La muerte del acróbata Pedro Aunión en el festival Mad Cool el pasado viernes ha propiciado una ola de críticas después de que la organización decidiese continuar con los conciertos programados.

Cerca de veinte minutos después del accidente, el grupo norteamericano y cabeza de cartel del día, Green Day, salió al escenario para realizar su espectáculo como si nada hubiera sucedido.

La organización, en un primer momento, sólo se pronunció a través de un escueto comunicado donde lamentaba el accidente y argumentaba que el festival debía continuar "por razones de seguridad". Es precisamente esta decisión lo que propició la mayor parte de las críticas en las redes sociales.

Posteriormente, los responsables del festival decidieron organizar un homenaje a Pedro Aunión. A las 22.45, a la misma hora a la que el artista sufrió el accidente mortal, todos los grupos dejaron de tocar y empezó a sonar Purple rain, de Prince, canción que acompañó la coreografía de Aunión. Además, en todas las pantallas se podía leer el mensaje: "En memoria de nuestro compañero Pedro, te recordaremos siempre".

Anteriormente, por la tarde, decenas de personas se habían concentrado a la entrada del recinto del festival para mostrar su apoyo a la familia de Aunión y protestar contra la decisión de los organizadores de no cancelar el evento musical. 
Al grito de "Pedro, hermano, nosotros no olvidamos" y "El precio de tu abono no vale una vida", los congregados han aprovechado la entrada masiva de asistentes a las 19 horas para realizar su denuncia por la gestión del accidente y las condiciones en las que trabajan los artistas en este tipo de evento.

"Mad Cool no ha hecho los deberes al informar, lo hizo mal y tarde", señaló David García Arístegui, portavoz de la Unión Estatal de Sindicatos de Músicos, en un mensaje en el que ha recordado que la semana pasada falleció otro trabajador durante el montaje de un escenario en Valencia. Esta organización ha puesto el acento en una reciente denuncia del Sindicato de Enfermería (SATSE) sobre los medios precarios con que contarían los profesionales para este tipo de citas. "No sabemos qué sucedió, pero en los grandes festivales se desentienden de sus trabajadores, les piden una factura y nada más", lamentó García Arístegui.