Este artículo se publicó hace 15 años.
Israel trata de rebajar la tensión con Turquía pese al desplante militar
El ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, salió hoy al paso de la creciente tensión diplomática con Turquía y defendió las relaciones estratégicas con ese país, pese a que Ankara excluyó al Estado judío de un ejercicio militar conjunto.
"Las relaciones entre Israel y Turquía son estratégicas y han existido durante decenas de años. Pese a los altibajos, Turquía continúa siendo central en nuestra región", aseveró Barak.
Con estas afirmaciones, hechas en una reunión a puerta cerrada y parte de cuyo contenido ha trascendido a la prensa, el responsable de Defensa israelí intentaba acabar con la riada de críticas por parte de analistas y algunos funcionarios de su Ministerio que han sugerido incluso revisar la venta de armamento avanzado a Ankara.
Turquía es el principal aliado musulmán de Israel, y en 1996 firmaron un amplio acuerdo de cooperación militar que incluye el entrenamiento de pilotos israelíes en espacio aéreo turco.
A su vez, Turquía compra equipo militar, incluyendo aviones no tripulados, para combatir contra la guerrilla del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
Pero desde la ofensiva israelí en Gaza en diciembre y enero pasado, los contactos a nivel político se han enfriado sustancialmente y el desempeño de Ankara como mediador con Siria se encuentra totalmente paralizado.
En la mencionada maniobra, que forma parte de los habituales ejercicios militares de la OTAN, iban a participar aviones de Turquía, Estados Unidos, Italia e Israel.
Sin embargo, Turquía informó a Israel el jueves de que no permitiría a los aparatos de su Fuerza Aérea participar en el ejercicio, que se inicia hoy y se prolongará hasta el 24 de octubre en la región de Anatolia.
Ante las duras críticas en Turquía contra la guerra de Gaza, el Gobierno del islamista moderado Recep Tayyip Erdogan decidió bloquear la participación israelí.
El argumento empleado fue que había temor de que entre los aviones israelíes se contaran los que intervinieron en los bombardeos de la franja palestina controlada por Hamás.
En este contexto, cabe recordar el incidente en el Foro Económico de Davos, el pasado enero, en el que Erdogan abandonó indignado un debate sobre Gaza tras una intervención del presidente de Israel, Simon Peres.
El jefe de la diplomacia turca, Ahmet Davutoglu, reconoció hoy por primera vez que la exclusión de Israel de la maniobra militar estaba relacionada con la ofensiva militar israelí en la franja.
"Esperamos que la situación en Gaza mejore, que regrese al carril diplomático y que se cree una nueva atmósfera en las relaciones turco-israelíes también", declaró el ministro turco a la CNN.
Su Ministerio en Ankara afirmaba hoy en un comunicado que "No es correcto derivar del aplazamiento del tramo internacional del ejercicio un significado político".
Pero pese a todos los esfuerzos por aplacar los ánimos, en Israel ya se percibe el "desplante militar" como todo un síntoma del estado de las relaciones diplomáticas entre los dos países, lo que ha llevado al Ministerio de Exteriores a convocar una reunión de urgencia para analizar las consecuencias de la decisión turca.
El profesor Efraim Inbar, jefe del Centro Begin-Sadat (BESA) para Estudios Estratégicos y experto en la materia cree que la decisión resulta sorpresiva después de que en agosto ambos países condujeran un ejercicio naval, y dice que "es reflejo de la creciente islamización de Turquía y su acercamiento a países como Irán".
El experto considera "marginal" el papel que Ankara desempeña como mediador entre Israel y Siria, pues en su opinión "se requiere una implicación de EEUU, que no ha sido posible bajo la Administración Bush".
Algunos académicos han ido más lejos al sugerir que Israel debería reconsiderar su apoyo a Turquía frente a Washington sobre el reconocimiento del genocidio Armenio si continua este estado en las relaciones.
Los hasta hace poco privilegiados lazos políticos y militares con Turquía, que Israel ha cultivado desde su creación en 1948, son el factor que según los armenios ha obstaculizado el reconocimiento por el Estado Judío de la matanza a manos del Imperio Otomano en 1915, en la que perdieron la vida alrededor de millón y medio de personas.
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