Este artículo se publicó hace 6 años.
MenstruaciónErika Irusta: "El tabú menstrual sigue corriendo por nuestras bragas"
'Yo menstruo', de la pedagoga Erika Irusta es un manifiesto sobre el cuerpo menstruando. Insiste en que no hay procesos puramente fisiológicos y que todo responde a una construcción biopsicosicial.
Queralt Castillo Cerezuela
Barcelona-
Erika Irusta (Euskadi, 1983), pedagoga menstrual, publicó su primer libro apenas hace tres años. Diario de un cuerpo (Catedral) era y es una enciclopedia, un compendio que intentaba salir de los estereotipos del cuerpo normativo y que llegó a las librerías para romper tabúes formados alrededor de la mujer menstruando. Con Yo menstruo, también editado por Catedral, Irusta continúa abriendo paso por uno de esos caminos poco explorados: el cuerpo de la mujer desde todas sus vertientes.
Pedagoga de formación, Erika Irusta empezó a investigar la menstruación e hizo una página web, El camino rubí, que pronto tuvo hordas de fans queriendo saber más sobre todo lo que Irusta explicaba. Todo empezó para ella cuando se dio cuenta de que las mujeres sólo prestaban atención a su cuerpo cuando se quedaban embarazadas, pero no antes. "Las mujeres no somos conscientes de nuestro ciclo hormonal y hay una desconexión total en el cuerpo de la mujer: entre lo que pasa cuello hacia abajo y lo que pasa en su cerebro".
Irusta abre paso por el cuerpo de la mujer desde todas sus vertientes
Ahora, con Yo menstruo, Erika Irusta va más allá y parte de dos premisas: "De nuestra menstruación no sabemos nada" y "la menstruación no es el problema. El problema es quién menstrua en esta sociedad". Guiada por Gloria Steinem y el filósofo Paul B. Preciado, la pedagoga y escritora enumera los estudios clínicos sobre la menstruación para acercarlos al gran público. "Yo menstruo es un manifiesto y los manifiestos se escriben para criticar la situación actual, dar propuestas y hacer una llamada a la acción. En este sentido, en el libro intento dar a conocer ideas complejas al cercado de la menstruación en un lenguaje asequible".
La pedagoga asegura que todo lo que nos rodea, incluido el acto de menstruar, responde a un modelo biopsicosocial, un "enfoque participativo de salud y enfermedades que postula que el factor biológico (factores químico y biológicos), los psicológicos (pensamientos, emociones y conductas) y los factores sociales juegan un papel significativo en la actividad humana en el contexto de una enfermedad o una discapacidad ", explica Irusta en el libro. Es decir, "menstruar es un acto cultural".
A través de diferentes mitos que atraviesan el acto de menstruar, Irusta deconstruye el relato que, "desde la moral judeocristiana" se ha formado en torno a la regla y de la construcción social de la etiqueta mujer. "Menstruar, quedarse embarazada, dar el pecho ... Todos son actos culturales, precisamente porque son las mujeres las que lo hacen".
Desmontando falacias
La identidad de la mujer siempre ha ido ligada al sufrimiento. Cuestionar esta premisa resulta complejo, pero lo cierto es que "ningún proceso fisiológico por sí mismo causa dolor". Partiendo de esta premisa, Irusta propone replantear y rehacer el origen del relato para comenzar a relatar de nuevo.
"El dolor se trata como una condición natural de la función menstrual, pero no debería ser así (...) lo aceptamos porque nos han dicho que es lo que nos corresponde. El dolor cronificado, los diagnósticos que llegan tarde, los tratamientos sintomáticos con efectos secundarios no explicados, la falta de investigación sobre nuestro cuerpo, la patologización de nuestros procesos y otras situaciones de no privilegio son el resultado de habitar el mundo desde el Otro Cuerpo ", se lee en las páginas de Yo menstruo.
La pedagoga apunta directamente a la discriminación por parte de la mayoría de profesionales de la salud sobre las mujeres y la falta de investigación y de diagnóstico en en los tiempo adecuados. "Se calcula que el 20% de las mujeres pueden sufrir endometriosis, es decir una de cada cinco. Esta frecuencia representa que la endometriosis es más frecuente que el asma, la diabetes, la epilepsia y el sida juntos. Y no sabemos nada".
Un tabú aún vivo
"Cuando tienes la regla, manchas. Manchar en sí, es una palabra peyorativa y aún hay chicas que cuando compran compresas las esconden. El tabú menstrual sigue corriendo por nuestras bragas". Gracias al "activismo menstrual", el American College of Obstetricians and Gynaecologists reconoce ya la sangre menstrual como el quinto signo vital (los otros cuatro son la temperatura corporal, el pulso, y la frecuencia respiratoria, pero "a pocas mujeres se les ocurre mirar como es su sangre, tocarla olerla. Cuando cagamos, nos miran las cacas: si son blandas, si hace daño, si tienen un color u otro, porque son un indicador de nuestra salud. Si hay algo extraño, vamos al médico y nos piden una muestra. Esto no se hace con la sangre de la regla, porque todavía hay tabú ", dice Irusta.
Aunque pesa el poco valor que se le da a la investigación que las mismas mujeres están haciendo de sus cuerpos, se queja la pedagoga. "Hasta que no es validado por un médico, aquel conocimiento no vale, pero quien mejor que las propias mujeres para conocer su cuerpo?".
La composición de la sangre menstrual da indicaciones del estado de salud de la mujer "la sangre menstrual es la expulsión del endometrio, donde se concentra un importantísimo baile de hormonas. Si la sangre es más espesa o más ligera es importante, no lo podemos pasar por alto, pero a nadie se le ha ocurrido recoger muestras de sangre menstrual. De hecho, todo lo contrario: tenemos obsesión en que desaparezca, cuando en realidad la sangre menstrual nos da pistas de determinadas patologías".
En la búsqueda de la equidad menstrual
"Jennifer Weiss-Wolf, que fue quien propuso el término, plantea cómo se estructura la situación de pobreza menstrual en el mundo. Aquí es relativamente fácil conseguir una compresa, aunque sea un bien de lujo, pero en Nepal no. La equidad menstrual hace referencia a la capacidad que tienen los estados para garantizar que sus personas menstruantes lo hagan con dignidad".
"La equidad menstrual debería estar en la agenda política"
Irusta insiste en que tampoco se ha superado la barrera de la higiene íntima. "En Estados Unidos se está haciendo un trabajo muy interesante, ya que se trabaja el derecho al acceso a tener una higiene íntima digna a través de diferentes disciplinas. Por ejemplo hay un grupo de abogadas que trabajan para que todas las mujeres puedan tener acceso a artículos de higiene íntima".
En Madrid, por ejemplo, hay un grupo llamado menstruaciones Digna Refugiadas, que organiza campañas de recogida de artículos de higiene íntima para las refugiadas. "La equidad menstrual debería estar en la agenda política y en cada una de nuestras decisiones", dice Irusta.
El libro termina con un texto de Gloria Steinem, publicado en octubre de 1978 en la revista Ms. Magazine donde, de manera satírica exponen una serie de cuestiones en torno a la posibilidad de que los hombres menstruasen: "Qué pasaría si, de un día para otro, mágicamente los hombres menstruaran y las mujeres no? La respuesta es evidente: la menstruación se convertiría en una realidad masculina envidiable y digna de alarde ".
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