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Málaga estalla contra los alquileres abusivos, los empleos precarios y los "negacionistas de la turistificación"

El Sindicato de Inquilinas de Málaga convoca una manifestación este sábado 29 de junio para exigir medidas contra la turistificación y la precarización de la vida de los malagueños.

Imagen de archivo de varios turistas en el centro histórico de Málaga, a 27 de septiembre de 2022.
Imagen de archivo de varios turistas en el centro histórico de Málaga, a 27 de septiembre de 2022. Álex Zea / Europa Press

Inma trabaja como "recepcionista polivalente" en un hotel del centro de Málaga. Cuando firmó el contrato nadie le explicó qué suponía ese adjetivo, pero ella sólo necesitó un día para comprender en qué se traducía: "Hacer de todo". Inma (que en realidad es un nombre ficticio para mantener su anonimato) se dedica a poner desayunos, fregar platos y hacer el check-in de los turistas que cruzan la puerta giratoria de la entrada.

Hace unos meses, justo cuando Inma terminaba su jornada laboral, una mujer mayor apareció en el hotel "desesperada, llorando, arrastrando una maleta y hablando entre inglés y francés". Esa señora era una turista holandesa que meses atrás había contratado un viaje a través de una agencia y que ahora sollozaba porque no encontraba el apartamento que le habían asignado. Tampoco conseguía contactar por teléfono con el propietario. "Ante esa situación, después de estar todo el día trabajando con turistas, acompañé a la mujer por Málaga siguiendo Google Maps para buscar su apartamento", narra Inma.

Quizás, el edificio donde se hospedaba aquella turista era el bloque de Carmen, una vecina malagueña que vive en el barrio de La Trinidad desde 2009 y que ha visto cómo en los últimos años sus vecinos han sido sustituidos por turistas: "Todos los días me asomo al balcón y lo primero que escucho es el traqueteo de las maletas por la acera de mi calle", explica Carmen. Inma y Carmen, que no se conocen, tienen algo en común: ambas afirman que acudirán este sábado 29 de junio a las 11:30 a la Plaza de la Merced de Málaga para manifestarse contra los efectos del turismo masivo en la ciudad.

El pasado 20 de abril, al grito de "Canarias tiene un límite", las Islas Canarias se manifestaron contra los efectos inmobiliarios y ecológicos del modelo turístico actual. Actualmente, bajo la proclama "Cambiemos el rumbo, pongamos límites al turismo", las diferentes islas baleares coordinan nuevas movilizaciones contra la masificación turística. Este sábado 29 de junio el Sindicato de Inquilinas convoca una concentración en Málaga bajo la consigna: "Málaga para vivir, no para sobrevivir". Curro Machuca, portavoz del sindicato, afirma que se prevé una gran movilización: "La acogida ha sido muy buena, por parte de diferentes colectivos y también de los ciudadanos. El turismo y la vivienda en Málaga son dos grandes fuentes de malestar para los vecinos."

Málaga, un destino cada día más turístico

Según el último boletín de coyuntura turística elaborado por Turismo Costa del Sol 1.482.548 turistas visitaron la provincia de Málaga entre enero y marzo de 2024, es decir, un 13,5% más que en el mismo trimestre del año anterior. Este lunes el presidente de Turismo Costa del Sol, Francisco Salado, presentó las previsiones para la temporada de verano: entre el 1 de junio y el 30 de septiembre se espera un incremento del 10,8% de asientos aéreos con destino a Málaga, lo que se traduce en 5,6 millones de plazas. En definitiva, el turismo en Málaga no para de crecer.

"El turismo se ha vendido como la solución para los malagueños. Sin embargo no es así, porque solo unos pocos concentran sus beneficios", declara al periódico el portavoz del sindicato. "La situación del turismo encarna la lucha de clases del siglo XXI, un ejemplo es cómo se extrae la plusvalía a las trabajadoras hosteleras: por más turismo que haya en la ciudad ellas no se enriquecen más", añade. Inma es una de esas trabajadoras malagueñas que parece vivir del turismo; pero no gracias al turismo: "Pago el alquiler con dificultades, los salarios son muy bajos por convenio. Podría cambiar de hotel, pero seguiría cobrando lo mismo", explica.

Inma no sólo trabaja con turistas; sino que asegura vivir entre ellos. Desde hace años vive en un barrio alejado del centro. No obstante, últimamente los turistas han comenzado a hospedarse también por allí: "Lo estoy viviendo como si llegara una plaga de avispas. No es porque sean de otros países, la inmigración nunca ha sido un problema en el barrio, es porque es un turismo ruidoso y desconsiderado: van de fiesta, se emborrachan, destrozan lo que tenga que destrozar y luego se van." Algo parecido cuenta Carmen. "Cada día es algo: guiris bañándose a las dos de la mañana en la piscina de la comunidad, llamando al timbre de madrugada, incluso saltando de balcón en balcón. Adoro Málaga; pero últimamente cuando alguien me pregunta por mi ciudad le miento y le digo que no se la recomiendo", se lamenta. "Le cuento que está todo muy caro, que hace mucho calor y que las playas están sucias. Es horrible tener que cambiar mi personalidad para sobrevivir".

La situación de la vivienda en Málaga

A día de hoy en el registro de la Junta de Andalucía figuran 12.354 viviendas de uso turístico (VUT) en el municipio de Málaga y, solo desde febrero de este año, se han registrado 800 nuevas solicitudes para la capital. Acerca de las VUT Curro Machuca, portavoz del sindicato, apunta: "No debemos perder de vista que las viviendas de uso turístico no tienen por qué pagar un impuesto especial. A pesar de que generalmente las VUT consumen más recursos hídricos que la medía de la ciudadanía y hacen uso de las estructuras comunitarias, no cuentan con otro régimen fiscal; como sí sucede con los hoteles".

Siguiendo lo publicado por el portal inmobiliario idealista.com, en mayo de 2024 el precio del alquiler del m² en Málaga capital era de 14,2 euros; mientras que la media nacional se ubicaba en 13,2 euros/m² y la andaluza en 11,4 euros/m². Tal y como reflejaban los datos que emitía el Sindicato de Inquilinas de Málaga, la Ley de Vivienda y la Comisión Europea señalan que el alquiler no debe superar el 30% de la renta que percibe una unidad familiar. Sin embargo, según el Sistema Estatal de Referencia del precio del alquiler de Vivienda, prácticamente todas las secciones de la ciudad de Málaga lo superan: "Una persona que cobre en torno a 1500 euros destina en el barrio de Lagunillas el 43,33% de sus ingresos a pagar un alquiler. En Huelin, el 45,6%. En el entorno de la estación María Zambrano y Martiricos se llega al 50%. En el Centro Histórico y Pedregalejo se alcanza el 60%."

Eduardo Serrano, urbanista y arquitecto, miembro del grupo de investigación EMCROTUR (Emergencias crónicas y transformación ecosocial en espacios costeros turistificados) afirma que la problemática actual "no está marcada sólo por la cuestión turística; sino por el negocio de la renta del suelo. Ambos están estrechamente vinculados". Respecto al caso malagueño, el urbanista continúa: "Málaga se ha proyectado desde los años 60 como un espacio pensado para el negocio inmobiliario. La economía malagueña tiene un componente de renta muy importante, mucho más que otros aspectos como la industria e incluso el sector servicios. No se pueden buscar soluciones al turismo obviando la cuestión de la especulación inmobiliaria". En la línea de lo expuesto por Serrano, el Sindicato de Inquilinas declara que "el problema del turismo tiene que ver con los pilares de la economía española, que se sitúan desde hace más de cincuenta años en la construcción y la especulación de la vivienda. La particularidad de las zonas turísticas como Canarias, Illes Balears o Málaga es que son espacios donde se puede elevar aún más el precio, es decir, donde la vivienda puede emplearse para acumular aún más capital".

El Ayuntamiento de  Málaga promete limitar las VUT

El pasado 10 de junio el Ayuntamiento de Málaga anunció que, conforme a lo estipulado en el Decreto 31/2024 de la Junta de Andalucía puesto en marcha desde el 22 de febrero, el Ayuntamiento tiene la posibilidad de comenzar a limitar el registro de las viviendas de uso turístico. El alcalde y la concejala de urbanismo declararon que hasta que se apruebe una zonificación de la ciudad (una ordenanza que limite por zonas el uso turístico del espacio en base al grado de saturación) en todo el municipio de Málaga sólo podrán registrarse como viviendas de uso turístico aquellas que cumplan ciertos requisitos: contar con un título habilitante para su ocupación y, de ubicarse en un edificio destinado a viviendas, disponer de acceso e instalaciones (luz, agua, teléfono) independientes del resto del edificio.

Ante este anuncio Eduardo Serrano afirma que "esta limitación al registro de VUT ya estaba recogida en el Plan General de Ordenación Urbana de Málaga vigente desde 2011". Es decir, que desde el plan de 2011 las viviendas que desearan inscribirse como viviendas turísticas debían contar con esos requisitos: "El ayuntamiento no ha querido actuar antes, como tampoco ha querido llevar un control eficaz de las VUT que se registraban", afirma el experto. El Sindicato de Inquilinas también denuncia esta inoperancia del Ayuntamiento y lo acusa de anunciar súbitamente estas medidas para intentar desmovilizar a la población cara al 29J. Además, añaden: "¿Qué sucede con las más de 11.000 viviendas turísticas registradas antes de la aprobación del Decreto? Esas viviendas ya eran ilegales siguiendo el PGOU de 2011; pero parece que van a poder seguir con su actividad económica privada frente a lo que dice la normativa. Están validando la ilegalidad", declara Curro Machuca. "El PP en Málaga es, directamente, negacionista del problema del turismo", concluye el portavoz del sindicato.

Eduardo Serrano pone también el acento en uno de los fenómenos que comienzan a despuntar en la ciudad: cada vez más locales comerciales están solicitando un cambio de uso para poder transformarse en viviendas: "Esto puede ocasionar problemas para los vecinos, quienes no encontrarán comercios a los que acudir porque en lugar de tiendas hay viviendas", explica el arquitecto. "El problema de la vivienda no es solo el problema del edificio en el que se vive; sino el de la ciudad donde se desarrolla esa vida. La ciudad debe ser habitable", afirma.

Los vecinos y vecinas de Málaga parecen experimentar cierto sentimiento de expulsión de su ciudad, como es el caso de Carmen: "Nos están echando para construir pisos que ya sabemos todos a quién van a ir". Para Serrano esta expulsión no es solo una sensación; sino una realidad política. "El Ayuntamiento está potenciando la sustitución de la demografía local por otra integrada por personas que no tienen ningún compromiso con la ciudad. Ya sea porque como turistas son habitantes circunstanciales o porque, de asentarse en la ciudad, lo hacen desde su posición de nómadas digitales o dueños de segundas residencias: ven Málaga como un escenario para disfrutar por su buen clima y buenas comunicaciones, no al que contribuir".

Desde el punto de vista del Sindicato de Inquilinas, en Málaga está sucediendo un desplazamiento de población de evidente carácter político: "Si en el siglo XIX Málaga era una ciudad relativamente fabril ahora lo que produce es turismo. Las trabajadoras no viven en las fábricas, por lo tanto, si la ciudad es la fábrica de hoy, los trabajadores no pueden vivir en la ciudad: van allí a ser explotados", apunta Curro Machuca. "Cuando se dice que hay que construir más, lo que se está diciendo es que hay que construir más vivienda en la periferia para que vivan ahí los trabajadores", insiste.

Un problema que va más allá

"Creo que limitar los apartamentos turísticos podría ser una solución a corto plazo; pero no sé si a largo. Creo que la enfermedad está en unos sistemas laborales que hacen que nuestra única recompensa anual sea viajar a un sitio a no hacer nada y que nos lo pongan todo por delante. También es un problema que esa sea la idea que se tiene de turismo, porque ese no hacer nada significa que te lo hagan otros", declara Inma, que sabe bien lo que es trabajar para el bienestar de los demás, destaca que el servilismo es uno de los rasgos de su jornada laboral.

Las consecuencias del modelo turístico actual en muchas comunidades de España no sólo ha generado una serie de reivindicaciones; sino también una reflexión sobre los pilares del mismo. No son pocos quienes comienzan a preguntarse por las implicaciones de sus viajes para el medioambiente o para la población local de los destinos visitados. Del mismo modo, son cada vez más los que ponen en el centro de la discusión la organización del trabajo. Ven, con cierto recelo, que sean precisamente los trabajadores los que deban vivir sus semanas de vacaciones como si entonces fueran ellos el verdugo y no la víctima. Sea como sea, la politización de la población en torno a los efectos del turismo está trayendo un debate más profundo que una conversación acerca de cómo regular las viviendas de uso turístico. De hecho, la conceptualización de la vivienda, más allá de que pueda o no ponerse al servicio del turismo, es una cuestión que está cada vez más encima de la mesa. "Debemos cambiar la idea que tenemos en España de la vivienda, a la que consideramos como un bien de mercado y un activo financiero. La vivienda es para vivir, es un hogar. No es para hacer negocio, ¿qué va a ser lo siguiente? ¿montar una carnicería en mi casa si quiero?", declara el portavoz del sindicato de inquilinas.

Antes de despedirme de Inma, la recepcionista polivalente me confiesa una pequeña venganza personal que realiza a veces en su hotel: "Últimamente, los turistas me piden que les recomiende sitios de Málaga sin turistas. Si cuando hacen la pregunta siento que me hablan con exigencias, o recuerdo que me han tratado de forma desagradable como si yo fuera su esclava, lo que hago es mandarles a los bares de la ciudad que sé que están más llenos de otros turistas". Inma, que justifica con un "de alguna forma tendré que empoderarme" su inofensiva gamberrada, me recuerda una última vez que este sábado acudirá a la concentración.

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