Este artículo se publicó hace 15 años.
La FAO advierte de que el hambre sigue creciendo
Una caída en los precios del grano ha llevado a la impresión de que el acceso a los alimentos ya no es una preocupación, pero el número de personas que no tiene suficiente para comer sigue en aumento en un mundo que se enfrenta a la recesión, dijo el lunes Naciones Unidas.
"El nivel de precios sigue un 19 por ciento por encima de la media de 2006 ... así que seguimos en un período de precios altos", dijo Jacques Diouf, director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de la ONU en una conferencia en Bangkok.
Además, estudios recientes de la FAO han mostrado que aunque los precios han caído en los mercados internacionales, los precios al por menor en los países más desarrollados no lo han hecho.
"No sólo está aquí la crisis, sino que se ha visto empeorada por la crisis financiera y económica", declaró Diouf.
Las reservas de cereales estaban en un mínimo de 30 años, y describió la situación como "muy frágil".
"Nos tememos que si cualquier factor climático serio afecta a la producción, volveremos a donde estábamos en 2007. Hemos visto graves inundaciones en Norteamérica y el sur de África", declaró.
La FAO estima que más de 1.000 millones de personas de todo el mundo sufrirá hambre este año por los efectos combinados de la crisis económica mundial y los altos precios de los alimentos.
El número de gente que pasa hambre de forma crónica ha ido en aumento sin cesar, en 75 millones en 2007 y unos 40 millones en 2008. A finales de 2008, 963 millones de personas estaban desnutridas, casi dos tercios de las cuales en la región Asia-Pacífico.
Diouf dijo que era necesario que la ayuda se dirigiera de nuevo a la agricultura.
"El primer y principal elemento es la necesidad de invertir en producción agrícola (para luchar contra el hambre) y esto requeriría 30.000 millones de dólares al año", declaró.
Esa suma, suficiente para ayudar a 500 millones de pequeños agricultores, habría sido considerada alta en el pasado, pero la puso en el contexto de los billones de dólares que los gobiernos occidentales han inyectado en planes para estimular sus economías.
Entre 2006 y 2008, dice la FAO, los precios de los fertilizantes subieron un 170 por ciento y las semillas y alimentos animales en al menos un 70 por ciento, colocándolos fuera del alcance de los pequeños agricultores.
Diouf dijo que los donantes de ayuda necesitaban garantizar que la financiación de la agricultura volviera a los niveles de finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, cuando el 17 por ciento de la ayuda al desarrollo del exterior iba a la agricultura, facilitando una "revolución verde" en Asia y Latinoamérica.
Para esta década, esa cuota se ha hundido a un mero 3 por ciento.
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