Este artículo se publicó hace 16 años.
Juli Capella recopila en un libro 101 iconos del diseño "made in Spain"
La botella de jerez Tío Pepe, con su sombrerito cordobés, el tricornio de la Guardia Civil, el Seat 600, el toro de Osborne o la botella de gaseosa La Casera, son algunos de los 101 "iconos" del diseño español que el arquitecto barcelonés Juli Capella ha recopilado en su libro "Made in Spain".
Capella, uno de los nombres más prestigiosos del panorama del diseño nacional, ha elegido para esta selección antológica (publicada por Electa Arte), piezas, objetos y elementos muy diferentes pero habituales de la vida cotidiana, que han formado y forman parte del día a día de las familias españolas y de su imaginario.
El libro ofrece un recorrido ampliamente ilustrado con imágenes de todos estos "iconos" que van desde el mobiliario, a los electrodomésticos, los productos de alimentación e indumentaria, los medios de transporte, o el grafismo en sí, acompañados por comentarios y anécdotas sobre el momento en el que fueron creados.
El volumen se organiza por temas, aunque Capella reconoce que las fronteras entre todos los ámbitos elegidos para la clasificación es "un poco difusa", ya que los objetos podrían estar incluidos en varias de ellas.
Así, en el apartado "hogar" se incluyen la revolucionaria fregona diseñada en Zaragoza por Manuel Jalón en los años 50, pero también el porrón, la bota de vino o el botijo -tan tradicionales y tan anónimos- la bombona naranja de butano, la caja de detergente Norit, el frasco de la colonia Agua Brava, la estufa catalítica SuperSer o las figuritas de la inclasificable, pero exitosa, Casa Lladró.
Dentro del sector del mobiliario, inevitablemente se encuentra la decimonónica silla Calvet de Antoni Gaudí, el sillón BKF de Antoni Bonet, la liviana lámpara Coderch -"la más bonita", según Picasso- o el sofá "Dalilips" salido del tándem Dalí-Tusquets, con la base orgánica de los labios de Mae West.
El abanico -natural del lejano oriente, pero adaptado al carácter local- el sombrero cordobés, la boina o txapela, la peineta, el traje de luces de los toreros, el capirote de los nazarenos -una imagen poco exportable fuera del país por la mala copia de los miembros del Ku Klux Klan- el tricornio de la Guardia Civil o los zapatos Camper y las camisetas de Custo Barcelona, son las aportaciones de España al planeta, en indumentaria popular.
Son los productos de comida y bebida los que quizás más hayan aportado a la cultura visual del español medio, y así lo refleja el libro con las botellas de Anís del Mono, Tío Pepe o gaseosa La Casera, el tarro de Colacao, el estuche de los quesitos El Caserío y de Avecrem, el chupachups, la lata de berberechos, el yogur Danone, la paella, los Conguitos de chocolates Lacasa -políticamente incorrectísimos-, o la tortilla de patatas deconstruida de Ferran Adriá, que no muchos ciudadanos han catado.
Un diseñador como Capella no puede olvidarse de los hitos del grafismo nacional, como el toro de Osborne, cuyo perfil puebla no sólo los campos españoles, sino que ha sustituido popularmente el escudo real de la bandera, la letra 'ñ', los carteles de las películas de Almodóvar, el triángulo verde de El Corte Inglés, Coby y Naranjito, los logos de Repsol y La Caixa, o los escudos del Real Madrid y el Barça, entre otros.
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