Público
Público

La increíble historia de la azafata que sobrevivió a una caída de 10.000 metros

El grupo valenciano La Fúmiga dedica una canción a Vesna Vulović, la única superviviente de un atentado en 1972, aunque su récord ha sido cuestionado.

La azafata Vesna Vulović, superviviente de un atentado contra el avión en el que viajaba.
La azafata Vesna Vulović, superviviente de un atentado contra el avión en el que viajaba. 

Si no conoce la increíble historia de Vesna Vulović, abróchese el cinturón. Una azafata de veintidós años bate el récord de caída libre sin paracaídas en 1972 después de que el avión en el que viajaba sufriese un atentado en pleno vuelo. Más de diez mil metros entre el cielo y la tierra. Una plusmarca no apta para incrédulos. Su gesta o milagro ha sido recuperada por el grupo valenciano La Fúmiga, que le acaba dedicar una canción de su último disco, Tot està per fer (Halley Records).

"Un encuentro fortuito con la experiencia de Vesna Vulović nos llevó a investigar el caso y vimos que, además del trasfondo, tenía un giro de guion tremendo", explica Àrtur Martínez, cantante y compositor de La Fúmiga. "Ella decidió ser auxiliar de vuelo porque era una fan de los Beatles y, cuando entró en el Libro Guinness de los récords de 1985, Paul McCartney le entregó el reconocimiento en Londres. Todo lo que pasa en medio es su historia de supervivencia y activismo".

Paul McCartney y la azafata Vesna Vulović, con su Récord Guinness.
Paul McCartney y la azafata Vesna Vulović, con su Récord Guinness. 

Ella fue la única persona que no falleció en el supuesto atentado, presuntamente cometido por un terrorista croata, contra el McDonnell Douglas DC-9-32 en el que viajaba el 26 de enero de 1972. El vuelo 367 de la aerolínea yugoslava JAT cubría la ruta entre Estocolmo y Belgrado y se estrelló en el pueblo checoslovaco de Srbská Kamenice, donde fue localizada por un paisano en una zona boscosa y nevada, que amortiguó el impacto del avión. Con el cuerpo maltrecho y tras varios días en coma, resucitó de entre los 27 pasajeros y tripulantes muertos.

"Una serie de coincidencias muy fuertes marcaron su destino: no tendría que haber pasado el reconocimiento médico para ejercer como azafata y no le correspondía trabajar ese día, pero le tocó estar ahí, como tampoco elegiría convertirse en una activista por la paz y a favor de los derechos humanos en el conflicto de los Balcanes", añade Àrtur Martínez, quien no dudó en transformar este "ejemplo de superación personal" en la canción Rècord mundial. "Ella aprendió hasta de un accidente gravísimo, luchó por volver a caminar y aparcó su odió contra quien mató a sus compañeros".

Antes, movida por su pasión por The Beatles, Vesna Vulović había vivido en Inglaterra para perfeccionar el inglés y luego decidió ser azafata de vuelo para poder viajar a Londres con frecuencia. No habría pasado las pruebas debido a que padecía hipotensión, pero antes del examen médico se bebió varios cafés para superarlo. El día del atentado libraba, aunque un error la incluyó en la tripulación. Cuando explotó la bomba, todo el pasaje salió disparado. Sin embargo, ella se quedó encajonada entre un carrito de comida y el fuselaje. Entonces, su baja presión sanguínea le provocó un desmayo y eso la salvó. Se non è vero, è ben trovato.

"Vesna Vulović se convirtió en una heroína para sus compatriotas y en un ejemplo a seguir para todos", afirma el cantante de La Fúmiga. Entonces, empezó a recibir homenajes y no dejó de volar. Sin embargo, su oposición al presidente serbio Slobodan Milošević provocó su despido. Había comenzado otra caída libre, porque pronto fue víctima de una campaña de desprestigio, se divorció de su marido y terminó recluida en su apartamento de Belgrado, con una magra pensión y atormentada por haber sido la única superviviente del desastre.

Una proeza demasiado fascinante para ser cierta. Años después, la prensa publicó que fue un acto de propaganda de los servicios secretos de Checoslovaquia, cuya fuerza aérea derribó por error el avión. La plusmarca de caída libre sin paracaídas habría sido, pues, una cortina de humo para tapar la masacre. La hazaña tampoco fue tal, porque el DC-9 no explotó a más de diez mil metros de altura, sino a unos ochocientos. Como dijo en 2009 el periodista Peter Hornung-Andersen, uno de los autores de la investigación, "la historia era tan buena y tan hermosa que a nadie se le ocurrió hacer preguntas".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias