MADRID.- Este martes se repite, un año más, en Tordesillas (Valladolid), el sanguinario evento llamado “Inmemorial Torneo del Toro de la Vega”, donde a caballo o a pie, miles de mujeres y hombres armados con lanzas luchan para acabar con la vida del toro de lidia llamado Rompesuelas.

La presión social en contra de lo que para los animalistas es una aberración ha ido en aumento, con actuaciones como la concentración en la Puerta de Sol donde se juntaron cientos de personas en contra del maltrato animal, al grito de "no es el siglo I es el XXI". Sin embargo, no ha sido suficiente para cambiar el destino del animal este año. Soltarán a Rompesuelas, de 640 kilos y seis años de edad, cerca de la plaza del pueblo y los corredores lo guiarán hasta llegar al prado al otro lado del río Duero.

Por tradición, el primero en pinchar a la res será el que perpetre la brutal ejecución al final del acto, normalmente seccionando la columna con una lanza de dos metros con una punta de 40 centímetros. Sólo en dos circunstancias podría ser indultado el animal: que logre sobrepasar el límite del palenque y escape de los lanceros, y que supere el tiempo que consideren los organizadores suficiente como para que “merezca” ser perdonado, en función de su libre criterio.

Los activistas animalistas aseguran contar con alrededor de 300 personas que acudirán a boicotear el acto, e irán equipados con cámaras ocultas en gafas o relojes para grabar la ejecución del animal. Habrá, además, un despliegue de 150 agentes y un helicóptero de la Guardia Civil para vigilar la zona y evitar los enfrentamientos que podrían surgir cuando los antitaurinos intenten salvar a Rompesuelas del destino que le deparan los seguidores de esta fiesta.

El rechazo social hacia el Toro de la Vega este año ha sido especialmente importante. El partido animalista PACMA inició una campaña llamada Rompe una lanza que ha contado con la presencia de caras conocidas como Dani Rovira o Jorge Javier Vázquez. Asimismo, ha recogido y entregado al PSOE 120.000 firmas para exigir al líder del partido, Pedro Sánchez, que luche por acabar con esta tradición violenta, y en apenas unos días en su página web han sobrepasado esta cantidad, reuniendo casi 130.000 apoyos. Sánchez ya afirmó que se “avergüenza por el Toro de la Vega” y calificó el acto de “salvaje”, mientras que su compañero de partido y alcalde de Tordesillas, José Antonio González Poncela, defiende que este evento sangriento debería continuar porque se trata de un “acto legal”.

Es más, la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVATMA) ha enviado al alcalde del municipio un documento científico que detalla el sufrimiento del Toro de la Vega, pero no ha sido suficiente para cambiar su postura.

Por otro lado, el Observatorio Justicia y Defensa Animal reclamó este lunes ante la Delegación del Gobierno en Castilla y León la suspensión del Toro de la Vega utilizando como argumento un artículo de la nueva ley mordaza. En concreto, cita el artículo 27.2 de la ley, en vigor desde el pasado 1 de julio, que establece que las autoridades podrán suspender los espectáculos y actividades recreativas cuando exista un peligro cierto para personas o se prevean graves alteraciones de la seguridad ciudadana.

PACMA lleva los últimos diez años denunciando el Toro de la Vega. Estos son los últimos cinco toros que no sobrevivieron esta brutal tradición:

Platanito 

En 2010, 35.000 personas acudieron a ver cómo los lanceros acababan con la vida de Platanito. Los habitantes del municipio defienden con orgullo el festejo, y una joven llega a calificar el acto que acaba con la muerte del animal de "emocionante". 
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Afligido

En 2011 fue el turno de Afligido, al que asesinaron tras marearle y torturarle entre gritos y aplausos.
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Volante

En 2012 se debatió quién recibía honor de ser lancero notorio, ya que la ejecución de Volante se realizó "fuera del entorno reglamentario del torneo". 
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Vulcano

En la grabación del asesinato de Vulcano, en 2013, escuchamos a un joven que pide no salir en el vídeo. 
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Elegido

Elegido fue el último en morir, el año pasado, entre los aplausos y gritos de emoción de los seguidores del acto. 
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