"Altri non", la versión actualizada del "Nunca máis" contra la planta portuguesa de celulosa que la Xunta quiere construir en Palas de Rei
Los colectivos que se oponen a la factoría contaminante de pasta de papel esperan que miles de personas acudan este domingo a la manifestación que han convocado en Santiago
A Coruña-
La contestación social a la planta de celulosa que la multinacional portuguesa Altri quiere construir junto al río Ulla en Palas de Rei (Lugo), con apoyo de la Xunta y financiación de la Unión Europea, está armando un movimiento similar al que en su día se conformó alrededor de Nunca Máis por la gestión de la catástrofe del Prestige.
El apoyo a la lucha contra la factoría mide este domingo sus fuerzas en Santiago, donde está convocada una manifestación que podría ser multitudinaria si sigue la línea creciente de las protestas que se han desarrollado hasta ahora, desde Palas a la ría de Arousa, entre las provincias de A Coruña y Pontevedra, donde desemboca el Ulla.
"Es una lucha de país que trasciende un debate coyuntural sobre una infraestructura dañina para el medio ambiente, la cultura y la economía de Galicia", sostiene Manoel Santos, zoólogo experto en gestión y conservación de la naturaleza y coordionador de movilización de Greenpeace en la comunidad. "Y es verdad que está empezando a parecerse a Nunca Máis", añade.
El pasado jueves, su organización levantó una réplica de una chimenea humeante en la sede de la Xunta en la capital gallega, en protesta por la negativa de su presidente, Alfonso Rueda, a recibir a quienes se oponen a la factoría, que le exigen una declaración de impacto ambiental no favorable al proyecto que Altri presentó oficialmente hace varios meses.
23.000 alegaciones y 500.000 firmas
Los planes de la multinacional papelera han recibido más de 23.000 alegaciones, y Greenpeace asegura que ha recabado más de medio millón de firmas de ciudadanos gallegos y de toda España que se niegan a que Palas, ubicada en la comarca lucense de A Ulloa, sea la sede de una de las industrias químicas más contaminantes que existen. "La vamos a parar", asegura Santos, quien destaca además las características diferenciales del movimiento que lidera la plataforma Ulloa Viva.
“Son una nueva generación surgida del núcleo rural de Galicia, liderada en su mayoría por mujeres jóvenes, expertas y trabajadoras, con una capacidad de organización y comunicación excepcional, que se expresan con una contundencia y una claridad que no se había visto en otros movimientos similares”, añade Santos
Una de ellas es Marta Gontá, portavoz de la Plataforma Ulloa Viva. Cuando ocurrió el Prestige tenía 13 años, y hoy reitera que la instalación de Altri en Palas supondría un revés medioambiental y social incluso peor que el del petrolero griego. "Lo peor es el maltrato a la gente, nos han despreciado dejando claro que no les importamos nada", advierte.
Marta, cuyos padres y abuelos eran ganaderos, vive a 7 kilómetros de donde Altri pretende ubicar su macrofábrica y tiene una hermosa teoría que explica por qué son mujeres quienes lideran la contestación social al proyecto: “Lo sentimos como una agresión a nuestro propio hogar. En Galicia las mujeres siempre hemos sido quienes lo cuidamos. Desde nuestra abuelas, que se hicieron cargo de todo cuando nuestros abuelos tuvieron que emigrar", explica.
"Elegimos esta tierra"
Y añade que ahora ellas están en una sitiación diferente: “Al contrario que ellas, somos mujeres que hemos podido estudiar y muchas hemos vivido en otros lugares de España, de Europa y del mundo. Regresamos a vivir aquí porque quisimos, no porque no tuviéramos otra opción. Elegimos esta tierra para criar a nuestras hijas porque pensamos que es la mejor, y con el futuro de nuestras hijas no se negocia. Por eso decimos 'Altri Non'”.
La compañía portuguesa, que tiene otras tres fábricas de celulosa en Portugal, prevé levantar tres plantas de producción química y un almacén de compuestos en una parcela de 366 hectáreas sobre terrenos expropiados cercanos a varias poblaciones y pegados a un área de Red Natura, sobre los que la Xunta se había comprometido a establecer medidas de protección ecológica y paisajística.
Sin embargo, si la fábrica sale adelante, a escasos centenares de metros de viviendas y granjas se instalarán además tres calderas para la incineración de madera, dos generadores eléctricos, una planta de regasificación de gas licuado y una chimenea de 75 metros que expulsará a la atmósfera tanto dióxido de carbono como el que emiten 21.500 coches, junto a cenizas, partículas y otros gases elevadamente tóxicos.
Todo ello en pleno Camiño de Santiago, en una comarca que ha logrado un incipiente desarrollo económico gracias a proyectos culturales y empresariales relacionados con la naturaleza y el turismo sostenibles, y con la industria alimentaria basada en la agricultura y la ganadería ecológicas y los productos de calidad.
30 millones de litros diarios de agua contaminada
La planta también extraerá del Ulla 46 millones de litros de agua al día, el equivalente al consumo humano de una ciudad como Vigo –300.000 habitantes–, de los que devolverá 30 millones de litros depurados pero aún contaminados y a diferente temperatura, sobre un embalse que ya padece severos episodios de envenenamiento por cianobacterias, y cuyo destino final será la ría de Arousa, donde se mantiene en un frágil equilibrio biológico los bancos marisqueros más ricos de la comunidad.
Allí, la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa también se ha posicionado contra el proyecto, alertando del grave deterioro del estado de las aguas del estuario y acusando a la Xunta de vender "propaganda" y dejar desasistido a un sector también muy feminizado, por la presencia de cientos de mujeres mariscadoras, y del que viven miles de familias.
"Decisiones como negarse a declararnos de interés general mientras sí declaran estratégicas [industrias como] la celulosa de Altri o la mina de Touro, indican la idea de abandonar a su suerte al sector marisquero, quedar cruzados de brazos mientras aumenta la contaminación, esperar a que no seamos viables y tengamos que abandonar el mar, para así disponer concesiones, privatizarnos y sacarnos de en medio”, aseguran fuentes de la plataforma.
El pasado junio, poco antes del verano, centeneres de barcos salieron al mar en Arousa en una manifestación contra Altri y para recibir al Artic Sunrise, el buque de Greenpeace, que permaneció varios días en la ría desarrollando actividades de denuncia contra la planta.
Campaña de "greenwashing"
Altri aterrizó en Galicia de la mano de la consultora Acento, propiedad de los exministros José Blanco (PSOE) y Alfonso Alonso (PP) y especializada en allanar mediante fontanería de lobby grandes inversiones y proyectos ante las administraciones públicas. Mediante una cuidada campaña de greenwashing, la empresa aseguró en un principio que se trataba de una biofábrica de tejidos textiles. En realidad, el proyecto presentado ante la Xunta contempla una capacidad productiva de 400.000 toneladas de pasta basa de celulosa y la mitad de tejido sintético lyocell.
Para ello consumirá 1,2 millones de toneladas de eucalipto, la especie invasora que amenaza la biodiversidad forestal de Galicia, en alianza con Greenalia, una de las empresas eólicas más relevantes de la comunidad y en cuyo consejo de administración se sientan desde exconselleiros de la Xunta hasta exdirectivos de Abanca y de Inditex.
Altri, que no ha respondido a la solicitud de este diario para valorar la contestación que ha levantado la celulosa de Palas, ha asegurado que invertirá en la localidad más de 800 millones de euros, de los que espera obtener más de 200 millones de los fondos europeos ligados a los programas de descarbonización.
Quienes se oponen a confían en que la Comisión Europea deniegue el empleo de dinero público destinado a combatir el cambio climático, a un proyecto contaminante que, entre otras cosas, emitirá ingentes cantidades del gas que lo provoca.
Apoyo de Rueda y el PP
En cuanto a la Xunta, el Gobierno de Alfonso Rueda mantiene su apoyo a la multinacional lusa y asegura que las protestas contra la planta tienen "intencionalidad política". Acaba de nombrar directora xeral de Calidade Ambiental de su Ejecutivo a María José Echevarría Moreno, esposa de Antonio Casal Lago, director territorial en Galicia de Ence, la firma que desde los años 60 explota en Pontevedra otra fábrica de celulosa construida sobre terrenos públicos y que durante años contaminó la ría y el aire de la ciudad.
“Estoy convencido de la planta no saldrá adelante, pero ésta no es una batalla fácil”, sigue Manoel Santos, que advierte de que los colectivos están dispuestos a judicializar el conflicto y a seguir sacándolo a la calle.
“De momento hemos ganado el relato: frente a los argumentos con los que Altri llegó aquí, hemos demostrado que es una industria contaminante, que no aportará beneficios económicos más que a sus propietarios, a costa de destrozar nuestra naturaleza y la forma de vida de miles de personas”, concluye.
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