Si utilizas los auriculares, vas por mal camino cuidando de tus oídos
Dr. Carlos O´Connor Reina
Codirector del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud Marbella y Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar
Existen muchos factores que pueden provocar pérdida de audición o hipoacusia: la formación de tapones, la mucosidad que puede quedarse en el oído medio por un catarro, las otitis derivadas de procesos gripales, la meningitis, el sarampión, determinados fármacos, así como la presbiacusia o pérdida asociada al envejecimiento y al ruido.
Es en este último punto donde nos centramos, la exposición tan frecuente hoy en día a ruidos fuertes, y en muchos casos asociada al ocio, pero también al lugar de trabajo de muchas personas. Pero un aspecto que desconocen muchas personas es que podemos perder audición como consecuencia del empleo de los auriculares en nuestro día a día.
En concreto, la hipoacusia se define como “la incapacidad de una persona de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o mejor que 20 dB”. Ésta puede ser leve, moderada, grave, o profunda, y puede afectar a uno o ambos oídos, de lo que dependerá el tipo de tratamiento que deba seguir el paciente.
¿Por qué se produce?
Esto ocurre porque los auriculares en general, y más especialmente los de tipo tapón, los auriculares ahora tan de moda, favorecen un deterioro de las células ciliadas, encargadas de transmitir las señales al cerebro, lesionándolas y degradándolas, lo que provoca la pérdida de audición.
Actualmente, están en riesgo de perder audición, una pérdida de audición evitable y permanente, por el ruido procedente de los dispositivos de reproducción de música y de otras actividades de ocio más de mil millones de jóvenes adultos, “prácticas poco seguras”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS); un problema que, además, se presenta en población cada vez más joven.
Prevención de la hipoacusia
En consecuencia, debemos concienciar a la población a la hora de prevenir la hipoacusia, una patología irreversible que puede llegar a presentar una importante repercusión en el ámbito tanto laboral como social de las personas que la padecen, afectando de forma considerable a su calidad de vida. es la dificultad para entender las palabras, especialmente en ambientes ruidosos. “Estos síntomas no deben ignorarse, ya que representan una llamada de atención del cuerpo sobre posibles daños en el sistema auditivo”
Para proteger nuestra audición, es conveniente limitar el tiempo de exposición a ruidos intensos y, especialmente, cuando se escucha a través de auriculares. La recomendación médica es limitar el uso de estos dispositivos a 50 minutos al día y que el volumen no supere los 50 decibelios.
Por esta razón, resulta imprescindible la protección sonora, especialmente en el caso de personas que por su oficio están expuestas a altos y continuados niveles de ruido, tanto de maquinaria, como del tráfico, trenes u otras causas.
Asimismo, acudir a un especialista ante cualquier síntoma que nos alerte de una incorrecta recepción del sonido como no entender lo que nos dicen cuando nos hablan. No esperar a que la patología se agrave para consultar con el médico es fundamental.
Síntomas de pérdida de audición
En este contexto, una de las señales de alerta de que posiblemente padezcamos un posible deterioro auditivo es la aparición de acúfenos o tinnitus, que pueden describirse como ruidos en el interior de los oídos sin una fuente externa.
Se trata de señales que se manifiestan y se mantienen a pesar de haber apagado el dispositivo. Es por eso por lo que, ante cualquier señal de alarma, siempre hay que acudir al especialista en Otorrinolaringología para realizar una revisión de la audición.
Hipoacusia infantil
Aunque la pérdida de audición más frecuente está asociada al envejecimiento, también merece una mención especial la alta prevalencia de hipoacusia infantil, en este caso, asociada a factores genéticos, infecciones intrauterinas, asfixia perinatal, otitis crónicas, meningitis u otras infecciones como principales causas.
Se trata de una modalidad que requiere de especial atención ya que la detección temprana constituye un elemento clave para el posterior desarrollo y calidad de vida del menor. Es importante subrayar que nuestro bienestar emocional y social depende en gran medida de nuestra calidad de audición y, en consecuencia, nuestra capacidad de comunicarnos.