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Ibiza, el paraíso de las élites para hacer dinero a costa de la precarización de las clases trabajadoras

 La isla creció al calor del mito 'hippie', pero pronto se convirtió en un destino para los turistas ricos. "La solución pasa por acotar la llegada de turistas y poner límites de entrada", reconocen los expertos.

Varios grupos de turistas disfrutan del atardecer en Cala Benirrás, Ibiza.
Varios grupos de turistas disfrutan del atardecer en Cala Benirrás, Ibiza. Germán Lama / Europa Press

El precio medio de una noche de hotel ronda los 300 euros y los turistas pueden llegar a pagar otros 100 por un plato de pasta en un chiringuito con vistas al mar. Ibiza se ha convertido en una isla solo para ricos, con un modelo turístico y económico que hace aguas desde hace años. Las calas vacías y los atardeceres de postal que inundan los expositores de las tiendas de souvenirs son imposibles en temporada alta. Los sindicatos, los vecinos y los expertos en turismo sostenible denuncian la falta de medidas para proteger la isla y despiden otro verano de masificación, alquileres desorbitados y trabajadores durmiendo en autocaravanas al más puro estilo Nomadland

Ibiza tiene poco más de 570 kilómetros cuadrados y es la cuarta isla de todo el país en términos de población. Los ibicencos se ganaron la vida durante décadas con la agricultura y la ganadería. El sector primario empleaba antes de los sesenta al 45% de los residentes. En 1963, Ibiza abrió su aeropuerto al tráfico internacional. La población local se multiplicó por cinco desde entonces y los habitantes que se dedican al cultivo de cereales, almendras o patatas solo representan el 1% de la población. 

La familia Matutes controló la isla durante el último medio siglo y diseñó –en cierto modo– su futuro. Esta dinastía de políticos y empresarios gestiona las principales discotecas de Ibiza y posee buena parte de los hoteles del litoral. "Los Matutes consiguieron sacar rédito de una amalgama de estructuras caciquiles y construir una imagen turística de la isla que giró en torno al mito hippie. Esto pronto empezó a ramificarse y desembocó en la actual apuesta por el turismo de lujo", señala Iván Murray, geógrafo y profesor en la Universitat de Illes Balears. 

"Los dispositivos normativos del Gobierno balear han sido cruciales para favorecer este modelo. Ibiza es una zona privilegiada para las inversiones de procedencias oscuras. La consecuencia es una intensificación de las desigualdades en todas sus expresiones. Esto cristaliza en el problema de la vivienda o las condiciones laborales de las clases trabajadoras", continúa el profesor. El 15,6% de los jóvenes del archipiélago viven en riesgo de pobreza monetaria, según datos del Consell de Joventut de les Illes Balears. 

El cenit de la turistificación

En 2023, Ibiza y Formentera recibieron un total de 3,7 millones de turistas. La población permanente de las dos islas no supera los 172.000 habitantes. Esto quiere decir que hubo 21,5 turistas por cada residente, solo cogiendo los datos de una temporada. España, durante el mismo período, recibió una proporción de 1,7 visitantes por cada vecino.

"Esta orgía de turistas debería haber provocado que la población residente fuera inmensamente rica, pero no. Los índices de pobreza son bestiales. La realidad socioeconómica puede compararse con la de República Dominicana o la península del Yucatán, en México", señala Joan Buades, investigador sobre turismo, globalización y clima.

Ibiza tiene dos de cada diez casas vacías, pero fuera del alcance de los trabajadores

Llegar a final de mes en el archipiélago cuesta un 50% más que en Extremadura, un 30% más que en Andalucía y un 20% más que en la media del país. "El mercado laboral es uno de los más precarios de todo el Estado y cada vez resulta más difícil vivir aquí. Ibiza se ha convertido en una mina a cielo abierto. Los empresarios turísticos y de la construcción sacan mucho dinero, pero luego no lo invierten en las islas", añade el también escritor. 

Al problema de los salarios bajos, debemos sumar las "duras condiciones de trabajo" y la subida de los precios del alquiler. Este agosto, 200 personas se quedaron en la calle tras el desalojo de una finca donde los inquilinos pagaban por dormir en caravanas, furgonetas o tiendas de campaña. "Los sueldos son insuficientes y los trabajadores no pueden acceder a una vivienda digna. El tener que plantearse la vida como una cama caliente no tiene ningún sentido. Lo único que estamos consiguiendo es que la gente tenga que marchar y buscarse la vida fuera. Estamos vendiendo el futuro de la isla", denuncia Ana López, secretaria de acción sindical de CCOO Ibiza. 

En Ibiza, las casas vacías representan un 20% del total del parque inmobiliario. Además, el porcentaje de segundas residencias supera el 30% en Balears. "El problema no es de construcción, sino de justicia social. Tenemos mucha capacidad habitacional, pero la clase rentista gana más dinero alquilando los inmuebles durante pocos días al año a unos pocos y por precios desorbitados", detalla Joan Buades. Las posibilidades de emanciparse son escasas y los alquileres, muchas veces, no solo son caros, sino que terminan en mayo –para dejar paso a los turistas durante los meses de verano–.

Balears encabeza la lista de las regiones con menos universitarios por cada 100.000 habitantes. Los jóvenes cualificados lo tienen "más que complicado" para encontrar trabajo en un mercado que se caracteriza por los altos niveles de precariedad. "Los contratos dependen mucho de cada cadena. La empresa en la que trabajo nos ofrece alojamiento y tiene sueldos bastante competitivos", reconoce Miguel –nombre ficticio–, cocinero en un resort de la isla. 

"Ibiza sirve para entender hacia donde camina la turistificación a nivel mundial"

Jessica –tampoco quiere desvelar su verdadera identidad– trabajó en el servicio de habitaciones de otro conocido hotel de lujo. La empresa les ofrecía cama y comida, pero el trato casi siempre tenía truco. "Lo que nos estamos encontrando es que los trabajadores, cuando enferman, tienen que pagar el precio de la habitación. Es un método de chantaje y discriminación. Los empresarios se aprovechan para pedirles turnos extra y amenazan con dejarlos sin alojamiento", precisan desde CCOO Ibiza.

Los vecinos, expulsados de su isla

Las fuentes consultadas por este diario definen Ibiza como una "máquina de expulsión" y advierten de los peligros que el turismo de masas supone para la conservación del patrimonio, la cultura y los elementos distintivos de la población insular.

"Ibiza es ahora un gran centro comercial, donde se construyen otras identidades y se destroza la propia. La masificación ha alcanzado zonas que hace cinco o diez años sobrevivían al modelo. En esto tiene mucho que ver el capitalismo de plataformas [Airbnb]. Tenemos muchas obras ilegales y los turistas han llegado a todos los espacios de la isla", reivindica Iván Murray. 

El transporte privado juega un papel fundamental en la dispersión de los visitantes y las empresas de alquiler de vehículos hacen caja a costa de la huella climática. Marga –también prefiere mantenerse en el anonimato para "no recibir críticas ni insultos"– lleva más de 50 años pasando temporadas en la isla. La vecina reconoce que "la situación es crítica" y denuncia la transformación que han sufrido las zonas más visitadas. "Ibiza es la ciudad más masificada del país por los crucerosEl centro está repleto de bares porque es donde está el negocio y para encontrar un supermercado tenemos que caminar casi media hora. El ruido es constante, resulta imposible vivir aquí", lamenta. 

"La población antes podía seguir una rutina, pero ahora cada vez tiene más limitaciones y desigualdades. La isla ha sufrido un deterioro sostenido e insostenible", destaca Joan Buades. Los expertos, preguntados por las posibles soluciones, responden con cierto escepticismo. "Es todo demasiado complejo. Lo primero sería acotar la llegada de turistas y poner límites de entrada, pero esto las derechas y buena parte de la izquierda ni siquiera se lo plantean. Ibiza es una referencia y nos sirve para entender hacia donde caminan las dinámicas del proceso de turistificación en el resto del mundo", sentencia Murray. 

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