Entrevista a Pancho Varona"Las discográficas han sido los primeros piratas y luego la gente se ha vengado de ellas"
Jose Carmona / Fotos: Jairo Vargas
Madrid--Actualizado a
A Pancho Varona (Madrid, 1957) se le humedecen los ojos recordando que una noche cenó con Gabriel García Márquez. O que compuso una canción a medias con el subcomandante Marcos. El lugarteniente de Joaquín Sabina, para paliar la crisis del coronavirus, ahora actúa en casas, jardines y allá donde es reclamado. Además, ha recuperado su banda, Viceversa, con la que dio sus primeros pasos en la música. Productor y mano derecha de Sabina durante toda su carrera, atiende a 'Público' cuando su agenda musical le da un pequeño respiro.
El próximo año cumple 40 años junto a Joaquín Sabina. ¿Hay celebración prevista?
El 2 de mayo de 2022. No solemos... Cuando hicimos 33 años juntos, estábamos en el auditorio de México actuando y cada uno hizo el tres con la mano. Es una foto con mucho cariño. A veces lo comentamos. Yo siempre se lo recuerdo a Jimena [mujer de Joaquín Sabina]: dile a Joaquín que hoy hacemos no sé cuántos años juntos [Risas]. Es un hito en este país llevar juntos 39 años. No conozco ningún caso igual. Serrat y Miralles hicieron 50 años juntos, pero con paréntesis, lo mío ha sido seguido: fidelidad por ambos lados.
Empezaron en 1982, durante la Movida madrileña.
Sí, pero no estábamos metidos en ella. La Movida era una cosa contracultural del centro de Madrid. Nosotros estábamos en La Latina, más politizada, pero sí que la vivimos muy intensamente, aunque era Tierno Galván el que estaba en el centro. Todos éramos muy de Tierno.
"La Movida estuvo demasiado idealizada"
La Movida estuvo demasiado idealizada, era que la gente quería salir de noche y en cada bar había una actuación. En la calle simplemente notabas una ciudad muy animada. Es verdad que había pintura, el cine, la fotografía, el teatro y demás... En aquella época, te metías en un bar y estaba Gabinete Caligari. En la esquina siguiente estaba Nacha Pop en el Penta, enfrente estaba Sabina y Viceversa... En tres calles había tres actuaciones diferentes. Y luego en la plaza del Dos de mayo estaba Radio Futura en el Vía Láctea. El nivel era impresionante. Recuerdo en las fiestas de San Isidro había conciertos gratis donde se metían 100.000 personas. Un día Sabina y Gabinete, al día siguiente The Smiths... Madrid era Woodstock.
Yo me crié en el barrio de Prosperidad. He tenido vecinos ilustres como Wyoming. Me crié entre la zona pija y la pobre, estaba en medio. Mis padres eran funcionarios, con mucho trabajo y mucho esfuerzo vivíamos en una casa alquilada de 50 metros cuadrados, con ellos y mi hermana. Tenían un buen sueldo porque eran funcionarios pero no teníamos dinero para comprar una casa, aunque vivíamos bien. Yo iba al colegio de pago Claret y mi hermana al de monjas.
¿Recuerda la primera canción que escuchó de Sabina?
Sí, Pongamos que hablo de Madrid. Me enamoré de ella inmediatamente. Mi hermana trajo un disco a casa; ella era la melómana, ella compraba los discos. Un día traía un oldies de The Beatles, otro día a Cohen, otro día Mediterráneo... Y un día trajo el disco de La Mandrágora y me enamoré de ellos, así que decidimos mirar en la Guía del Ocio a ver si ese trío que nadie conocía actuaba en Madrid. Así descubrimos que había un bar que se llamaba La Mandrágora y que actuaban allí dos veces a la semana.
Ese escenario pasó a mejor vida.
El bar sigue arriba, y la planta de abajo, donde se actuaba, ahora acumula cajas. Ese escenario, que era un escaloncito pequeño, lloro al verlo, porque yo me enamoré de mi profesión viendo a tres tíos tocar encima de ese escalón. Ahí me enamoré yo.
¿Cómo empezó a trabajar junto a Sabina?
Su banda estaba completa, pero necesitaba un guitarrista eléctrico. Joaquín un día preguntó en La Mandrágora a sus conocidos, porque iba a hacer un concierto en el Teatro Salamanca de Madrid y yo levanté la mano y le dije: "Me las sé todas". Y contratado.
"Yo soñaba con tocar las canciones de Sabina"
Yo soñaba con tocar sus canciones, me sabía todo el repertorio de Sabina y Krahe, porque las tocaba en mi casa y les veía tocar en La Mandrágora, a dos metros de mí. Joaquín me conocía de vista, porque ambos fumábamos Ducados... Joaquín me pedía tabaco porque nunca tuvo ni tendrá tabaco, es de esos [Risas].
Le tuve idealizado porque me encantaba su música, pero nos hicimos amigos muy pronto, y mi ídolo empezó a ser mi amigo, aunque no le desidealicé nunca. Le admiraba muchísimo porque era mi maestro, me enseñó a leer, a escribir, a escuchar música, a traducir a Dylan, a viajar, a qué destacar de cada país... Mi amigo era mi ídolo y maestro y viajamos por todo el mundo.
¿Cómo recuerda su debut?
Joaquín no me despidió después de mi primer concierto porque tuvo piedad de mí. Pero tuvo paciencia. Me sentí muy inseguro de guitarra de Joaquín durante los primeros meses, porque sabía que no daba todo lo que debía. Todo cambió cuando un día me dio una letra y me pidió la música. Se la hice y le gustó, así que entonces me di cuenta de que podía hacer música. Era La Balada de Tolito y luego Ciudadano Cero, ambas del disco Juez y Parte. Cuando hice esas canciones sentí que le devolvía como compositor lo que no le había dado como guitarrista. Ahí empecé a pisar terreno seguro, pero hasta ahí eran arenas movedizas, porque yo no era guitarrista solista ni pretendía dedicarme a la música. Yo pasaba por ahí e iba para funcionario, estudiaba oposiciones, pasaba por La Mandrágora y Joaquín me reclutó. Me venía todo muy grande, pero tras esas canciones pisé terreno firme.
"Joaquín no me despidió después de mi primer concierto porque tuvo piedad de mí"
Ahora ya sé manejar los nervios en el escenario, aunque los sigo pasando. Me han pasado tantas cosas que ya sé salir de cualquier problema, porque me río de mí mismo. La gente en cuanto ve que me río, sabe que el problema deja de ser un problema y se convierte en una broma. Eso es lo que hay que hacer, convertir un problema en un chiste, así sales de cualquier apuro.
¿Nunca soñó con que los focos le apuntaran a usted? ¿Es feliz a un lado del escenario?
No me veo. Tenemos una discusión recurrente con Joaquín. Cuando saqué mi disco en el 95, lo que le dije a la compañía fue: "Por favor, no quiero que mi disco me cambie la vida". Quería seguir estando al lado de Joaquín, siendo su hombre de confianza. Joaquín me decía: "No me creo que tú, si haces un disco, no quieras ir a defenderlo en directo y empezar tu carrera en solitario". Nos hemos tirado noches y noches discutiéndolo [Risas]. Hice el disco porque me lo pidieron. Al final se lo demostré. Cuando Joaquín me dice "Panchito, déjalo todo que nos vamos de gira", yo lo dejo todo.
¿Sufre del síndrome del impostor?
A diario [Risas], cuando voy cantando por la vida cuando no canto un carajo. Pero canto cosas que he compuesto y eso compensa la falta de voz y talento que me veo. No me importa, porque sé que defiendo lo que hago. Pero Joaquín se siente un impostor, y Krahe también lo pensaba. Somos gente sin una gran voz que nos ganamos la vida cantando canciones. Joaquín siempre dice que si la voz de Frank Sinatra se vendiera en El Corte Inglés, se compraba una mañana.
Con la voz de Sinatra no tiene mérito.
Eso decía Krahe. "Sabiendo cantar no tiene mérito. Mérito tengo yo, que no sé cantar" [Risas]. Eso decía él.
¿Cuál ha sido la personalidad que más le ha impactado conocer?
Gabriel García Márquez. Cenar con él... Joaquín decía: "He dado un plantón a un premio Nobel para irme con otro", porque no pudimos ver a Saramago porque habíamos quedado con García Márquez.
En aquella cena con García Márquez me firmó Cien años de soledad. Estábamos en Guadalajara (México) y en la puerta del hotel había estudiantes de 15 o 16 años, vestidos igual todos, esperando a que Sabina bajara para firmarles un autógrafo. Cuando bajaba yo, me seguían, diciéndome: "Fírmeme, maestro Panchito". Bajaba a las cinco horas y ahí seguían. Le conté la anécdota a García Márquez y me firmó el libro con "para el maestro Panchito". Puedo morirme tranquilamente con eso. García Márquez me llamó "maestro", chaval. Estas historias se las debo todas a Joaquín.
Y tienen una canción a medias con el Subcomandante Marcos.
Eso fue maravilloso. Joaquín y yo leíamos sus comunicados con devoción. Incluso se los mandaban a Joaquín por correo. Joder, qué bien escritos estaban qué bien escribe este cabrón, cómo hablaba de la rebelión, del hambre de los indígenas. En alguno de esos textos, de golpe, nombraba a Joaquín, y él se moría del gusto.
"Cómo no vas a estar de parte de los indígenas"
De repente, Marcos dejó unos versos escritos para ponerle música, pero Joaquín no quiso y me los dio a mí. Así que tenemos una canción escrita juntos los tres. Desde entonces, el subcomandante se metía con Joaquín en los comunicados, quería darle celos conmigo, porque decía que yo era el bueno del dúo. Yo era un fanático de Marcos. Esa canción, Como un dolor de muelas, y esa anécdota me las llevo a la tumba pleno de orgullo.
No tenían miedo a decir lo que pensaban.
No, el movimiento zapatista fue un berenjenal considerable en el que Joaquín estaba deseando meterse. Cuando ocurrió, estábamos totalmente de su parte. Cómo no vas a estar de parte de los indígenas. Era una buena acción, usando la mínima violencia posible.
Fiestas del PCE, mítines de IU, apoyo a movimientos sociales en América Latina...¿Echa de menos eso en los artistas jóvenes que ahora son las grandes estrellas de la industria?
Yo sí, hasta ahí puedo leer. Hay gente que se posiciona claramente, y pienso, sinceramente, que si tienes un micrófono en la mano, deberías posicionarte, porque es una filosofía de vida, posicionarse ante la injusticia, no puedes pasar de refilón por miedo a que te salpique. Pero es muy personal y respeto al que no lo hace.
"No sé hasta qué punto [los músicos jóvenes] no están enterados o se hacen los locos"
No sé hasta qué punto [los músicos jóvenes] no están enterados o se hacen los locos, no tengo ni idea. Joaquín se lee cinco periódicos al día. Y luego hay gente que no está enterada o que no le interesa interesarse, o no quieren posicionarse por si acaso. Es muy difícil. Depende de lo que digas te pueden crucificar.
Nosotros nos consideramos de izquierdas, rojos si quieres decirle. Nos consideramos metidos en ese mundo, pero me llevo bien con todos. Te puedes llevar bien con los del Madrid siendo del Atleti.
¿Siente como un ataque a su gremio el encarcelamiento de Pablo Hasél?
La libertad de expresión es fundamental. Te puede gustar más o menos lo que hace Hasél, pero escribir ciertas letras no puede ser nunca un delito. Me parece mal que se encarcele por eso, es lo más que puedo decir, aunque no comparto sus gustos y sus textos no me enamoran, pero no debería encarcelarse por eso. Y no me gusta la violencia, ni la de la calle, ni la de la Policía..., no me gusta lo que está pasando.
¿Escucha música nueva?
Sí, me gusta mucho. El otro día escuchaba a Cala Vento, un dúo que me gusta mucho. Y veo lo que hacen Zahara y Perarnau, y buceo en la música española a ver qué encuentro. Me gusta hurgar y enamorarme de la música. Me gusta muchísimo enamorarme.
¿Es posible que finalmente lo latino esté ganando a lo anglosajón?
No creo. Los sajones siempre nos sacarán décadas de distancia, no solo en música; también en producción, industria, sonido... Creo que siguen estando muy adelantados.
El reguetón es más escuchado que el rock, de ahí lo de la posible victoria. ¿Por qué históricos del rock latinoamericano no triunfaban en España?
"No hemos sido agradecidos musicalmente con lo que viene de América Latina"
Me alegro muchísimo de ese éxito. Lo de no escuchar a gente de allí ha pasado mucho con mexicanos, argentinos... En cambio, allí nos han aceptado siempre muy bien, éramos escuchados con mucho cariño. Aquí no han triunfado Fito Páez, Charly García... Chavela triunfó gracias a Almodóvar, es como si nos costara aceptar cosas de fuera. No se conoce apenas el tango, la canción mexicana, no se conoce a José Alfredo, a Gardel... No hemos sido agradecidos musicalmente con lo que viene de América Latina. Ahora sí, están llegando y vienen mucho más, gente que hace reguetón y trap.
¿Ha habido un desplazamiento del rock a un segundo plano?
La música que me importa ahora es la misma que antes. Mientras The Who siga activo, los Stones tengan una gira pendiente y Dylan esté en su gira perpetua... Mientras eso siga pasando, lo que pase con el reguetón me da igual. Al que le guste, que lo compre y el que quiera que lo baile, yo sigo siendo feliz con mis Who.
Usted era guitarrista y se pasó al bajo.
Hace unos catorce años, un día Joaquín cambió de banda y formó una nueva, y me ofreció el bajo para ahorrarse un sueldo [Risas]. Me pareció de puta madre. No soy un gran bajista, pero mi trabajo es formar la banda, ser el director musical en el escenario... Me defendí sin ser un gran bajista. A la hora de recuperar la guitarra había que matarse a codazos, y, además, recuperar mi puesto suponía despedir a un compañero. Eso es terrible. No se me ocurrió proponerlo, porque eso supondría echar a Jaime Alsúa, que es mi hermano. Pero en la gira de Lo Niego Todo volví a la guitarra, por fin.
¿Qué tres canciones elegiría de Sabina para enseñar a las nuevas generaciones?
[Se queda pensando durante un minuto] Nunca me lo habían preguntado. En cuanto a canciones hermosísimas, les pondría Peces de Ciudad. Pero para engancharles con algo más moderno, sería El rocanrol de los idiotas. La batería está muy fresca, la estructura es atrevida, la letra es muy bonita, la canción es alegre... Pondría esa para convencerles de que Joaquín es un tipo divertido y Peces de Ciudad para demostrar qué canciones inmensas hace.
Pero para que la gente aprenda del Sabina profundo, el que llora, Purísima y oro. Es la tercera canción para los que quieren saber del Sabina de la posguerra, el de los toros y Manolete, de Lupe Sino y Chicote.
¿'Peces de ciudad' era para Ana Belén?
No, era para él, pero Ana Belén la escuchó, le gustó, y Joaquín se la dio. Eso demuestra lo generoso que es Joaquín. Estaban cenando en su casa Víctor Manuel y ella y como le gustó se la regaló. Los autores somos él y yo. Cuando la cantamos en directo explica que esa letra no sabe bien exactamente qué quiere decir, pero que era lo que quería escribir. Y en cambio, en universidades latinoamericanas han estudiado las letras y han llegado a conclusiones que ni el artista sabe.
Esa capacidad de dibujar un escenario con siete palabras.
Joaquín tiene un verso en La canción más hermosa del mundo que dice: "Qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario", que es su vida entera. En ese verso está su historia, su vida, su ciudad, sus padres... Su padre era comisario, su madre era Adela, Adelita era la canción ranchera del género que tanto le gustaba... El Sabina mago consigue meter en siete palabras un mundo entero. La gente pasa por ese verso sin darse cuenta. Por eso me gusta explicar las canciones, para que la gente sienta el escalofrío que estoy sintiendo yo ahora mismo.
Ha producido casi todos los discos de Sabina. ¿Disfruta esa faceta?
Disfruto, pero sufro el buscarle título al disco, poner el orden de canciones, hacer una producción ejecutiva... Y luego Antonio García de Diego disfruta la parte más musical. Yo disfruto la construcción del disco. Pienso en cosas como que no haya dos canciones seguidas en La Mayor, tonterías de esas que el público ni se da cuenta. O que las canciones respiren entre ellas... Esas cosas a mí me enamoran. Pero el estudio me cansa muchísimo. Como productor no me gusta ser protagonista, las decisiones importantes al final se las dejábamos a Joaquín.
¿Hasta qué punto es clave la figura de un productor en un disco?
"No hay cosa peor que un productor estrella"
Si las canciones son muy buenas, es muy difícil cargarse el disco, aunque el productor sea muy malo. Cuando hay buenas canciones, el disco tiene que salir a flote, aunque la producción no sea brillante. Tú tienes la responsabilidad de no molestar a las canciones. No hay cosa peor que un productor estrella, que se note su huella. Eso es terrible, porque les importa más el prestigio que la canción en sí. Vamos a dejarnos de solos de guitarra que no vienen a cuento. Cuanto menos destaque un productor, mejor.
Desde 'Esta boca es mía' hasta 'Nos sobran los motivos', de 1994 al 2000. ¿Es vuestro mejor momento?
Yo sí lo pienso. Esta boca es mía y Yo, mi, me, contigo son nuestros mejores discos. Yo, mi, me, contigo, ya no solo por el nivel de los invitados: Calamaro, Los Rodriguez, Manu Chao..., es que trabajamos con Manu Chao. Yo le veía en el estudio y pensaba: "Joder, estoy con Manu Chao". Otra con Pedro Guerra, otra con Charly García... Para mí, es el disco por excelencia.
¿Deja fuera '19 días y 500 noches'?
He discutido con mucha gente por ese disco. Tiene un repertorio fantástico, pero para mí está muy mal producido. Joaquín pidió a Alejo Stivel que no le maquillara la voz. Y se lo respetó tanto que suena a rayos.
Está bien que suene cruda, pero acostumbrado a estar con Joaquín 39 años, su voz me chirría. Y musicalmente está poco arreglado. Creo que es decirle al guitarrista: "Venga, ponte a tocar".
Y el directo 'Nos sobran los motivos', el final perfecto para ese ciclo.
Pasó una cosa que no sabe mucha gente. Eran tan bonitos los directos de esa gira que le pedí a Juanito, el técnico de sonido, que nos lo grabara con calidad. Y al terminar cada concierto, me daba el minidisc. Lo escuchaba y pensaba, joder qué bonito mezclado. Me junté con cuarenta discos de la gira.
Al terminar toda la gira, nos dice la discográfica: "Oye, pues podríamos hacer un directo de la gira". Les dije que tenía todo grabado, elegimos las mejores versiones y lo hicimos disco. Todavía estoy esperando que me den las gracias del pastizal que les ahorré; uno solo de Sony, que me dé las gracias. Así son las compañías, y eso que Sony son mis hermanos y les adoro. Pero quiero decir, terminan de grabar Lo Niego Todo y Sony no me regala el disco. Me lo regala Joaquín.
Las compañías se desmoronan y nadie las ha llorado demasiado...
"Las discográficas han sido los primeros piratas y luego la gente se ha vengado de ellas"
Siempre digo una cosa que les puede doler. Ellos han sido los primeros piratas y luego la gente se ha vengado de ellas. Creo que ha pasado algo así. Hemos pagado 18 euros por un disco de diez canciones. Cuando la gente ha podido llevárselo gratis, lo ha hecho, por todo lo que ha pagado. Hay mucha gente que se ha enfadado mucho con ellos. Y, en parte, aunque me joda, les entiendo, porque va contra mi economía. Los primeros que han abusado de la industria han sido los de las discográficas.
¿Quién podría ser el nuevo Sabina? Él siempre dice que Leiva.
Quique González ha sido lo más cercano, seguramente. Leiva es un profesional enorme, con un talento y afán por mejorar como pocas veces he visto, pero creo que no tiene mucho que ver con ser el nuevo Sabina. A lo mejor es el nuevo Miguel Ríos.
Creo que no hay gente a la altura de Aute, Sabina o Serrat. Sé que suena a abuelo cebolleta, pero lo digo de corazón. Hay gente muy bien intencionada haciendo música, pero no lo veo. Y, además, hay una cosa que le puede joder a Leiva, pero así lo siento: me gustaba más Pereza que Leiva en solitario. Amo a Rubén también, y creo que separados no han conseguido lo que hicieron juntos. Los tres discos que empiezan por A, Animales, Aproximaciones y Aviones, esos tres discos son maravillosos. El Aproximaciones es su propio Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. También me gustan mucho Love of Lesbian. Es posible que Santi y Julián [Santi Balmes y Julían Saldarriaga] sean un Sabina/Varona. Nunca lo había pensado.
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