La Feria de Santa Llúcia, el mercado navideño más antiguo "del mundo"
Es una de las tradiciones navideñas más arraigadas en Catalunya, que ha sobrevivido al paso de los años. Cada año alrededor de 2 millones de visitantes pasan por la Feria
Marta Burgués
Periodista
Barcelona-
Más de 200 paradas y alrededor de 2 millones de visitantes cada año. Estas son algunas de las cifras de la Feria de Santa Llúcia en Barcelona, el mercado de Navidad más antiguo del mundo y el único con más de 160 puestos dedicados estrictamente a productos navideños, según nos explica Albert Deulofeu, presidente de la Asociación de la Feria, basándose en el estudio del historiador Josep Maria Garrut. Es, por tanto, una de las tradiciones navideñas más arraigadas en Catalunya, que ha sobrevivido al paso de los años, a la pandemia (ese mismo año también se celebró) y a las modas actuales.
Aunque esta feria data de mucho antes, las primeras referencias documentadas son de 1786. Este 2024 celebra su 238.º aniversario, con más paradas que el año anterior y actividades paralelas, durante el período del 29 de noviembre al 23 de diciembre, de 10 a 21 h, en la Avenida de la Catedral.
Evolución: ubicación, tipos y número de paradas
Aunque actualmente se encuentra en la plaza frente a la Catedral de Barcelona, la Feria de Santa Llúcia no siempre ha tenido la misma ubicación. "Hubo unos años en los que estuvimos alrededor de toda la Catedral y en las mismas escaleras, pero a partir del año 89 o 90, restauraron la fachada del monumento y la feria se trasladó a la Avenida de la Catedral", explica a Público Albert Deulofeu, presidente de la Asociación Fira de Santa Llúcia.
Al terminar las obras, la feria no regresó a su ubicación anterior "porque tanto los pasillos que había en la misma Plaça de la Seu como alrededor de la Catedral eran estrechos y, si ocurría un incendio, no podían entrar ni los camiones de bomberos". Así que se quedó donde se celebra hoy en día.
En cuanto a su instalación, la Feria ha cambiado mucho en comparación con antaño. A principios del siglo XX, según las fotografías que se conservan, los feriantes montaban las paradas con un gran tablero de madera y unos estantes sencillos, protegidos con un rudimentario toldo impermeabilizado con aceite de linaza, y se iluminaban con lámparas de petróleo o acetileno cuando empezaba a oscurecer.
Las paradas son de madera, bien equipadas, resistentes y con iluminación eléctrica
De cuarta generación de feriantes, Albert Deulofeu destaca que su bisabuela fue quien empezó a vender allí. "Ella y mi abuela vendían con dos caballetes, un tablero que, además, tenían que montar y desmontar cada día, y una sábana, y ese era todo el montaje que había. Mi madre estuvo allí con tan solo un año de edad, envuelta en mantas debajo del tablero". Ahora, las paradas son de madera, bien equipadas, resistentes y con iluminación eléctrica.
Repasando su historia, el folclorista y autor del Costumari Català, Joan Amades, relata que ni ciertas calamidades, como la terrible epidemia de fiebre amarilla en Barcelona en 1860, impidieron su celebración. Tampoco lo hizo la pandemia de la Covid. "Antes de esta teníamos alrededor de 280 paradas; con la Covid, mucha gente no quiso venir, aunque se hizo un esfuerzo brutal para poder montar la feria. Ese año hubo una pérdida de paradas. Habríamos podido llenarla otra vez, pero suprimimos dos pasillos muy estrechos que había en la parte baja y también ampliamos las zonas de intersección. Esto ha hecho que, salvo días contados, como los del puente de diciembre, se pueda pasear cómodamente por la feria, no como en años anteriores", afirma Deulofeu.
Distribución según temáticas de objetos
A pesar de la pérdida de paradas en años anteriores, en 2023 participaron 210, y este año la Feria ha crecido hasta las 215. Por sectores, hay 90 paradas en el de figuras y belenes, 90 en el sector de árboles, musgo y hierbas, y 35 en el de artesanía y regalos. Entre las novedades destaca la instalación de más de 15 árboles de Navidad iluminados.
Deulofeu, que tiene una parada de belenes y figuras, explica: "Hay tres sectores diferenciados: uno de belenes y figuras; el sector de verde, que incluye este pasillo central y uno de los lineales del último pasillo (porque el otro lineal también es de belenes y figuras); y, por último, el tercer sector, el de artesanía y objetos de regalo, donde encontramos artesanos de diferentes profesiones".
Turistas que miran y locales que compran
La Feria de Santa Llúcia es una atracción para muchos turistas que están de paso por la ciudad. Algunos vendedores comentan que los visitantes extranjeros quedan impresionados por la cantidad de paradas, figuras y objetos tradicionales, que no se ven en otros mercados navideños europeos, pero "miran y no suelen comprar mucho".
Una de las figuras que más llama su atención es el caganer. "La mayoría, al verlo por primera vez, sueltan una risa. Luego, cuando les pregunto si conocen la tradición, se quedan sorprendidos cuando les explico de qué se trata", afirma Miquel Reverter, de la parada Caganer.com.
Una de las figuras que más llama su atención es el caganer
Curiosamente, los extranjeros que ya conocen la Feria sí compran objetos. Albert Deulofeu destaca que "hoy ha venido una clienta, es el segundo año que viene, desde Ohio. Hizo una compra muy importante hace dos años, y este año ha venido mañana y tarde y ha hecho otra compra. Son turistas que vienen expresamente". Al margen de esta anécdota, el 90-95% de los visitantes son público local.
En cuanto a la cantidad de visitantes que pasan cada año por la Feria, el presidente calcula que, durante la Covid, delimitaron el perímetro de la feria, calcularon los metros cuadrados de los pasillos y las personas que podrían caber. Con esos datos, "hice números, que son muy orientativos para un año normal". El resultado: alrededor de 2 millones de personas. "Eso sí, es difícil saber cuánto tiempo permanece la gente... Si en el campo del Barça caben 100.000 personas, los días del puente de diciembre por aquí pasan bastantes campos del Barça a lo largo de todo el día", explica Deulofeu.
Figuritas del belén y caganers: los más vendidos
En un puesto de árboles naturales de Navidad, una pareja de mediana edad encarga uno de tamaño mediano. Suelen venir cada año a la Feria porque "es tradición", indican, y siempre prefieren lo natural a un árbol artificial.
Raisa Mena, propietaria de la parada de árboles de Navidad, destaca que se venden especialmente árboles pequeños, de 1,50 m: "Siempre traemos muchísimos y vendemos muchísimos. Cada vez se vende más árbol natural".
Este año, la Feria ha sido más corta porque comenzó más tarde. Por ello, Raisa cree que ha sido más intensa. "Durante la primera semana, el puente de diciembre, no se podía ni pasar, y aun así la gente compraba mucho... Incluso en el año de la Covid... La Navidad no se pierde. En cuanto a los árboles, fue un año loco, y este también ha sido muy fuerte en cuanto a ventas".
A veces hay gente que nos trae cuevas que había hecho mi madre, de hace 25 o 30 años, para restaurarlas
Figuritas de belén, elementos como fuentes, puentes… e incluso cuevas para restaurar. Albert Deulofeu destaca: “A veces hay gente que nos trae cuevas que había hecho mi madre, de hace 25 o 30 años, para restaurarlas. Como sabes que es algo sentimental, lo hacemos”. Dentro del sector verde, lo que más se vende es el ramo de la suerte.
Marc y Raquel, una joven pareja, acaban de adquirir un pequeño tió. Es para decorar, junto con el resto de figuras que adornan su casa por Navidad. El propietario de la parada especializada en esta popular figura catalana explica: “En los últimos años hemos tenido siempre muy buenas ventas de tions, porque las escuelas han vuelto a explicar qué es el tió. La tradición catalana ha vuelto a resurgir, porque estaba ganando mucho terreno Papá Noel”, comenta.
Aun así, señala que cada vez hay más competencia en este tipo de figuras y que las ventas no son las mismas que en años anteriores, “en buena parte por la competencia de los bazares. El mercado es el que es y hay que gastar lo mínimo para ganar lo máximo”. También cree que este año “nos lo estamos pensando todo un poco más, no sé si por la incertidumbre de lo que pueda pasar mañana”.
Los tions y los caganers son las estrellas de la Feria
Cada año producen entre 3.000 y 5.000 tions pequeños: “Y este año habremos vendido unos 2.500-3.000 de este tamaño. Somos una familia, y yo soy la tercera generación de tioners, y la cuarta o quinta en la feria, porque esto viene de mi bisabuelo y pasa de padres a hijos”.
Los tions y los caganers son las estrellas de la Feria. Esta popular figurita del belén evoluciona, y encontramos desde los tradicionales hasta personajes actuales. Los precios de los clásicos van de 6 a 16 euros, siendo los de tamaño mediano los más vendidos. “De los más innovadores, lo que más se pide es el del jugador del FC Barcelona, Lamine Yamal, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y también Deadpool”, explica Miquel Reverter, de la parada Caganer.com. “A los niños les encantan Stitch, Among Us, Homer y Spiderman”. Los extranjeros suelen comprar el caganer de algún político de su país y algún futbolista.
“Competencia” entre Ferias
Con el paso de los años, Barcelona ha instaurado otras ferias de Navidad en distintos lugares. En este sentido, el propietario de una parada se queja de que el Ayuntamiento de Barcelona no invierte en la Feria de Santa Llúcia: “Lo hizo en los años de la Covid, con una rebaja en los permisos para ocupar la vía pública y para vender”, pero comenta que se organiza otra feria similar en el Port Vell, “en lugar de dar más vida a esta, que tiene casi 300 años”.
El feriante explica que el consistorio debería invertir más para que la Feria de Santa Llúcia sea más conocida a nivel mundial, “y no crear otras ferias que dividan a la gente. O gastas allí o aquí, no se puede gastar en todas partes. Esto hace que, poco a poco, se vayan perdiendo paradas. Cada vez es más pequeña”.