Este artículo se publicó hace 14 años.
Bono marca al Gobierno la "línea roja" frente a ETA
Aprovecha el homenaje del Congreso a las víctimas para advertir contra los "regates" en la lucha antiterrorista
El Congreso de los Diputados homenajeó ayer a los 1.383 españoles que han perdido la vida a manos de un grupo terrorista y a sus familias. Era la primera vez que la Cámara Baja abría sus puertas en una jornada dominical para realizar un acto público. Y lo hacía el día en que se cumplían cincuenta años del crimen de la niña Begoña Urroz, señalado como el primer asesinato de ETA, la banda terrorista responsable de las dos terceras partes de los asesinatos terroristas en España.
Fue un acto solemne con dos únicas intervenciones, las de la primera y tercera autoridades del Estado, el rey y el presidente de la Cámara Baja, José Bono. El primero dijo que el fin del terrorismo se debe alcanzar utilizando "todos los instrumentos del Estado de derecho". El segundo fue más allá y, ante una representación de todas las instituciones, de las víctimas y con la mayoría de los diputados a los que representa escuchando, se atrevió a marcar al Gobierno la "línea roja" que, según su criterio, no se debe cruzar en el combate a los violentos. "En lucha antiterrorista, señorías, todos a una: ni un regate de más, ni un paso de menos. Deberíamos amonestar públicamente a quien se atreva a pisar la línea roja", lanzó Bono.
"Es Bono", comenta resignado un miembro del Gobierno
Para el lehendakari, Patxi López, esos límites a los que se refirió Bono siempre han existido en la lucha antiterrorista. "Yo creo que ahora todo el mundo estamos dentro de la línea roja", afirmó a la salida del hemiciclo. El lehendakari fue el único presidente autonómico que acudió al acto, acompañado de su consejero de Interior, Rodolfo Ares.
Once meses después del último atentado mortal de ETA, con sus bases convencidas de que lo más conveniente para sus intereses es un proceso "sin violencia" y los rumores de una tregua doblando las cuatro esquinas de la política vasca, el presidente del Congreso aprovechó la tribuna para expresar su opinión, que ya había adelantado en una entrevista publicada esa misma mañana en un medio conservador. "Cualquier indicio de permisividad hacia los entornos del terror es absolutamente imperdonable", advirtió en el hemiciclo. Y siguió despachándose: "Los ciudadanos tienen que castigar severamente al político que se distraiga en este camino. En la lucha antiterrorista no caben los tibios".
Su discurso fue alabado después por los representantes de las víctimas, algunas de las cuales no pudieron contener la emoción durante el homenaje de la Cámara. Pero entre los escaños cundía el desconcierto por el cariz poco institucional de las palabras del presidente del Congreso. A partir de ahí, se pudo recoger desde el total acuerdo de las filas conservadoras con los postulados de Bono, a las críticas en privado de sus compañeros socialistas y el enfado indisimulado del resto de diputados de la izquierda y los nacionalistas. "Se ha olvidado de muchos de los que estábamos también homenajeando a las víctimas y que tenemos otra concepción del Estado español y de la política como instrumento para salir de este drama. Ha fallado el quién, el cuándo y el cómo", declaró a Público la portavoz de Nafarroa Bai, Uxue Barcos.
Las víctimas muestran su satisfacción con el homenaje
Las "deslealtades" de MayorDesde los escaños socialistas, un diputado vasco lamentaba en privado que Bono sólo hubiera atacado una forma de enfrentar el final de ETA, olvidándose de "deslealtades" como las que protagoniza a menudo Jaime Mayor Oreja. El ex ministro del Interior había criticado la víspera la reforma de la Ley de Asistencia a las Víctimas del Terrorismo por considerarla parte de la "representación teatral" de un supuesto acuerdo entre la banda y el presidente del Gobierno. En una conversación informal con la prensa, el presidente del PP, Mariano Rajoy, evitó comentar las palabras del portavoz del Grupo Popular en la Eurocámara.
La representación del Gobierno la encabezó la presidenta en funciones, María Teresa Fernández de la Vega (Zapatero se encontraba en la cumbre del G-20 de Toronto). Sobre el discurso del presidente de la Cámara Baja, uno de los diez ministros asistentes se limitó a comentar con resignación: "Es Bono", en referencia al modo de actuar de su compañero de partido. Una reacción parecida mantuvieron el único diputado de ERC que acudió, Francesc Canet, y el portavoz de IU, Gaspar Llamazares. Ambos dijeron no sorprenderse a estas alturas de las palabras de Bono y prefirieron poner el acento en el carácter unitario del acto.
"La permisividad con los entornos es inadmisible", lanza Bono
A su término, las víctimas pudieron saludar a los reyes. Juan Carlos apeló a "agradecer su coraje, proteger su dignidad, garantizar sus derechos y reparar su sufrimiento". En el salón de los Pasos Perdidos se vivió después un momento más distendido. A la charla animada de las víctimas con los reyes se unían insólitas escenas de cordialidad, como la que protagonizó la presidenta de la Asociación de Afectados del 11-M, Pilar Manjón, cuando se acercó a saludar a Mariano Rajoy. O las continuas solicitudes para saludar y fotografiarse con la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua, quien había rechazado los ofrecimientos de la Cámara para tener cualquier protagonismo durante el acto de homenaje. Al término, la nueva presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, se mostró "muy satisfecha" con el desarrollo del homenaje, durante el que se guardó un minuto de silencio.
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