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Llegar a la escuela cuando no hay transporte público
Los vecinos de la comarca alicantina de La Marina se están organizando para alquilar los autobuses que llevan a sus hijos al instituto por falta de transporte público. La zona lleva años exigiendo la reapertura del ferrocarril cerrado en 1974.
Joan Canela
València-Actualizado a
¿Eres de Dénia, el Verger, Pedreguer u Ondara y tienes que ir a estudiar a Gandia, Oliva o Bellreguard? Pues para hacerlo en transporte público lo tienes muy mal, por no decir imposible. Dénia (comarca de la Marina Alta, en Alacant) y Gandia (en la Safor. València) se encuentran solo en 36 kilómetros de distancia, pero en términos de movilidad están prácticamente aisladas. Más que cambiar de comarca o provincia, parecería que cambias de continente. Y si en lugar de la capital eres de uno de los pueblos más pequeños, la cosa todavía se complica más. La única forma de llegar de una ciudad a otra en transporte público es mediante el servicio de autobuses de Alsa, que pasa cada dos horas y tampoco cubre todas las franjas. Por ejemplo, el primer autocar llega a Gandia a las ocho y media de la mañana, cuando ya han empezado las clases o buena parte de los trabajos.
La única alternativa, entonces, es el vehículo privado. Una opción más cara, ineficaz y peligrosa, la N-332, es especialmente punible con accidentes mortales y que excluye a grupos enteros, como los menores.
Ante esta situación, dos madres del Verger han empezado a organizarse para alquilar un autobús que lleve sus hijos al instituto a la hora que empieza. Son estudiantes de grados medios, de entre 16 y 18 años. "Nuestros niños no pueden ir en coche –explica Rosi Castro, una de las promotoras de la iniciativa– y las únicas opciones son llevarlos y traerlos en coche todos los días u organizarnos para crear nosotras mismas el transporte que necesitamos". Por ahora ya se han apuntado más de treinta personas, lo que les permitiría alquilar un minibús, pero esperan llegar a las 56 que caben en un autobús grande, que saldría mucho más económico. "Estamos haciendo campaña por Facebook, pero cuando empiece el curso podremos anunciarnos también en las carteleras de los institutos, que seguro que llega a más gente", continúa Castro optimista.
En Gandia hay un campus universitario, además de varios institutos donde estudian grados medios y superiores, donde acuden muchos estudiantes de las comarcas vecinas. Pero este no es el único destino de los jóvenes de la zona, y ya hay otras iniciativas para organizar transporte hacia otros municipios con institutos, como por ejemplo Benissa. "Antes, con la FP, había un transporte gratis para los jóvenes de los pueblos, pero con la configuración de los grados, la oferta se ha dividido por municipios diferentes y este servicio ya no existe" explica Castro, quien reconoce que están haciendo el trabajo de las administraciones. "Es que si tuviéramos tren, no nos tocaría hacer todo esto. O, ya que no tenemos tren, al menos podría pasar el autobús más a menudo y durante más horarios, no? No parece pedir tanto", reflexiona.
Comarca aislada
La desconexión histórica de la Marina ha generado una larga tradición de autoorganización para conseguir transporte durante diferentes generaciones. Marc, un abogado de Xàbia que ya ha superado largamente la treintena recuerda que cuando estudiaba fueron los mismos jóvenes los que se encargaron de alquilar y llenar el autobús que los llevara hasta la universidad. Ahora, los universitarios optan más por el coche u otras alternativas, como las aplicaciones para compartir vehículo, pero esta opción todavía no se encuentra al alcance de los estudiantes de grado.
La solución definitiva pasaría por la reapertura del llamado Tren de la Costa. La línea de vía estrecha que unió Gandia con Dénia entre 1884 y 1974. Entonces, el ministerio de Fomento la cerró con el objetivo de reconvertir la anchura de la vía. De esto hace ya 47 años y estas comarcas continúan esperando. La reivindicación del tren es totalmente transversal a la Marina, uniendo, no solo todo el espectro político –si bien, fuera de la comarca, ha sido Compromís quien más ha insistido en el tema–, sino también las asociaciones empresariales, sindicales, vecinales y agrarias, que hace dos años se unieron en el Acuerdo de Dénia, para presionar en el Gobierno de Madrid para que desbloquee la obra.
Si bien en los últimos años las promesas de inicio de las obras se han multiplicado e, incluso, se han hecho ya algunas licitaciones, los plazos acordados por el inicio de las obras se han incumplido sistemáticamente y no hay una fecha clara para que empiecen. La última noticia es que se están realizando la evaluación ambiental de los tramos Cullera-Gandia y Gandia-Oliva-Dénia, pero si se tiene en cuenta que en un lejano 2013 ya se licitó un estudio informativo por el precio de un millón de euros, hay razones porque los habitantes de la Marina estén perdiendo la paciencia.
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