Este artículo se publicó hace 3 años.
Pobreza energéticaCuando vivir en un barrio obrero significa quedarse sin luz
Barrios de Badalona, Girona y Figueres se quedan sin energía durante los momentos de máximo consumo. Los vecinos señalan la falta de inversiones de Endesa, mientras la eléctrica atribuye los cortes a las sobrecargas producidas por vecinos enganchados a la red ilegalmente.
Maria Rubio
Barcelona-
"Se ha ido la luz, Maria. Hace cinco minutos". La impotencia invade de nuevo Sonia, una vecina del barrio de Sant Roc, en Badalona, que muestra con unas fotografías por Whatsapp cómo se lo monta para iluminar su casa con una linterna a pilas. Como ella, los habitantes de los bloques de su calle se han quedado sin electricidad de nuevo después de comer, como siempre: "Cada día cuento los minutos".
Sant Roc no es el único barrio que sufre cortes de suministro, también pasa en el Culubret, en Figueres, en la Font de la Pólvora, en Girona, y en otros de todo el Estado. Endesa echa las culpas a las sobrecargas producidas a causa de los domicilios enganchados ilegalmente en la red, así como al cultivo de marihuana, que hacen que se cierre el grifo de energía, mientras los vecinos siguen sufriendo cortes de luz con independencia de si pagan las facturas o no y piden ayudas sociales.
Sonia es asmática y hace un mes que no se recupera de una bronquitis producida por el frío: "Las casas son neveras. No duermo bien del frío que hace. ¡Y pago mis facturas!", explica por teléfono para evitar salir a la calle con las bajas temperaturas.
No es la única persona vulnerable en el barrio. También lo es el padre de Mohammed Ariful y su hermano, Anis, que nos acompañan en una visita por el barrio: "Nuestro padre es diabético, anda con muletas y no ve bien. El otro día se cayó en el lavabo porque estaba todo oscuro". Tampoco lo tienen fácil los que teletrabajan. Anis, por ejemplo, teme por su profesión como profesor: "¿Cómo se supone que tengo que cargar el portátil o conectarme a internet?", pregunta.
El sol de enero calienta la fachada de unos bloques de pisos construidos durante el franquismo para acoger barraquistas de Montjuic y el Somorrostro que acusan el paso del tiempo y el abandono institucional. Decenas de personas se apoyan a las paredes y absorben el calor de los rayos solares abrigados con anoraks y bufandas.
"Es miércoles por la mañana y no estoy aquí por gusto. Recojo chatarra, pero con el confinamiento lo tengo muy complicado", explica un hombre, cansado de los periodistas que salen del barrio para publicar su historia, mientras que ningún operario de Endesa entra a arreglar la situación: "Al final se nos irá la cabeza". Un par de bloques más allá, Luís se fuma un cigarrillo, preocupado: "No estoy llevando los niños al cole porque no les puedo poner ropa limpia, es antihigiénico. ¿Y ahora qué? ¿Vendrá la DGAIA a sacármelos?".
En Sant Roc, los vecinos hace más de un mes que protestan por los cortes, pero un gran despliegue policial ha disuadido a muchos de persistir. La pandemia tampoco está poniendo las cosas fáciles en el barrio de la Font de la Pólvora, en Girona, donde según Pamela Heredia, portavoz de la asociación de vecinos, la gente mayor tiene miedo del virus.
Aun así, los vecinos se manifestaban durante el primer día del temporal Filomena contra los cortes "en plena ola de frío": "Llevamos siete años así. En 2013 había pocos, pero ahora cada vez es peor. Los niños sufren, y la gente mayor. No podemos calentarnos, ni guardar la comida". Heredia explica cómo una mujer casi se ahoga cuando la luz se marchó a medianoche y el respiradero que utiliza se apagó: "Su marido y su hijo no descansan vigilando que no se vaya la luz".
Endesa culpa a los vecinos
¿Por qué se dan estos cortes y por qué penalizan vecinos que están al día de las facturas? Endesa los atribuye a "conexiones irregulares" que provocan sobrecargas y que generan "una interrupción preventiva del suministro" que afectan barrios enteros para que no se produzca un incendio.
Aun así, los vecinos, están convencidos de que la red es deficitaria y que no se han hecho las inversiones pertinentes: "Aquí no vienen técnicos. Cuando llegan, llegan escoltados por la policía. No sé a qué tienen miedo, si cuando entran los aplaudimos", dice Mohammed Ariful.
En Sant Roc sienten que los echan: "Cuando ya no se pueda vivir, llegará un inversor a construir pisos", añade. Pamela también cree que hay un trato desigual en su ciudad: "Creo que ha habido un abandono social. Esto no habría pasado en otros barrios de Girona".
"Los técnicos de Endesa vienen escoltados por la policía en Sant Roc, ¡pero si los aplaudimos!"
Quien también ha levantado la voz ante un problema que va a peor han sido los tres ayuntamientos más afectados de Catalunya, con colores políticos muy diferentes. El Ayuntamiento de Girona, liderado por Marta Madrenes (JxCat), ha optado por encargar una auditoría externa cediendo a la presión de los vecinos para dirimir si la red no está en buen estado y por forzar a Endesa a asumir obras de sectorización.
El Ayuntamiento de Figueres, gobernado por una coalición de izquierdas entre ERC, el PSC, Guanyem Figueres y Canviem Figueres, ha optado por abrir un presupuesto de 60.000 euros para ayudas sociales, mientras que el Ayuntamiento de Badalona, con el PP de Xavier García Albiol al frente, centra gran parte de su discurso en perseguir plantaciones de marihuana, puesto que lo considera uno de los problemas principales.
Los ayuntamientos piden que las personas que pinchen la luz regularicen su situación, como explica la regidora de Derechos Sociales de Girona, Marta Pi: "Hemos dicho que ayudaremos a cubrir el coste de los contadores, pero no estamos consiguiendo motivar a los vecinos", lamenta.
"Hay mucha gente enganchada a la red porque años atrás Endesa les quitó el contador"
La portavoz de la Aliança contra la Pobresa Energètica, Maria Campuzano, recuerda que las eléctricas no pueden cortar la luz por impago gracias a la ley catalana de pobreza energética: "Muchos de ellos quizás no saben que si se regularizan, es ilegal que les corten la luz". Pero estos vecinos no tienen muchos incentivos para hacerlo en la situación actual: "¡Pago 200 euros al mes y no tengo luz! Hay mucha gente que ahora está enganchada porque hace unos años les sacaron el contador. No se fían. Prefieren comprarse un motor de gasolina que pagarle a Endesa".
Más allá de la marihuana
Endesa también atribuye estas sobrecargas a las plantaciones de marihuana en estos barrios, como también lo hace Albiol solo con Sant Roc. Por el contrario, el Ayuntamiento de Badalona considera que el principal problema en otros barrios como la Pau o el Centre, que también han sufrido cortes puntuales, es que tienen una red que "ha quedado obsoleta".
"Nos quieren criminalizar. Aquí quien no está actuando para erradicar el problema del tráfico es la policía y los servicios sociales", denuncia Ariful. También cree que es un enfoque erróneo el vicealcalde de Figueres, Pere Casellas, sobre los cortes en el Culubret: "Marihuana hay en toda la comarca del Empordà.
"Marihuana hay en todo el Empordà, también grandes plantaciones en barrios donde no hay cortes"
Se han encontrado grandes plantaciones en muchos otros lugares, como la de Marca de l’Ham en Figueres, y allí no hay cortes de luz". Casellas cree que el argumento del tráfico de drogas sirve para esquivar la atención de los verdaderos focos: "No todo es culpa del tráfico. La situación de pobreza derivada de la covid-19 es crítica, y la carencia de inversiones también".
Barrios de todo el Estado afectados por cortes hacen piña
La situación que viven en los barrios del Culubret (Figueres), Sant Roc (Badalona) y la Font de la Pólvora (Girona) se repite en otros de Madrid, Granada, Almería o Sevilla. "Todos son barrios abandonados por la administración, muy humildes, al margen de las ciudades, y que no tienen el foco mediático que sí que tienen otros lugares de la ciudad", explica la portavoz de la Aliança contra la Pobresa Energètica (APE), Maria Campuzano. Ahora han firmado un manifiesto para reclamar al Gobierno que se encargue de parar los cortes de suministro.
La activista cree necesario hacer auditorías externas para analizar en profundidad el estado de la red, así como que sea la empresa quien asuma los costes de instalar generadores mientras no se soluciona el problema. Otras vías pasan por la sectorización, que implica subdividir la red para que un corte de suministro no deje sin energía todo el barrio, como se está haciendo en Girona, donde han conseguido el compromiso para que Endesa tire adelante con las obras.
La Font de la Pólvora denunciará
La asociación de vecinos de la Font de la Pólvora (Girona) prepara una denuncia contra Endesa por haber dejado sin suministro eléctrico personas que están al día de los pagos: "Si alguien hace las cosas mal, no es culpa de la ciudadanía", denuncia Pamela Heredia, portavoz de la organización.
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