Este artículo se publicó hace 13 años.
Al menos 70 muertos en las protestas de Siria
Las fuerzas de seguridad llegaron a usar armas de fuego contra los manifestantes, que exigieron el fin del régimen del presidente Bahsar al-Asad
Eugenio García Gascón
Al menos 70 personas murieron en las protestas que tuvieron lugar hoy por toda Siria exigiendo el fin del régimen del presidente Bahsar al-Asad, y que contaron con la participación de miles de manifestantes después de la oración del mediodía en las mezquitas.
En algunos casos, las fuerzas de seguridad, incluido el Ejército, disolvieron las protestas con medios antidisturbios, incluidos gases lacrimógenos, pero en otras ocasiones usaron fuego real.
La concentración de Damasco contó con una participación relativamente reducida, de sólo unas tres mil personas, pero fue disuelta sin contemplaciones en pocos minutos mediante una actuación enérgica de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, se registraron al menos tres muertos, siendo las primeras víctimas mortales en la capital desde que se iniciaron los desórdenes el 17 de marzo.
Durante la oración previa a la concentración, el imán de la mezquita del barrio de Midan criticó al régimen y advirtió que Dios se vengará de quienes están causando las muertes. Los imanes de otras mezquitas arengaron a los fieles de una manera similar, estimulándoles a manifestarse.
Prácticamente todas las localidades de cierto tamaño tuvieron su manifestación del Gran Viernes, como se denominó la jornada de hoy. Algunas informaciones que transmitieron los activistas daban cuenta de decenas de muertos, hasta más de un centenar, en todo el país, aunque estos datos no pudieron contrastarse debido a las limitaciones y a la censura que han impuesto las autoridades.
Unos 15 muertos en IzraaUna de las localidades donde se registraron más muertes fue Izraa, que está cerca de la ciudad de Deraa, donde se iniciaron las protestas. En Izraa hubo al menos 15 muertos, según fuentes sanitarias y algunos activistas. En Duma, cerca de Damasco, hubo al menos ocho muertos. En el suburbio damasceno de Moadamia, otros ocho muertos. En Zamalka, cinco y en Harasta, cinco.
En Homs, que ha sido el lugar más caliente durante la semana, las protestas también contaron con miles de sirios. En esta ciudad del centro del país, los activistas dieron cuenta de al menos 15 muertos. Al caer la noche había numerosas personas atrapadas entre los edificios de los barrios de Bayada y Bab Amar, y se escuchaban disparos de francotiradores apostados en los tejados.
En las ciudades de mayoría kurda de Qamishli y Amuda, en el norte, participaron al menos cinco mil manifestantes. Recientemente, el presidente Asad otorgó la nacionalidad siria a miles de kurdos que hasta ahora vivían en un limbo jurídico, pero esta concesión no ha servido para terminar con las protestas de los kurdos.
Concesiones del régimenDe hecho, las concesiones del régimen se han multiplicado en las últimas semanas, aunque no han reducido las protestas. El fin del estado de emergencia que ha estado en vigor durante casi medio siglo tampoco ha acabado con los desórdenes. Cuanto más ceden las autoridades, más exigencias tienen los manifestantes.
"¿Acaso el mártir Hatem Hana era un cristiano salafista?", se leía en una pancarta en la ciudad mediterránea de Baniyas, donde también se manifestaron algunos millares de personas. La pancarta hacía alusión a un joven muerto recientemente que obviamente no podía ser islamista salafista siendo cristiano.
El gobierno sirio no se cansa de repetir que grupos foráneos relacionados con el islamismo radical están dirigiendo las protestas, aunque es evidente que también hay grupos de las minorías kurda y drusa, y en menor número cristiana, que participan en las manifestaciones.
Los islamistas, en segundo planoTambién es cierto que las consignas que se gritan son algunas veces religiosas, pero, como ocurrió en la revolución egipcia del 25 de enero, los islamistas prefieren mantenerse en un segundo plano y dejar la revolución en manos de laicos, aunque a muy pocos se les escapa que constituyen el sector más fuerte de la oposición, y que si ellos exigen democracia es porque están seguros de que las urnas jugarán a su favor, aunque su ideología no sea democrática.
El gobierno sostiene que los manifestantes, que se cuentan por millares, no representan al conjunto de la población. Y es cierto que las protestas no están siendo tan numerosas como en Túnez o Egipto debido a que buena parte de los sirios temen que una caída del régimen implique una caída en el caos y el descontrol, así como en el traspaso de poder de un régimen autoritario secular a los islamistas.
El régimen se encuentra contra las cuerdas y los manifestantes, como en el caso de Túnez o Egipto, han perdido el miedo a las fuerzas de seguridad. Hoy mismo en varias ciudades se gritaron consignas que indicaban que los sirios están dispuestos a dar la vida por solidaridad con Deraa y Homs, las ciudades donde se han registrado más muertos.
Aplastar las revueltas o abandonar el poderEl régimen tiene ahora dos opciones, o aplastar las revueltas con mano de hierro como ocurrió en 1982 en la ciudad de Hama, o abandonar el poder y confiar en que no estalle una guerra civil y que quienes vengan después no ajusten cuentas con el régimen.
Algunos analistas comentan que la administración estadounidense carece de una estrategia para el futuro de un país como Siria, que es crucial en la región. El miedo a que estalle una guerra civil es grande y hay informaciones que apuntan que muchos sirios están proveyéndose de armas procedentes de Líbano e Iraq.
Después de lo ocurrido hoy, le toca mover ficha al rais Asad, que se encuentra en la situación más complicada de su mandato y que no puede limitarse a practicar unos cambios puramente cosméticos como hasta ahora.
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