Este artículo se publicó hace 3 años.
La banca anuncia un gasto de 112 billones contra el impacto ambiental de sus negocios en un plan lleno de sombras
Más de 400 entidades firman en la COP26 una alianza para alcanzar a mitad de siglo cero emisiones netas. Esto quiere decir que no dejarán de invertir en combustibles fósiles, sino que tratarán de encontrar un equilibrio entre el CO2 que recortan con sus a
Alejandro Tena
Madrid--Actualizado a
Las grandes entidades financieras han avanzado un nuevo compromiso económico para alcanzar la descarbonización de sus inversiones en 2050. En el marco de la Cumbre del Clima, más de 450 firmas bancarias han anunciado que destinarán 130 billones de dólares (112 billones de euros) en las próximas tres décadas a actividades que contribuyan a descarbonizar la economía y reducir sus emisiones de CO2. De esta forma, las compañías pretenden llegar a mediados de siglo cumpliendo el objetivo de cero emisiones netas en sus finanzas. Sin embargo, el convenio está marcado por dudas y falta de transparencia, según han denunciado los grupos ecologistas.
El anuncio se enmarca dentro de la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ), que reúne a instituciones financieras que representan un tercio del capital invertible a nivel mundial. Se trata de un grupo que aglutina a firmas de 45 países del mundo que fue creado en abril de 2021, cuando un grupo de entidades anunciaron que movilizarían 70 billones de dólares en los próximos treinta años para llegar a las cero emisiones netas. Ahora, amplían el fondo con 60 billones adicionales, tras una conferencia en la que han participado Mark Carney, copresidente de GFANZ, y Michael R. Bloomberg, enviado especial de la ONU sobre soluciones climáticas.
El primer problema es la falta de mecanismos de control sobre los bancos, ya que el plan no es vinculante
Este pacto financiero llega cargado de pomposidad pero con poca sustancia y muchas dudas. Más allá de la cuantiosa cifra billonaria, las entidades de la GFANZ sólo han dado un paso más para alinearse dentro de la campaña Race to Zero de la ONU, con la que las empresas se comprometen a cumplir con el Acuerdo de París, algo que ni siquiera los Estados que rubricaron el acuerdo están cumpliendo al cien por cien. El primer problema de este anuncio es la falta de mecanismos de control sobre los bancos, pues se trata de un convenio para descarbonizar sus inversiones que no es vinculante, es decir, depende de la buena voluntad de las empresas para movilizar sus inversiones hacia la economía verde.
El propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha alertado de los problemas derivados de la falta de herramientas para fiscalizar los compromisos no estatales de reducción de emisiones. "Hay un déficit de credibilidad y un exceso de confusión sobre las reducciones de emisiones y los objetivos de cero neto, con diferentes significados y diferentes métricas", dijo en la inauguración de la COP26.
"Más de 130 billones y ni una norma que impida invertir un solo dólar en la expansión de los combustibles fósiles"
El acuerdo, además, deja de lado la necesidad de reducir las emisiones de alcance 3, es decir, el CO2 y resto de gases de efecto invernadero que se generan de manera indirecta en la cadena de valor de la compañía, como el transporte, las inversiones o los servicios contratados. Según un informe reciente de Reclaim Finance, en las inversiones en combustibles fósiles este tipo de emisiones representan el 88% del total, por lo que se estaría dejando de actuar sobre el grueso del problema.
De hecho, el compromiso habla de movilizar 130 billones hacia economías limpias, pero no pone normas ni objetivos concretos para reducir los flujos de dinero destinados a financiar actividades relacionadas con gas, petróleo o carbón.
"Más de 130 billones de dólares y ni una sola norma que impida que se invierta un solo dólar en la expansión del sector de los combustibles fósiles", expone Lucie Pinson, directora ejecutiva de Reclaim Finance, una ONG francesa que investiga el impacto que tiene la Banca en la crisis climática. "El sector financiero está dispuesto a hincharse con compromisos en lugar de promulgar los recortes concretos en la financiación del petróleo, el gas y el carbón que realmente necesitamos".
La quimera del cero-neto
La alianza GFANZ basa su programa de descarbonización financiera en una reducción cero-neto. Este término quiere decir que la empresa o Estado no erradica al 100% sus emisiones de CO2, sino que encuentra un equilibrio entre los gases que emite a la atmósfera y las emisiones que elimina o recorta a través de tecnología o inversiones. Es decir, no implica que se dejen de quemar combustibles fósiles tal y como ha pedido el IPCC en su último informe, en el que exigía que el petróleo, el gas y el carbón se queden para siempre bajo tierra.
Bancos como JP Morgan han aumentado un 141% las inversiones en combustibles fósiles en cinco años
Una investigación reciente del Transnational Institute (TNI) desentraña cómo las grandes corporaciones están empleando el vocabulario cero-neto para seguir basando su economía en los combustibles fósiles sin la reprimenda –y con el apoyo– de los organismos internacionales. Esta publicación pone el foco sobre algunos de los bancos fundadores de la alianza y sus inversiones contaminantes. Por ejemplo, el francés BNP Paribas incrementó un 40% la financiación a combustibles fósiles en 2020. JP Morgan Chase, por su parte, ha incrementado un 141% las inversiones de este tipo desde 2016, año en el que los países ratificaron el Acuerdo de París. TNI, además, analiza las probabilidades de que haya un giro radical, pero se encuentra con que no hay ningún objetivo específico en la publicación de las metas de 2030 presentadas por los bancos adscritos a esta alianza cero-neto.
Por otra parte, el anuncio arroja dudas sobre la forma en la que las empresas lograran equilibrar la balanza entre lo que emiten y lo que recortan para alcanzar en 2050 el cero-neto. La inversión en reforestación para crear bosques que actúen como sumideros de carbono natural es una de las opciones más habituales. De hecho, algunas compañías ya anunciaron el martes que dejarán de financiar actividades que fomenten la deforestación. La otra, las tecnologías de Captura Almacenamiento de Carbono (CCS, por sus siglas en inglés). Se trata de obras de ingeniería de alto coste y, por el momento, con escasa incidencia. Hace meses, Climática publicaba un análisis cobre el impacto real de estas infraestructuras en la lucha climática y detallaba que una planta era capaz de absorber en un año todo el CO2 que la humanidad emite durante 3,71 segundos.
Los bancos siguen apostando por los combustibles fósiles
El compromiso anunciado este miércoles en Glasgow choca además con la realidad del sector financiero, que en los últimos años ha incrementado los flujos de dinero destinado a actividades relacionadas con los combustibles fósiles. El informe Banking on the climate chaos de 2021 –una publicación anual que cuenta con el respaldo de más de 300 organizaciones de todo el mundo– estima que los 60 principales bancos del mundo han invertido 3,6 billones de dólares desde que se firmó el Acuerdo de París en 2016. Durante ese lustro, las inversiones han ido al alza, con un leve descenso en 2020 debido a los estragos de la pandemia en los mercados.
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