Este artículo se publicó hace 3 años.
El cámara que ha denunciado homofobia en la Televisión de Galicia: "No es un sitio seguro para las personas LGTBI"
Fito Ferreiro señala que en el ente en el que trabaja le han arrinconado por su condición sexual, por su actividad sindical y por su adscripción política. Cree que han arruinado su carrera profesional.
A Coruña-
La historia que vas a leer es dura, pero merece la pena. Fito Ferreiro (A Coruña, 1962) es reportero gráfico de la Televisión de Galicia y siempre ha estado vinculado a la defensa de los derechos civiles y de los trabajadores, y hasta hace 15 años lo hacía desde el lado menos visible de la noticia, ese que siempre está detrás de las cámaras. Pero en el 2005, cuando se aprobó la ley que reconoció el derecho de toda persona a casarse con quien quiera, sea del sexo que sea, decidió ponerse bajo los focos y significarse en defensa de los derechos del colectivo de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI). Desde entonces, asegura, la dirección del ente público autonómico que maneja el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo lo ha puesto en el punto de mira y le ha fastidiado la vida.
Ferreiro, que fue concejal en el Ayuntamiento de A Coruña por el PSOE, ha denunciado a la TVG por vulnerar sus derechos fundamentales. Alega que le han arrinconado por su condición sexual, por su actividad sindical y por su adscripción política, que han arruinado su carrera profesional y que han puesto en peligro su salud, su autoestima y su estabilidad emocional. El juicio se celebra este martes en un juzgado de lo Social de Santiago, y él sabe que ponerse otra vez frente a la cámara va a suponerle un enorme coste personal. Pero lo asume: "Me quedan seis o siete años en la empresa y quiero vivir esta etapa con dignidad. Sé que arriesgo mucho, pero necesito arriesgarlo".
Hasta que comenzó el acoso que denuncia, era un profesional reconocido y al alza, especializado en guerras y crisis internacionales. "Viajaba a cubrir conflictos en Bosnia, en Timor Este, en Afganistán, en Irak, en el Kurdistán turco...", cuenta. En abril del 2005, sin embargo, cambió su papel de narrador de noticias por el de protagonista, y apareció junto a su pareja en el reportaje sobre los matrimonios gais con el que Tele5 abrió su informativo de mediodía, y en una entrevista en El País. "Ya había salido en La Opinión de A Coruña y en La Voz de Galicia, pero aparecer en medios estatales te da una visibilidad enorme. Y además, en esa época empecé a ser muy visible también en mi militancia socialista. Me conocían como sindicalista, pero creo que todo eso les metió miedo y les hizo pensar: 'El Fito sindicalista que de vez en cuando nos toca las pelotas ahora es socialista y activista LGTBI'".
Tras aparecer en los medios estatales, la dirección de la TVG le destinó a cubrir noticias secundarias para el informativo de mediodía y dejó de asignarle viajes y coberturas relevantes. "Claro que noté que pasaba algo. Pero la TVG es un sitio extraño, una ciudad sin ley, y la gente que estamos en el movimiento LGTBI estamos demasiado acostumbrados a que nos pasen cosas como esa", explica. "Tenía que haberlo denunciado entonces, pero no lo hice. Aunque en el 2005 la palabra acoso estaba muy escondida aún", reflexiona.
"En el 2005 la palabra acoso estaba muy escondida aún", reflexiona
Cuenta que fueron años y años de sufrir miradas y cuchicheos, de escuchar susurros en los pasillos con expresiones como "maricón" y "vete a tomar por el culo", de ver a los jefes cómo se reían de él a través de las lunas de los despachos acristalados frente a un ordenador con una entrevista suya con foto... Y sobre todo, de constatatr cómo su carrera se iba apagando. "El 60% de las noticias que grabo ahora nunca llegan a emitirse. Cubro cosas como El día de la sonrisa o El día de los granos. Yo me he esforzado mucho por mi profesión, soy un trabajador responsable y me he preocupado de formarme por mi cuenta. Eso es lo peor, que acaban transmitiéndote la idea de que no eres un buen profesional. Y aunque sea mentira, arruina tu autoestima".
Ferreiro cuenta que no puede hacer directos porque le negaron el curso de capacitación necesario para usar mochila para transmisiones, y que tampoco ha podido hacer otras formaciones básicas de prevención de riesgos, como las de altura y de incendios. "Me dicen que si no los he hecho es por culpa mía. No es así, pero, si lo fuera, ¿por qué entonces no me han sancionado?", se pregunta.
Ferreiro denunció su situación ante Recursos Humanos y la Comisión de Acoso de la empresa, pero no le hicieron caso
Ferreiro denunció su situación ante la dirección de Recursos Humanos de la empresa y ante su Comisión de Acoso, pero no le hicieron caso. Y acabó en un psicólogo, que hace unos meses le propuso hacer un listado con los aspectos negativos de varias facetas de su vida: el trabajo, la familia, la política, el activismo, el ocio... "En cada columna había dos o tres cosas malas, salvo en la del trabajo, que tenía 18 o 20. Entonces me di cuenta de lo que me estaba pasando, y al día siguiente me fui a un abogado". En su demanda, sólo pide tres cosas a la dirección de la TVG: "Que me restituyan mi carrera y nivel profesional, que me trasladen a la delegación de A Coruña y que se comprometan a hacer cursos de formación obligatorios para todos los trabajadores sobre LGTBIfobia".
Lo del traslado a la delegación de A Coruña tiene su explicación, porque forma parte del acoso que denuncia. Lo pidió hace unos años tras la muerte de su madre y tuvo que encargarse de cuidar de su padre, que tenía una discapacidad del 65% y vivía en esa ciudad. Se lo denegaron en reiteradas ocasiones, nunca por escrito y sin ninguna explicación, a pesar de que los traslados son una práctica habitual en la casa y de que hay compañeros con menos experiencia y antigüedad que sí los han obtenido. A él tampoco le permiten optar a un destino temporal en A Coruña para cubrir bajas y sustituciones, que sí realizan otros cámaras, y ni siquiera le aprobaron una permuta de puesto de trabajo con otro colega que estaba en la delegación coruñesa y que había pedido el traslado a Santiago.
Por su parte, la CRTVG niega el acoso y asegura que tiene el "máximo respeto con la orientación sexual de todas las personas, trabajen o no" en la casa. "Este es un hecho que estimamos está fuera de toda duda", indica la compañía. Fuentes de sus servicios de Comunicación sostienen además que "no existe ningún caso de acoso laboral por cuestiones de orientación sexual", que "una demanda no es un caso", a pesar de que un juez haya imputado en él como acusada a la compañía, y que ésta es "es extremadamente sensible a todo lo relacionado con la libertad sexual de las personas y, por supuesto, por cuanto más, de sus trabajadores y trabajadoras". La dirección de Comunicación también pide expresamente al periodista que muestre en esta información "un trato respetuoso y ecuánime tanto con el trabajador demandante como con la propia CRTVG".
Está convencido de que va a ganar
Ferreiro está convencido de que va a ganar. Ha ido acumulando carga probatoria todos estos años -"Siempre hago todo por escrito y lo he ido guardando", señala- y cuenta con el testimonio de varios testigos que corroborarán lo que dice ante el tribunal. Además, recuerda que en los juicios laborales por vulneración de derechos fundamentales la carga de la prueba recae en la empresa, y no en el trabajador. Es decir, que es la TVG la que tiene que demostrar ante el juez que no hubo ni hay acoso, y que éste, además, no está relacionado con la condición sexual del demandante. La coincidencia entre la fecha en la que él se significó como activisa LGTBI y como militante socialista, y el inicio de la persecución que denuncia, así parece indicarlo, y muchos jueces de lo Social suelen entender esa concurrencia temporal como prueba suficiente de discriminación ilegal por parte de las empresas. La que sufre él y, asegura, la que padecen también otras trabajadores y trabajadores de la CRTVG por motivos sindicales, políticos y de opción sexual. "No puedo decirle nombres ni situaciones porque pondría en peligro a esos compañeros, pero le aseguro que no soy el único", afirma.
Un 70% de las personas LGTBI han padecido o padecen acoso dentro del ámbito laboral
En la nota de prensa conjunta en la que Ferreiro informó de su juicio con el apoyo de su sindicato -CCOO-, de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans e Bisexuales y de la Asociación por la Libertad Afectiva y Sexual (ALAS), se recuerda que un 70% de las personas LGTBI han padecido o padecen acoso dentro del ámbito laboral, que un 60% se han visto rechazadas por sus compañeros y compañeras y que sólo un 10% se han atrevido a denunciarlo. Cuando se le pregunta qué pasaría si todos y todas dieran un paso como el suyo, Ferreiro piensa unos segundos y responde: "Conseguiríamos que la TVG sea un lugar seguro para las personas LGTBI. Ahora no lo es".
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