Inundaciones, sequías y olas de calor: 2024 marca un acelerón de la crisis climática en España
En medio de este cóctel de fenómenos meteorológicos adversos, el año se perfila como el más caluroso en la historia del país.
España enfrenta un escenario cada vez más crítico debido a la emergencia climática: lluvias intensas y torrenciales, sequías prolongadas, olas de calor extremas, incendios forestales de mayor intensidad, además de un Mediterráneo sobrecalentado que se ha convertido en un epicentro del calentamiento global. Este complejo panorama pone de manifiesto la aceleración del impacto de la crisis climática en el país.
En medio de este cóctel de fenómenos meteorológicos adversos, destaca un 2024 que se perfila como uno de los años más calurosos en la historia de España. Aunque aún no existen datos oficiales, se estima que ocupará la tercera posición en el ranking de los años más cálidos desde que existen registros, en 1961, solo por detrás de 2022 y 2023. Esto confirma que los tres últimos años han sido los más calurosos en el país desde el inicio de estos registros.
Es importante recordar los 37,1 grados registrados el 8 de noviembre en La Aldea de San Nicolás, en Gran Canaria, la temperatura más alta medida en un mes de noviembre en España desde que existen registros.
El calor extremo marca 2024
Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), junio fue el último mes frío en lo que va de 2024, poniendo fin a una larga racha de meses cálidos que se extendía desde abril de 2022. Aunque septiembre también registró temperaturas por debajo de lo habitual, noviembre ha destacado como el mes más cálido desde que comenzaron los registros en 1961.
En los últimos veranos, las olas de calor se están volviendo cada vez más prolongadas, con un aumento de tres días por década en su duración
En los últimos veranos, las olas de calor se están volviendo cada vez más prolongadas, con un aumento de tres días por década en su duración. Además, su extensión también ha crecido, afectando, en promedio, a tres provincias adicionales cada diez años.
Este es el caso del verano de 2024, que registró dos olas de calor. Una de ellas alcanzó a 31 provincias en su punto de mayor extensión con una duración de 21 días y se convirtió en la segunda ola de calor más larga en España desde 1961, solo superada por la ola de 26 días que ocurrió entre junio y julio de 2015.
El Mediterráneo, bajo alerta
La severidad y frecuencia de las lluvias están experimentando precipitaciones torrenciales cada vez más comunes relacionadas con fenómenos extremos, como las depresiones aisladas en niveles altos en el Mediterráneo. Este patrón quedó claramente reflejado en la dramática DANA de octubre de 2024 que afectó gravemente a las provincias de València, Cuenca, Albacete, Murcia y Málaga.
Con más de 200 fallecidos y acumulados extraordinarios de precipitación cercanos a 500 e incluso 700 litros por metro cuadrado en pocas horas, los récords históricos fueron superados, enviando un mensaje claro de que el calentamiento global ya es una realidad.
Sin embargo, antes de esta DANA, el Mediterráneo ya había dado señales de alerta en agosto, cuando una DANA en el archipiélago balear causó lluvias torrenciales que superaron los 100 litros por metro cuadrado en el norte y este de Mallorca, afectando también gran parte de Menorca, e incluso superando los 200 litros por metro cuadrado en algunos puntos de esta isla.
El mar de Mallorca alcanza su temperatura más alta
El Mediterráneo español, considerado una zona crítica de la crisis climática, junto con el mar Balear y las costas que se extienden desde Catalunya hasta el Mediterráneo andaluz, experimenta un calentamiento progresivo. Durante este verano, las temperaturas superficiales del agua se situaron entre 24 y 26 grados.
Un ejemplo de este calentamiento es la boya marina de Dragonera, ubicada al oeste de Mallorca, que este verano registró un récord histórico de 31,8 grados, superando el anterior récord de 31,3 grados registrado hace dos años.
La cara oculta de la disminución de incendios en España
El análisis de la evolución de los incendios forestales en España muestra un panorama cada vez más desalentador. Aunque el número de incendios y la superficie afectada han disminuido, la siniestralidad sigue siendo muy elevada, con fuegos de mayor magnitud, intensidad y dificultad para sofocar.
Sin embargo, los 11 primeros meses de este año han registrado el menor número de siniestros en España en la última década, según datos provisionales proporcionados por las comunidades autónomas al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Este resultado indica que entre enero y noviembre se registraron 5.953 siniestros forestales (entre conatos e incendios), cifra considerablemente inferior a la media del decenio, que es de 9.370. Solo superan este dato los años 2018 (6.780) y 2023 (7.568). No obstante, los peores años en cuanto a número de siniestros siguen siendo 2017 (13.462), 2019 (10.711) y 2015 (10.634).
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