ValencIa
Hay quién quiere ampliar el puerto de su ciudad para convertirlo en un centro de trasvase de mercancías. O hacer del aeropuerto en un hub internacional para el turismo de masas. Y hay también quién aprovecha instalaciones mucho más modestas para especializarse en salvar vidas humanas.
Este es el caso de Borriana, un puerto pequeño, creado a finales del siglo XIX para dar salida a la exportación de naranjas que marcó el desarrollo económico de la comarca, que en los últimos años se ha convertido en la referencia para los barcos de rescate humanitario del mediterráneo. Hasta nueve ONG han hecho de esta ciudad de Castelló su base principal para los paros de larga duración.
Hay diferentes razones que explican esta decisión, como los bajos precios de los amarres en comparación con puertos más grandes o la existencia de los servicios técnicos necesarios, pero hay otra que ha sido decisiva en el hecho que el grosor de las organizaciones humanitarias hayan optado por este puerto: la solidaridad del vecindario.
Vicent Aleixandre es el portavoz de la Aurora, un colectivo nacido para dar todo tipo de apoyo a las tripulaciones de estos barcos: desde las cuestiones logísticas más básicas hasta trámites burocráticos o ayuda médica especializada. "Todo empezó de forma más o menos informal explica Aleixandre el 2018, cuando amarró aquí el barco Open Arms y alguna gente del Casal Popular de Borriana, La Centraleta, nos acercamos por si podíamos ayudar". Con el tiempo, esta colaboración se ha formalizado, estructurado y ampliado, con la creación de Aurora, un colectivo pequeño con solo cinco personas que están "24 horas pendientes del teléfono para cualquier emergencia que pueda surgir", en palabras de Aleixandre pero que canaliza la movilización de decenas de personas de forma mucho más puntual.
De hecho, Aleixandre no se atreve a dar una cifra de la gente que, de una forma u otra participa en esta red. Hay trabajo de todo tipo para todo tipo de gente. "El otro día teníamos que vaciar la bodega de un barco y necesitábamos brazos y vinieron más de veinte personas de un club de kayak polo y el grupo scout. En otro momento necesitábamos una equipación médica muy específico y que no sabíamos ni por donde empezar a buscar y nos lo resolvió una médica", continúa Aleixandre. El nombre es un homenaje a la sociedad de apoyo mutuo creado por los marineros de Borriana a principios del siglo XX.
A partir de la primera relación con el Open Arms, y con la creciente organización de las tareas de solidaridad desde tierra, fue corriéndose la voz entre las diferentes ONG dedicadas al rescate marítimo. Hoy en día, hasta nueve de estas organizaciones han escogido Borriana como puerto de referencia, convirtiéndose en el principal hub mediterráneo de la solidaridad. Ahora mismo hay amarrados los barcos Aita Mari, de la ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitario, el Louise Michel, de bandera alemana y con una tripulación formada casi exclusivamente por mujeres, el Sea Watch 3, del ONG alemana del mismo nombre y el mismo Open Arms.
Iñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario y primer oficial del Aita Mari destaca la importancia de contar con estas organizaciones de apoyo. "Nosotros venimos de Pasaia (Guipúzcoa) donde teníamos un apoyo social muy amplio y aquí en Borriana nos sentimos como casa". Mijangos recuerda que, además del apoyo material y logístico, también hay que sumar el moral: "cuando estás lejos de casa, tener gente con la cual hacer una cerveza y hablar también es muy importante, tener este contacto humano".
Criminalización de Italia
Uno de los motivos que obliga a los barcos de rescate a hacer largos paros técnicos es el rigor de las inspecciones de las autoridades italianas, que pueden alargarse hasta 18 horas y que desde estas organizaciones consideran una "auténtica persecución". Esto les obliga a recalar para hacer costosas revisiones en un proceso que vendría a ser equiparable a la ITV de los vehículos de motor. "Es una forma de drenar nuestros recursos y tenernos varados en el puerto el máximo de tiempo posible", explica Mijangos.
Para resolverlo, los resulta imprescindible un puerto que cuente con astilleros que tengan todas las piezas y herramientas necesarias y al mismo tiempo no tenga una gran actividad comercial y que, por lo tanto, les permita estarse largas temporadas amarrados. Unas condiciones que Borriana cumple a la perfección. Además, Mijangos reconoce que la relación, tanto con la administración de Puertos de la Generalitat como con la Capitanía de Castelló "es muy buena, con un trato excelente, aunque esto no implica que reduzcan el rigor de las inspecciones, simplemente no tienen la hostilidad de las autoridades italianas".
Pero en unos inicios, la relación tampoco fue fácil en Borriana. Aleixandre recuerda que las primeras veces "hubo muchas voces que nos criticaron en el pueblo, tampoco la relación con los pescadores fue fácil, pero con el tiempo ha mejorado mucho". Uno de los motivos es el impacto en la economía local que ha tenido este tipo de actividad. "Ante cualquier tipo de servicio o abastecimiento, priorizamos siempre las empresas locales. Desde el alquiler de vehículos o alojamiento hasta la alimentación, recambios o ropa. Algún día nos tendríamos que poner a sumar facturas y calcular los beneficios económicos para Borriana, pero es un trabajazo que ahora mismo no podemos asumir", explica Aleixandre medio en broma medio seriamente.
Infraestructura permanente
Desde Aurora, pero, parece que no tienen suficiente y ahora quieren hacer nuevos pasos más ambiciosos. El primero es construir una infraestructura permanente en un solar anejo al puerto donde cada ONG tendría un contenedor para guardar su material de forma más cómoda y económica. La autoridad portuaria no se opone a la iniciativa, pero los ha exigido una declaración institucional del ayuntamiento para darles el visto bueno. "En principio el ayuntamiento no se opone, pero esperamos que no nos haga esperar mucho, puesto que querríamos poder tenerlo cuanto antes mejor", apunta Aleixandre.
El segundo proyecto en marcha es la creación de una unidad didáctica sobre migraciones forzosas con colaboración con la ONG alemana Sea Watch y que querrían que lo aprobara la conselleria de Educación. "La parte de sensibilización es otra de nuestras líneas de trabajo más importantes y ahora hemos presentado una exposición con fotografías dadas por las nueve ONG que trabajan con nosotros", concluyen desde la Aurora.
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