin embargo, la canciller aseguró que, en esta ocasión, "el euro no está en crisis".
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