Este artículo se publicó hace 5 años.
Derechos HumanosLas ejecuciones bajan un 31% en el mundo, pero suben en países como EE UU o Japón
El informe global de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte en 2018 revela un descenso de 993 a 690 ejecuciones en todo el mundo. pero advierte de que, pese a lo positivo del dato, en países como Bielorusia, Estados Unidos, Japón, Singapur y Sudán del Sur se incrementaron estas muertes el año pasado.
Madrid--Actualizado a
A escala mundial se tiene constancia de, al menos, 690 ejecuciones a lo largo de 2018, una cifra que representa una disminución de una tercera parte (31%) con respecto a las cifras de 2017, cuando Amnistía Internacional denunció 993 casos. Esta cifra, tal como reconoce la organización de derechos humanos, es la más baja registrada en la última década.
Así lo afirma el último informe global sobre la pena de muerte y ejecuciones en 2018 hecho público este martes por Amnistía Internacional.
Según el documento, esta drástica reducción de las ejecuciones se debe en gran parte a la disminución de las cifras de algunos de los países donde tradicionalmente se han producido el mayor número de ejecuciones a lo largo de los últimos años. Es el caso de Iran, donde tras la reforma de la legislación antidrogas, las ejecuciones descendieron de las 507 registradas como mínimo en 2017 a las 253 el año pasado, lo que supuso un descenso del 50%.
También en Irak y Pakistán las ejecuciones descendieron en una tercera pasando de 125 a 52 casos como mínimo y de 60 a 14 respectivamente entre 2017 y 2018.
Pero a pesar de estos datos positivos, la organización denuncia que en algunos países como Bielorrusia, Estados Unidos, Japón, Singapur y Sudán del Sur los casos de ejecuciones se incrementaron en el último año.
Asimismo, preocupó a Amnistía Internacional el incremento de las ejecuciones en Estados Unidos, donde éstas ascendieron ligeramente por segundo año consecutivo (de 23 en 2017 a 25 en 2018); en Japón y Singapur, que registraron sus totales anuales más elevados desde hacía más de 10 años; en Sudán del Sur, donde las ejecuciones registradas casi duplicaron las del año anterior (de 4 en 2017 a +7 en 2018); y en Bielorrusia, donde el total anual duplicó el del año anterior (de más 2 en 2017 a más de 4 en 2018).
Los que más ejecutan
China siguió siendo en 2018 el principal ejecutor del mundo, aunque, tal como resalta la ONG, se ignoraba la verdadera magnitud del empleo de la pena de muerte en ese país, al estar sus cifras clasificadas como secreto de Estado. Amnistía Internacional cree que, cada año, China condena a muerte y ejecuta a miles de personas.
Pese a los descensos registrados, Iran siguió representando más de un tercio de todas las ejecuciones registradas en el mundo y el 78% de las ejecuciones conocidas, se llevaron a cabo en sólo cuatro países: Arabia Saudí, Irak, Iran y Vietnam.
También Vietnam es un país en el que las cifras no son transparentes. Amnistía resalta que las autoridades de aquel país indicaron en noviembre que se habían llevado a cabo 85 ejecuciones, una cifra que lo coloca entre los cinco principales ejecutores del mundo y que confirma "los persistentes temores sobre el empleo de la pena de muerte por el Estado".
Desciende el número de condenas
El número de condenas a muerte registradas en todo el mundo en 2018 (2.531) representó un ligero descenso con respecto a las registradas en 2017 (2.591). Sin embargo, los cambios en la forma de recopilar la información sobre condenas a muerte en algunos países dificultaban la comparación de este total mundial con los de años anteriores
A pesar de este descenso global, Amnistía Internacional registró un ligero aumento de las ejecuciones conocidas en la región de Asia y Oceanía (al menos 136), debido sobre todo a la revelación de cifras por parte de las autoridades de Vietnam.
La ONG considera también "preocupante" el marcado aumento experimentado a lo largo del año en el número de condenas a muerte impuestas en algunos países.
En Irak, la cifra se multiplicó por cuatro, y pasó de 65 en 2017, a 271 (como mínimo) en 2018. Por su parte, en Egipto el número de condenas a muerte dictadas ascendió en más de un 75%: de 402 (como mínimo) en 2017, a 717 (como mínimo) en 2018. Este aumento se puede atribuir a la espeluznante tradición de Egipto de imponer condenas a muerte colectivas tras juicios manifiestamente injustos, basados a menudo en “confesiones” extraídas mediante tortura y en investigaciones policiales irregulares.
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