Montcada i Reixac inicia el soterramiento de las vías de tren tras 40 años de lucha vecinal y 179 atropellos
El Gobierno ha adjudicado las obras para atender la demanda histórica y esconder las vías que dividen a la ciudad, con el posible traspaso de Rodalies a la Generalitat de fondo.
Emma Pons Valls
Montcada I Reixac--Actualizado a
A las cinco y media de la tarde el tráfico es constante. El ruido de los niños jugando en el parque de la plaza Lluís Companys y los adultos que los acompañan se ahoga con el paso continuado de trenes sin parada. Las señales acústicas no cesan, las barreras suben y bajan y los trenes pasan silbando, algunos de forma ininterrumpida durante cientos de metros hasta que han superado los dos pasos a nivel de Montcada i Reixac (Barcelona).
Es un punto negro donde ha habido 179 atropellos
Hace pocas semanas, el Gobierno central adjudicó las obras que deben soterrar las vías y hacer pasar a la historia un punto negro en el que ha habido 179 atropellos.
Cuando se completen, el paso de 170 trenes diarios dejará de interferir en el día a día de los montcadenses, acostumbrados a cruzar las vías para ir a la escuela, al trabajo, al súper, a tomar algo. El anuncio se produce cuando el traspaso de Rodalies ha entrado de lleno en las negociaciones por la investidura.
"Cada tres minutos te cierran la barrera. Montcada está muy dividida, las vías segregan muchísimo a la ciudad". Habla Patrícia Espinola, con su hijo en brazos, que se va a casa después de estar un rato en el parque acompañada de su abuela, Josefa García. Como todos los días, esperan en el paso a nivel que separa el parque de su casa, tan sólo un par de calles más allá.
El soterramiento es una reivindicación histórica que parece que ya llega después de décadas de incumplimientos por parte del Estado. La adjudicación, por valor de 540 millones, se hizo a la Unión Temporal de Empresas (UTE) integrada por Comsa-FCC-Ferrovial. Las obras durarán al menos siete años.
Aunque todavía no hay fecha de inicio, en una llamada con Público, el alcalde de Moncada i Reixac, Bartolo Egea, se muestra convencido de que será en 2024. "Ya está muy avanzado, lo tenemos a la vuelta de la esquina. No se había llegado nunca a este punto", celebra.
Desconfianza vecinal tras 30 años de incumplimientos
"Ya me da igual si lo hacen como si no, he estado 20 años pendiente"
Sin embargo, los vecinos no lo tienen tan claro. No confían. Pere, un comerciante que había estado muy activo en esta reivindicación durante años, asegura que se le han pasado las ganas. "Ya me da igual si lo hacen como si no, he estado 20 años pendiente", critica mientras espera que la barrera suba.
Sílvia Coello es otra de las vecinas que toda la vida se ha visto abocada a esperar el paso de los trenes en Moncada: "Cuando yo era pequeña era igual, no me hago la idea de que se acabe". Vive junto a las vías y debe cruzarlas en dirección al centro para llevar a su hijo a la escuela, a inglés, para ir trabajar. "El niño podría ir solo a la escuela, está a una calle. Es la misma calle en la que vivimos, pero dividida por la vía del tren", admite.
Ha habido más de tres décadas de incumplimientos a distinta escala. Alguna vez se había llegado a incluir en los presupuestos estatales, pero nunca llegó a salir adelante. La anterior alcaldesa, Laura Campos, batalló para que figurara como una partida específica, más sólida, y así fue.
"Van cambiando los gobiernos, vienen crisis y hay prioridades. Las asociaciones y el Ayuntamiento siempre hemos ido de la mano, ha habido mucha fuerza política y vecinal para defender algo muy necesario", sostiene el acalde.
Montcada, municipio fronterizo con Barcelona de 35.000 habitantes, está atravesado por numerosas vías del tren -tiene cinco estaciones ferroviarias- y carreteras como la C-17 y la C-33. Pero el recorrido de la línea R2 supone un punto especialmente complicado por los atropellos, y el alcalde aplaude que con el soterramiento se recuperará la seguridad tanto para peatones como coches.
Un túnel de cuatro kilómetros a 35 metros de profundidad
La obra supondrá la construcción de un túnel de cuatro kilómetros que empezará en el barrio de Can Sant Joan, fronterizo con el barrio barcelonés de Vallbona. Estará a 35 metros de profundidad, por debajo de un acuífero. El paquete incluye, además, la construcción de la nueva estación de Montcada i Reixac, a pocos metros de los pasos a nivel que se eliminarán.
El Estado quiere transmitir que está revirtiendo una desinversión crónica
El impulso de esta adjudicación ha coincidido con un momento en el que Rodalies está en el punto de mira por las averías reiteradas y el Estado quiere transmitir, con estas y otras actuaciones, que está empezando a revertir una desinversión crónica en la red ferroviaria. Dentro del Pla Rodalies también se enterrarán las vías en Sant Feliu de Llobregat, por ejemplo, y se están haciendo las obras de desdoblamiento de la R3.
Las incidencias persistentes en el sistema ferroviario, sin embargo, han abonado de nuevo el terreno para la reclamación del traspaso de Rodalies a la Generalitat. ERC ha puesto en el paquete de la investidura esta reivindicación que los partidos independentistas llevan más de 15 años pidiendo.
Los maquinistas, preocupados
En Montcada, los propios maquinistas están muy asustados ante la posibilidad de atropellar a alguien y cada vez hacen sonar más el silbato. Hace poco, un conductor estalló e hizo un largo discurso indignado por megafonía: "Señores viajeros, he pitado 8 veces y siguen pasando por delante del tren".
"Yo vengo de una barriada al centro, y cuando la barrera está bajada, me espero. Pero la gente que vive cerca tiene que pasar tantas veces al día que están más confiados y ya no esperan. Están hartos", reconoce Egea.
Patrícia Espinola coincide: "Entiendo a los maquinistas, pero nosotros somos las primeras víctimas". Ni abuela ni nieta tienen claro si verán las vías soterradas, pero aseguran que con una cubierta ajardinada el paseo quedaría "precioso". Aún se desconocen los detalles del proyecto.
El soterramiento dejará a Montcada menos "hecha trizas"
Xavier también se muestra resignado mientras espera que suba la barrera con su hija de tres años. Vive en un edificio que da justo a las vías: "Es un ruido constante". Tampoco confía nada en que se acaben haciendo las obras.
El soterramiento de la vía unirá los barrios y permitirá a los vecinos pasear con normalidad. Montcada estará algo menos "hecha trizas", según el alcalde. Pero ahora todo esto es sólo un proyecto y la ciudadanía, pese a la adjudicación, no ve al proyecto como una realidad. "Son muchos años de espera, sobre todo los mayores. Pero los jóvenes están más convencidos, están esperando", entiende Egea.
"Hasta que no lo vea terminado, no me lo creeré", dice un señor de mediana edad sentado en un banco, que prefiere no decir su nombre. Reconoce que está acostumbrado a las obras faraónicas, porque vive en La Sagrera, aunque cada día se desplaza a Montcada por su hijo.
Ya cerca de las seis de la tarde, dos señoras cruzan la vía. Una va en silla de ruedas y en un momento dado, la rueda se le atasca. Por suerte, la barrera está levantada y no pasa ningún tren. Pero la otra suspira: "¿Ves el peligro que tiene?".
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