Este artículo se publicó hace 13 años.
El arrojo del candidato más tímido
Colomer, azote de Fabra, sufre la marginación del aparato del PSOE
El ruido de las charangas transcurre atronador por la principal avenida de Vila Real. Es la fiesta del patrón, San Pascual, y la ciudad ha quedado sumergida bajo la niebla espesa de las incontables paellas que crepitan en las calles. La fiesta se vive por peñas y la de la agrupación socialista es El Vermelló. Sentados en una mesa de apostólica cuadratura, todos los rostros ríen y brindan con estrépito. Todos menos uno. Francesc Colomer, portavoz en la diputación, mastica de manera taciturna el arroz. No está a disgusto, pero el bullicio le perturba.
Tímido, austero y melancólico, Colomer se siente desplazado cuando la campaña se barniza de jolgorio. En cambio, es locuaz e incisivo en la acción política, sobre todo frente a Carlos Fabra, el todopoderoso y multiimputado presidente de la Diputación provincial, a quien desquició repetidamente durante la pasada legislatura. Las hemerotecas describen un enfrentamiento desgarrador y desigual. El duelo entre la hipérbole y la sutilidad, entre el insulto y el argumento. 50 batallas, una por cada pleno, durante cuatro años.
Colomer ha padecido los insultos de Fabra durante cuatro años
La escena era siempre la misma. Colomer llegaba, ocupaba su escaño y preguntaba tercamente: "¿De dónde saca usted los millones que le reclama Hacienda y que no puede justificar?". Acto seguido, la lengua de Fabra le caía encima como un látigo: "¡Usted es un don nadie! ¡Un sinvergüenza!". "¡Seré un don nadie, pero no un presunto corrupto como usted!", se revolvía Colomer. Entonces la sesión descarrilaba y se hacía añicos. En una ocasión, Fabra se dejó el micro abierto y resonó con desdén: "¡Qué hijo de puta!". Nunca se disculpó. Es más, explicó que decir "hijo de puta" es muy común en Castellón. Tanto, que en el último pleno, el de su despedida de la política, lo volvió a soltar. "Hijo de puta, qué cara más dura tienes", le escupió casi al oído el líder del PP mientras abandonaba la sala.
Sus allegados aseguran que Colomer es un hombre de principios, sensible y a quien las bravuconadas le escuecen como navajazos. "Ha sido muy duro", reflexiona con un compañero de partido en el Teatro Apolo de Onda, en el epicentro castellonense del azulejo. Esperan a Jorge Alarte, cabeza de cartel en el mitin. Cuando llega, el saludo entre ambos es cordial aunque frío. Colomer le presentó una lista para Les Corts y Alarte se la tumbó para incluir a algunos de los suyos. "O todos o ninguno", le dijo Colomer. El líder del PSPV no transigió y Colomer no pisará el Parlamento valenciano. El episodio fue mal digerido en Castellón, donde la férrea disciplina de Alarte sentó casi tan mal como un exabrupto de Fabra.
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