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El verano de las personas en situación de vulnerabilidad: cómo sobrevivir a las temperaturas extremas

Distintas entidades sociales alertan de que el calor durante los meses estivales afecta especialmente a mayores, personas con discapacidad, familias que viven en infraviviendas o sin hogar.

16/07/2024 Una persona mayor camina junto a una terraza en Badajoz (Extremadura). Foto de archivo.
Una persona mayor camina junto a una terraza en Badajoz (Extremadura). Foto de archivo. Andrés Rodríguez / Europa Press

Blanca, Pedro, Rafael y Sergio son cuatro jóvenes con distintas discapacidades y necesidades de apoyo. Todos ellos comparten piso con el programa "Mi casa" de Plena Inclusión en un pueblo de Extremadura, donde el termómetro se dispara en verano. Para escapar del calor se van a una casa rural en Salamanca. Juliana, de 81 años, vive en Zaragoza y durante varias semanas se queda sola porque sus hijos se han ido a la playa y allí no se encuentra a gusto.

Como ella, muchos mayores prefieren quedarse en sus casas, aunque eso suponga horas de aislamiento y de no pisar a penas la calle. Ante esta situación, distintas entidades sociales han explicado algunos de los programas que despliegan en casos de calor extremo para proteger a las personas con vulnerabilidad. Estas temperaturas afectan especialmente a mayores, personas con discapacidad, familias que viven en infraviviendas o personas sin hogar

De Montijo a Béjar

Blanca y su hermano Pedro, ambos con autismo, ya tienen hechas las maletas para alejarse durante unas semanas del calor que azota con fuerza en Montijo (Badajoz). Lo harán junto a sus compañeros de piso, Rafael y Sergio, con discapacidad intelectual severa. Viven en una de las tres viviendas de Plena Inclusión Montijo, conectados con el entorno y acompañados de profesionales que les facilitan los apoyos que cada uno necesita. En otro piso conviven Cristopher, Luis, Adrián y Marcos, que han decidido irse una semana a un chalé de Chipiona (Cádiz) y a una casa rural en agosto, donde pueden realizar actividades adaptadas. 

"La mayoría de las personas que ahora están en los pisos antes se quedaban todo el año en sus casas, con su familia. Llegaba el verano y su vida se apagaba hasta el septiembre", relata María Ángeles Huertas, coordinadora del proyecto. Ahora, gracias a éste, "les ha cambiado la vida", alega, ya que "generar un mecanismo de participación y experiencia comunitaria fuera de aquí era complicado por la necesidad de apoyo que ellos presentan". 

Los vecinos, una buena alternativa para los mayores

Estar pendiente del vecino mayor de la escalera, preguntarle si necesita comprar algo, charlar un rato en el rellano... Para Gustavo García, de la Asociación de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, la "buena vecindad" es clave para combatir el aislamiento, que se acentúa en verano. 

"Es fundamental en estos momentos crear vínculos entre mayores con alguien que está cerca, ya que muchos se han quedado aún más solos ahora que sus hijos se han ido de vacaciones", asevera García sobre los beneficios de la socialización en las personas ancianas para combatir la soledad.

¿Qué tal estás?, ¿has bebido agua?, ¿te subo algo?, son preguntas que ayudan a las personas vulnerables a prevenir la deshidratación y a sentirse un poco más seguras, aunque haya hijos que están pendientes desde la distancia por teléfono. Desde Cruz Roja han creado las denominadas "Agendas de ola de calor": se trata de grupos de personas vulnerables a los que prestan una atención más personalizada a través de llamadas de teléfono, además de facilitarles pautas y consejos. 

"Incidimos en que deben beber agua y otros líquidos aunque no sientan sed, evitar bebidas con cafeína o azucaradas, permanecer el mayor tiempo que puedan en lugares frescos, reducir la actividad física o usar ropa ligera, detalla Virginia Hernández, técnica de Salud de esta organización en Comarcal del Jarama (Madrid). 

A ojos de García, muchos ayuntamientos no tienen en cuenta que las olas de calor son tan peligrosas como las de frío y, sin embargo, no suelen responder con medios de atención a las personas vulnerables. Son especialmente las personas en situación de sinhogarismo las que viven con mayor crudeza las semanas de calor extremo. Por tanto, asevera el profesional, "hay que abrir los albergues y centros para que no sean solo para dormir, sino también durante el día para que puedan estar a la sombra, puedan beber y comer". 

Infraviviendas y familias hacinadas en una habitación

La última Encuesta de Condiciones de Vida publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revelado por cuarto año consecutivo que una de cada cinco personas en España (el 20,7%) no puede mantener una temperatura adecuada en su hogar. Por este motivo, las personas que viven en pisos mal acondicionados, con mala ventilación o sin ventanas, padecen con mayor intensidad los estragos de las olas de calor. Esto se agrava cuando hablamos de aquellas familias que sobreviven en chabolas o infraviviendas.

"Estamos facilitando ventiladores, ahora con el calor, y compramos microondas que son más eficientes que los hornos, pero también damos consejos de consumo para esas familias con dificultades, como bombillas de bajo consumo, todo suma mucho en la factura, indica Hernández en relación al programa "Moviéndonos por el Ahorro Doméstico", que ha impulsado Cruz Roja. 

En las residencias, cambios de rutinas y de menús

Muchas residencias de mayores ya han activado los planes y protocolos de protección a los ancianos y personas con discapacidad de cara al verano. "Son pautas de sentido común, que a veces es lo más eficaz", asegura el presidente de Federación Empresarial de la Dependencia, Ignacio Fernández-Cid, quien recuerda la importancia de la hidratación permanente de los residentes. En el caso de los que padecen patologías múltiples, su protección y cuidados contra el calor deben extremarse. 

Algunas de las medidas que han tomado para garantizar la salud de los mayores en estos centros son limitar la temperatura interior a menos de 26ºC, el uso de ropa de algodón ligera y holgada y la preparación de menús más frescos. No obstante, comenta Fernández-Cid, "muchos mayores siguen demandando los platos de lentejas y de cocido en esta época del año". 

Frente a las quejas de familiares de que algunos centros carecen de aire acondicionado en todo el edificio, el presidente de la Federación considera que los centros sí están preparados. "En los que no hay climatización en las habitaciones es esencial que la tengan en las salas comunes y, cuando llega la hora de acostarse, refrescar las habitaciones abriendo las ventanas", asegura.

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