Este artículo se publicó hace 7 años.
RacismoPenas de cárcel para dos granjeros blancos que encerraron a un hombre negro en un ataúd
El incidente provocó una condena generalizada de los partidos políticos y de la sociedad civil de Sudáfrica, un país aún profundamente marcado por la tensión racial más de dos décadas después de la caída del régimen segregacionista del apartheid (1994).
Johannesburgo--Actualizado a
La Justicia de Sudáfrica condenó hoy a 14 y 11 años de prisión, respectivamente, a los dos granjeros blancos que metieron a un hombre negro en un ataúd y lo grabaron en un vídeo mientras le amenazaban con prenderle fuego.
El Tribunal Superior de Middleburg (noreste) hizo pública las sentencias tras haberlos declarado culpables el pasado mes de agosto de los delitos de intento de asesinato, secuestro, agresión e intimidación.
Uno de los acusados, Theo Jackson, ha sido condenado a 14 años de cárcel, mientras que el otro, Willem Oosthuizen, ha sido sentenciado a 11 años.
Durante la lectura pública de la resolución, la jueza del caso, Segopotje Mphahlele, describió los delitos como "abominables" y remarcó el hecho de que hayan sido capaces de una conducta así a pesar de haber pasado la mayor parte de sus vidas en una Sudáfrica democrática.
"La ciudadanía debe ser capaz de sentir que la Justicia está progresando seriamente en mantener unas condiciones de vida pacíficas y seguras", argumentó la magistrada.
El vídeo de la agresión contra Mlotshwa fue publicado en noviembre de 2016 por el tabloide Daily Sun, el de más tirada del país y muy popular entre la población negra.
En él, dos hombres blancos vestidos a la manera tradicional de los granjeros sudafricanos le dicen en lengua afrikaans a la víctima que van a rociarle con petróleo, además de amenazar con introducir una serpiente en el ataúd.
La víctima permanece en silencio al principio, pero después empieza a sollozar aterrorizado cuando uno de los dos granjeros intenta cerrar el ataúd empujando la tapa contra su cabeza.
El incidente provocó una condena generalizada de los partidos políticos y de la sociedad civil de Sudáfrica, un país aún profundamente marcado por la tensión racial más de dos décadas después de la caída del régimen segregacionista del apartheid (1994).
Las cicatrices del pasado de dominación blanca y las desigualdades son aún muy evidentes en Sudáfrica pese a los avances graduales logrados en la era democrática.
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