Los Pastorets de Mataró, un esfuerzo teatral colectivo que genera orgullo de ciudad
Cerca de 300 personas representan cada Navidad, desde hace más de cien años, L’estel de Natzaret de Ramon Pàmies en la Sala Cabanyes
Judith Vives
Periodista
Barcelona --Actualizado a
Una tradición que ha pasado de los abuelos a los padres, de los padres a los hijos y de los hijos a los nietos. Así es como los Pastorets de Mataró se han convertido en una tradición centenaria que los mataronenses esperan con entusiasmo cada Navidad.
La representación de los Pastorets es una tradición que la capital del Maresme comparte con otros municipios catalanes y que, en la mayoría de los casos, va mucho más allá de un montaje teatral o un espectáculo musical. Son el resultado de un notable esfuerzo colectivo que, en el caso de Mataró, implica a unas 300 personas, entre actores y técnicos, que participan de forma voluntaria y desinteresada, así como a los músicos que interpretan la música en directo. Reúne a personas de todas las generaciones, muchas de las cuales han participado durante décadas y han visto cómo sus hijos e incluso nietos también se suman, contribuyendo a mantener viva esta tradición.
Mataró exhibe un orgullo de ciudad cuando se habla de sus Pastorets. En 1981 fueron declarados Patrimonio Cultural de la Ciudad en reconocimiento a su singularidad, a sus valores culturales y tradicionales, y a la perseverancia de diversas generaciones de mataronenses para mantenerlos vivos a lo largo de tantos años. En 2016, coincidiendo con el centenario de la primera representación, también recibieron la Cruz de Sant Jordi. Dos reconocimientos que destacan esta labor colectiva y que son todo un símbolo de la vida cultural de la ciudad. Además, son miembros fundadores de la Coordinadora de Pastorets de Catalunya.
En Mataró, los Pastorets se representan ininterrumpidamente desde 1916, con la única excepción de los años de la Guerra Civil. La Navidad de 1939 se pudieron retomar las representaciones, que siempre se han llevado a cabo en catalán. Las primeras funciones se realizaron en el Círcol Catòlic d'Obrers de Mataró. Así nació la sección teatral de la entidad, la Sala Cabanyes, que años más tarde se ampliaría con la construcción del teatro donde hoy en día se siguen representando los Pastorets, además de otras obras de producción propia.
Para los mataronenses, los Pastorets son una escuela de iniciación teatral donde los más pequeños tienen la oportunidad de subir por primera vez a un escenario. En el escenario de la Sala Cabanyes se han formado varios actores y actrices que han hecho carrera profesional, como Jordi Bosch, Joan Pera, Boris Ruiz, Montserrat Vellvehí, Roger Pera, Pere Anglas o Sara Espígul. Otros, aunque no se dedican profesionalmente al teatro, se han convertido en rostros habituales sobre las tablas de la Sala Cabanyes, como es el caso de Jordi Romagosa, Josep Maria de Ramon o Imma Llorens.
Los Pastorets de Ramon Pàmies
El texto que se representa en Mataró es L'Estel de Natzaret, de Ramon Pàmies, un drama lírico que relata el nacimiento de Jesús, pero también el enfrentamiento entre el bien y el mal representado por el ángel y el demonio, las dudas de Naïm, las aventuras de los pastores o las peripecias de los dos pastores más populares de la obra, Jonàs y Mataties.
Aunque la obra no da demasiado margen para innovaciones, los Pastorets de Mataró intentan actualizarse de alguna manera cada año. Este año, por ejemplo, se llevará a cabo por primera vez una codirección artística, a cargo de Lídia Rovira y Xevi Codony, quienes toman el relevo de Marc Abril.
Tanto Codony como Rovira son colaboradores habituales de los Pastorets; él en la parte técnica y Rovira como actriz. Comenzó a colaborar con ellos a los 15 años y lleva ya 36, habiendo interpretado diferentes personajes. Este año da el salto detrás del escenario para codirigir una obra que los mataronenses de toda la vida conocen muy bien, pero que cada vez atrae también a más espectadores procedentes de otros puntos de Cataluña.
Rovira y Codony recibieron la propuesta de codirigir los Pastorets hace dos años, y durante el último año han estado trabajando en la idea de lo que querían hacer con esta obra. “Hemos continuado con la revisión del texto original de Pàmies que se inició cuando el director era Marc Molina”, explica Rovira: “queremos dar mucha importancia al texto y por eso lo hemos revisado con la ayuda de Pep Comas y Roser Trilla”.
El objetivo de esta revisión es hacer más comprensible el catalán que utilizó Pàmies, pero los dos codirectores también están trabajando a fondo con los actores para que reciten este texto de una manera que llegue mejor a los espectadores. Por ello, los ensayos con los protagonistas principales comenzaron a principios de este año, para tener más tiempo de trabajar este aspecto. En este sentido, Rovira explica que se ha realizado un casting para seleccionar a los actores que interpretan los papeles principales, un proceso que ha permitido renovar algunas caras este año: “Queríamos aire fresco y que las personas con interés pudieran acceder, por eso abrimos un casting para todos los personajes”, señala.
Además, los nuevos codirectores han decidido recuperar algunos elementos que se habían dejado de utilizar en los últimos años, como los vuelos de algunos personajes o las proyecciones.
También hay novedades en el apartado musical, cuya dirección asume Clàudia Dubé Oranías. Además de la orquesta de doce músicos, este año se incorpora un coro en el sótano para reforzar las escenas con canto. Desde el año pasado, la partitura de los Pastorets cuenta con nuevos arreglos para las 60 piezas musicales que suenan en el espectáculo, compuestas por los maestros Enric Torra, Felip Vilaró y Miquel Ferrer. Por otro lado, Anna Garcia se une a los Pastorets como coreógrafa, junto a Joan Garcia.
Las escenas más emblemáticas
Los Pastorets son un espectáculo ideal para toda la familia, donde el público puede reír con las peripecias de los pastores, emocionarse con la historia del hijo pródigo o maravillarse con la magia de algunos momentos únicos de esta representación que los mataronenses conocen tan bien.
Uno de los aspectos más singulares de los Pastorets de Mataró es la existencia de un prólogo al inicio del espectáculo, donde aparecen duendes, ninfas y brujas, y que, según explica Lídia Rovira, “representa las supersticiones paganas de la época”, contrapuestas al contenido religioso del resto de la obra.
Este momento, así como las escenas más humorísticas protagonizadas por Jonàs y Mataties, que conectan más con el público infantil y juvenil, contrastan con el dramatismo de la historia de Naïm, que, según Lídia Rovira, “es más real y dramática y llega al público adulto por sus valores”.
Al final del segundo acto tiene lugar el tradicional Ball de les Pedretes, una polka alegre y simpática interpretada por niños y niñas de corta edad, que se ha convertido en un momento muy esperado, al igual que las apariciones de Satanás y su enfrentamiento con el ángel.
Sin embargo, quizá el gran icono de la función es la luna, que mueve los ojos y saca la lengua. Forma parte de los decorados originales de 1916, hechos sobre papel, y que hoy se conservan gracias a la reproducción en nuevos materiales realizada hace unos años en los talleres Castells de Cardedeu.
Todas estas escenas volverán a representarse este año desde el 22 de diciembre hasta el 26 de enero en la Sala Cabanyes. Será la ocasión de comprobar el resultado de todo este esfuerzo colectivo y de ciudad. Paralelamente, este año se ha estrenado la serie documental "Els Pastorets del dret i del revés", coproducida por tvmataró y La Xarxa, que muestra todas las caras del proceso de producción de los Pastorets.