Este artículo se publicó hace 2 años.
La huelga de médicos de familia y pediatras cumple nueve días mientras Ayuso da por rotas las negociaciones
La Comunidad de Madrid ignora el caos que se pueda generar por la huelga y no atienden a las reclamaciones de los médicos, que han pedido por escrito una nueva reunión.
Jose Carmona
Madrid--Actualizado a
"Trato unos 70 pacientes al día, no es sostenible", denunciaba un médico de Fuenlabrada durante una nueva protesta este miércoles frente a la Consejería de Sanidad de Enrique Ruiz Escudero. Ya son nueve días de huelga y los médicos de familia y pediatras de la Comunidad de Madrid no hincan la rodilla. Después del parón de facultativos de las Urgencias extrahospitalarias, que derivó en una negociación y paso atrás en los planes de Isabel Díaz Ayuso para la sanidad pública, la Consejería de Sanidad enfrenta un nuevo conflicto con el personal sanitario, aunque esta vez lo hace con una estrategia totalmente diferente.
Después de tres reuniones (el 18, 23 y 24 de noviembre) entre el Gobierno y el sindicato AMYTS, organización que convoca el parón, la Consejería de Sanidad no da visos de un nuevo acercamiento ni propuesta en firme para que se desconvoque la huelga: asumen el caos que se pueda generar y no atienden a las reclamaciones de los médicos, que han pedido por escrito una nueva reunión. La falta de comunicación por parte de la Consejería ha sido total desde hace casi una semana y no han llamado al sindicato para continuar las conversaciones. Unas negociaciones rotas para desequilibrar las movilizaciones.
Además, los médicos y pediatras acuden a la huelga y esperan resoluciones en firme: quieren reducir el número de pacientes atendidos al día para mejorar el trato con los que acuden y así no caer en la vorágine del estrés al reducir las citas a apenas cinco minutos por persona. Bajar las ratios de pacientes al día –y pactar algo parecido a 25-30 personas atendidas al día— solo tiene un camino si el pacto tiene algo de garantías: más inversión en la Atención Primaria y más contrataciones. Cualquier otro método significaría una guerra entre los propios pacientes para ser atendidos por sus médicos.
Desde hace varias semanas, cuando se iniciaron una serie de movilizaciones populares que culminaron con cientos de miles de personas desfilando por las calles del centro de la ciudad en defensa de la sanidad pública, el aumento de la financiación de la Atención Primaria está en el foco principal de las demandas. Madrid, de hecho, invierte menos en este apartado que incluso antes de la irrupción del coronavirus, y la forma de gestionar las urgencias extrahospitalarias también ha sido significativo del fondo de la gestión del PP en la Comunidad. Las organizaciones sociales piden que se aumente la financiación en los Presupuestos autonómicos hasta el 25%.
El resto de sindicatos de la mesa sectorial que negocia los acuerdos con la Consejería de Sanidad, SATSE, CCOO, CSIT y UGT, no apoyan la huelga de los sanitarios de la Atención Primaria, por lo que AMYTS pierde fuerza al no contar con apoyos dentro de las entidades defensoras de los trabajadores.
Pero la fuerza de los médicos para ejercer presión es notoria y efectiva. Desde el 7 de noviembre, día que arrancó la huelga, han sido constantes las citas canceladas en la Atención Primaria por el parón de los facultativos, que se han hecho notar de forma contundente. Se estima que ha habido días con un seguimiento de la huelga de, al menos, un 30% de los médicos.
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