Este artículo se publicó hace 7 años.
Maltrato animal'Matadero', el documental que muestra sin filtros la industria cárnica
El vídeo, que va acompañado de un informe y un archivo fotográfico, es fruto del trabajo de dos años del activista y fotógrafo 'Tras los Muros'.
Laura L. Ruiz
Madrid--Actualizado a
‘Matadero’. Con este nombre tan contundente aparece el documental del fotógrafo Tras los muros, nombre que busca preservar el anonimato del también activista, ya que la inmensa mayoría de las imágenes que muestra en su trabajo lo hace infiltrándose.
Se trata de un llamamiento “a poner rostro” a los millones de animales que cada día son sacrificados en el mundo para ser consumidos por las personas o por otros animales. En solo 40 minutos el espectador puede tener una idea de lo que esconden los mataderos, lugares de difícil acceso, no solo cubiertos por los ladrillos o el hormigón de sus muros, sino que también son alejados de los núcleos de población para que la opinión pública no pueda ver lo que ocurre dentro. Ni siquiera los consumidores tienen un acceso a la producción. Esta realidad parece dar la razón y se justifica por la famosa cita de Paul McCartney que dice: “Si los mataderos tuvieran paredes de cristal, todos seríamos vegetarianos”.
La película es el trabajo final de dos años de documentación que empezó como un nuevo trabajo de investigación, pero que al final se ha convertido en uno de los documentales más completos y descarnados sobre la industria cárnica.
“Tenía en mente realizar un reportaje e investigación en varios mataderos pero una vez puesto en situación, entendí que podía llegar mucho más lejos y me planteé la posibilidad de realizar también un documental. La idea inicial era registrar todo el proceso con fotografías, que es el medio de todo mi trabajo, pero he sentido la responsabilidad de hacerlo también de forma audiovisual”. Así explica el activista que hay detrás de Tras los Muros este proceso que lo llevó a visitar numerosos mataderos en México.
Preguntado por el porqué de este país, el autor explica que “se dieron las condiciones” para que fuera allí y aclara -para quien pudiera pensar que en otros países como España esta realidad no existe- que “todo lo que ahí se muestra sucede de manera similar en cualquier lugar tal y como queda probado con las investigaciones que han sido realizadas en otros países”. “He sido muy cuidadoso con la selección -continúa-. Muchas de ellas muestran métodos de aturdimiento estándares en todo el mundo, como la electronarcosis, el aturdimiento mecánico con perno cautivo o los baños de agua eléctrico. He incluido algunas imágenes que incumplen la ley pero que también pueden suceder en mataderos de cualquier país tal y como evidencian las investigaciones realizadas en una buena parte de la geografía internacional”.
Investigaciones que han logrado remover conciencias y cambiar legislaciones. A principios de año, unas grabaciones con cámara oculta de la asociación L214 logró que en Francia se impusieran cámaras de vigilancia para controlar el trato a los cerdos en los mataderos. En España. Italia, Alemania y en otras partes del mundo, la asociación Igualdad Animal lleva más de una década denunciando el trato que se le da a los animales gracias a reportajes fotográficos, testimonios de personal de este tipo de instalaciones, denuncias e imágenes de investigadores encubiertos. Uno de los últimos casos ha sido el trato sádico en un matadero de cerdos de Murcia, que fue llevado ante la justicia.
Los animales, los protagonistas
El documental se estructura en episodios, donde se cuenta cómo es el sacrificio de pollos, cerdos, vacas o caballos. Aunque con algunas diferencias -como el método de aturdimiento o sacrificio-, en todos ellos el espectador observa las irregularidades, la crueldad y la normalidad con la que se producen los hechos. En las imágenes se denuncia que no se respetan las mínimas leyes de bienestar animal que aseguran que se debe garantizar la ausencia de dolor, de agonía, de angustia a los animales destinados al consumo. Gallinas que no son aturdidas antes de ser degolladas, cerdos que son apaleados para que salgan del camión en el que son llevados ante el matarife, vacas que son desolladas o mutiladas mientras siguen plenamente conscientes. Además, las leyes a las que hace referencia nada más comenzar el documental -acuñadas en 1965 en Inglaterra por el Farm Animal Welfare Committee y que rigen la inmensa mayoría de las normativas al respecto- también incluye que los animales deben poder tener un comportamiento natural, que deben no padecer de hambre o sed o que no deben sufrir enfermedades.
En ‘Matadero. Lo que la industria cárnica intenta esconder’ se ve cómo las condiciones de transporte son casi tan terribles como el sacrificio en sí. Numerosas horas en las que los animales permanecen hacinados unos encima de otros, o condiciones extremas de calor en la carretera, hace que muchos lleguen muertos por asfixia o aplastamiento al matadero. La angustia, a la que se supone no deben estar expuestos los animales antes de su muerte, está patente en cada fotograma.
Además del tratamiento naturalista del sonido -ausencia total de música o diálogo en su casi totalidad-, cabe destacar la ausencia de edición en las secuencias, más allá de las necesarias para cambiar de un episodio a otro. De esta manera vamos conociendo cómo es el sacrificio de los pollos en una industria más grande y en otras más pequeñas.
Activismo con una cámara
Espacios que son bien conocidos por este fotógrafo, que desde 2014 viene realizando activismo con el nombre de Tras los Muros, pero cuya andadura en favor de los derechos animales viene de mucho antes. El primer trabajo fue un reportaje fotográfico sobre los Sanfermines, imágenes ya icónicas en el movimiento animalista que se siguen usando para denunciar la barbarie en nombre de la tradición. El fotógrafo deja claro que, aunque pueda parecer lo contrario, no es concebido como algo individual. “Colaboro con organizaciones y estoy abierto a propuestas colectivas porque entiendo el proyecto como parte de una comunidad de personas que remamos hacia el mismo sitio”.
Precisamente con otros grupos fue como empezó a conocer las condiciones de vida de los animales y a acceder a sitios no públicos. “La primera vez que entré en una granja fue en 2007, en el curso de una investigación para una organización de derechos animales. Llevaba años tratando con imágenes obtenidas por otros activistas, pero vivirlo en persona fue diferente”, comenta mientras puntualiza que se trataba de una granja de gallinas explotadas por sus huevos. “El ambiente era tan sucio y tan oscuro que no se vislumbraba el fondo del galpón. Me dijero ‘ven, por aquí’, pero no pude. Me quedé paralizado. Esperé por seguridad y me quedé vigilando un hueco por el que habíamos entrado, pero no pude cruzar aquel pasillo”, recuerda.
Desde esos inicios hasta ahora algo ha cambiado en la sociedad y aunque ni se imagina que un documental como ‘Matadero’ pudiera ser emitido en el cine o las televisiones, sí que reconoce que hay más interés y más debate al respecto. Aunque, advierte, “también tengo la impresión de que se está pagando un precio alto para lograrlo”. Tras los muros se refiere a las campañas que piden la reducción del consumo de carne, las peticiones para que mejoren las leyes que enmarcan la explotación animal o los reconocimientos públicos a empresas cárnicas por gestos, a su entender, “mínimos”. “No me siento identificado con esta línea”, insiste.
El documental puede verse íntegro aquí, el informe y el fotoreportaje aquí.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.