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La tala masiva de árboles en un gran parque de Barcelona por las obras de Ferrocarrils genera indignación vecinal

Pese a la oposición vecinal, se han talado casi ochenta árboles en el marco de las obras de ampliación de la L8 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC).

En total han talat 75 arbres del Parc de Joan Miró per les obres de la L8
En total han talado 75 árboles del Parque de Joan Miró por las obres de la L8. Cedida per Xavier Riu

El Parque Joan Miró de Barcelona, ​​uno de los más grandes de la ciudad situado junto a las Arenas de plaza Espanya, luce desde este jueves una imagen completamente distinta a la de hace una semana. Un ejército de máquinas taló un total de 77 árboles en el marco de las obras de ampliación de la L8 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), que unirá las estaciones de Plaza España y Gràcia en siete minutos. La tala ha generado un fuerte malestar entre los vecinos de la zona, que se han organizado bajo la plataforma Salvem el Parc Joan Miró: "Era uno de los pocos pulmones verdes que teníamos en esta zona del Eixample", lamenta el vicepresidente y vocal de urbanismo de la Asociación de Vecinos y Vecinas de l'Esquerra de l'Eixample, Xavier Riu.

La presión vecinal logró reducir de 94 a 75 el número de árboles que tenían que talarse inicialmente y de los 8.800 metros cuadrados afectados, se pasó a 5.300. Además, también lograron alejar el almacén principal de las dovelas para el túnel de la Biblioteca Joan Miró y del Institut Ernest Lluch. Cabe recordar que el Parque Miró es uno de los pocos pulmones verdes del Eixample, un distrito con los índices más altos de contaminación de la ciudad.

A pesar de la reducción de árboles talados, Riu señala que la situación es igual de "dramática". "Que se carguen una arboleda para tener un espacio donde echar tierra es un concepto que debería estar prohibido, es de otra época", apunta. La zona que ahora ha quedado sin árboles debe servir como zona logística de explotación de la tuneladora de las obras. "Es una tontería y no se puede repetir una situación así", asegura. De hecho, Riu explica que había alternativas a la tala, "pero eran más caras y no interesaban".

El Departament de Territori y el Ayuntamiento de Barcelona consideraron en su momento que talar estos árboles era la propuesta "más razonable" después de haber analizado el resto de alternativas que presentaron los vecinos, como desplazar esta zona logística al otro lado del parque –el que toca a la calle Tarragona– u otro justo por debajo de la avenida Paral·lel, que afectaría a un espacio de la Fira. Ambas fueron descartadas por el consistorio. "Cargarse los árboles era la solución fácil y cómoda, pero contradictoria en un momento en el que se está dando tanta importancia a las zonas verdes en las ciudades para hacerlas más habitables", lamenta Riu, que remarca que "el parque es el único espacio que tenemos para alejarnos del ruido y coches".

 "Cargarse los árboles era la solución fácil y cómoda", denuncia Riu

Durante los meses previos a la tala, la plataforma -que cuenta con el apoyo de 52 entidades- ha llevado a cabo acciones como concentraciones, varios cortes en la Gran Vía, e incluso una campaña de apadrinamiento de los árboles afectados. Algunos vecinos han hecho guardia cada mañana en la zona de los árboles para que no talen más de la cuenta. Para los vecinos ahora se entra en una nueva fase: "La fase del ruido, contaminación y movimiento de 150 camiones. Es otra batalla", apunta Riu, quien recuerda que las obras se alargarán al menos tres años.

Debate sobre el modelo de ciudad

En esta línea, la Sindicatura de Greuges de Barcelona ha recomendado al Ayuntamiento promover la creación de una comisión de seguimiento de las obras. Sería una comisión conjunta con la Generalitat, que aseguraría la transmisión de información sobre la evolución de las obras y sus posibles incidencias. El defensor realizará un seguimiento de las actuaciones municipales para garantizar que, una vez se acaben las obras en la zona del parque de Joan Miró, se reposen los espacios verdes y se trasplanten los árboles talados en el parque de Joan Miró.

Más allá de las protestas vecinales, Riu insta a abrir un debate sobre qué modelo de ciudad queremos y hacerlo expansivo a toda la ciudadanía: "Están en riesgo muchas cosas", apunta. "Debemos tener en cuenta los costes medioambientales y de salud que tienen este tipo de acciones. El parque cumple una función social, la gente viene a practicar deporte, se juega a la petanca, lee, pasea... es un refugio dentro de una ciudad como Barcelona", explica.

"El parque cumple una función social (...), es un refugio dentro de una ciudad como Barcelona", apunta Riu

De hecho, hace unos meses, la plataforma redactó un manifiesto de protesta, que recogió más de 2.400 firmas y el apoyo de varias entidades como CCOO o Greenpace, en el que ya planteaba esta cuestión. "En un contexto de emergencia climática es imprescindible priorizar la protección y la creación de zonas verdes en las ciudades. Para el vecindario es inaceptable que las administraciones destruyan un parque público que proporciona refugio, bienestar y salud. Creemos que ambas administraciones han trabajado con total opacidad y les instamos a tener en cuenta las demandas del vecindario", concluye el texto.

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