Este artículo se publicó hace 2 años.
¿El aumento de casos de covid-19 en China puede tener consecuencias en Europa?
La nueva política frente al coronavirus del gobierno asiático ha provocado que los contagios aumenten en China y se haya despertado cierta alarma internacional, aunque los expertos descartan que sea una situación transmutable a Occidente.
Jose Carmona
"Antes era muy extraño conocer a alguien con covid y ahora prácticamente todos lo hemos cogido. Yo me infecté el viernes en la oficina, hubo un positivo y caímos todos", relata Guillermo, un español afincado en Shenzhen, ciudad al sureste de China, que vive en primera persona la crisis sanitaria que atraviesa el país.
Desde hace dos semanas, el gobierno chino ha abandonado su política "covid cero" y ha puesto rumbo hacia una nueva normalidad a raíz de las protestas en el país y las ansias ciudadanas de pasar página y dar de lado a medidas tan estrictas en torno al coronavirus. Cuando en Europa la transición hacia un mundo poscovid parece finalizada, la potencia asiática ha iniciado su tránsito y ha hecho saltar las alarmas de todo el planeta.
¿Es de nuevo China el punto de partida de una variante de covid peligrosa? ¿Tiene Europa que preocuparse por lo que ocurre en Asia? ¿Hay que crear una alarma social como ha pretendido hacer Estados Unidos?
Esta nueva ola de contagios en China podría dejar al menos 1,5 millones de muertos por todo el país, según una estimación realizada por The Economist. La variante ómicron, que ya hizo estragos en España hace justo un año, ha entrado en la nación presidida por Xi Jinping y ha hecho que la presión hospitalaria aumente de forma considerable. Aun así, el gobierno ha hecho grandes cambios para paliar los efectos de la covid-19 y ha invertido en sanidad pública. Hasta diciembre, había cuatro camas hospitalarias por cada 100.000 habitantes y ha aumentado hasta diez.
Mientras se generan dudas en torno a las cifras oficiales de contagios y fallecidos — 5.242 fallecidos en tres años y 2.722 contagios nuevos este martes— presentadas por el Gobierno, contrarrestadas por valoraciones que aseguran que es imposible que haya apenas 2.000 nuevos casos de covid, las autoridades se preparan para hacer frente a la siguiente oleada de contagios, prevista para las vacaciones por el Año Nuevo Lunar, entre el 21 y el 27 de enero.
Javier García, profesor de Periodismo en la Universidad Renmin de Pekín y director del medio Globalter, comenta las medidas que imperaban hasta hace unas semanas: "Desde la relajación de las principales medidas hace dos semanas (suspensión de la obligación de realizarse test de covid cada tres días para acceder a lugar públicos, fin de los confinamientos de barrios o edificios residenciales y cancelación de los códigos móviles de salud) los casos se han multiplicado exponencialmente", apunta el analista. Hasta ahora, era realmente difícil abandonar la ciudad en la que se residía y hasta diciembre todos los ciudadanos tenían un "código de salud" que indicaba qué medidas se le aplicaban según el momento que atravesaba el virus.
"Parece que las variantes que existen actualmente en China se contagian más rápido pero son mucho menos graves. Los tres años en que China ha aplicado la política de cero covid parecen haber servido para enfrentarse ahora a un virus menos dañino, vacunar a la población y preparar mejor la infraestructura sanitaria para atender a los enfermos", considera el experto Javier García.
Una de las mayores preocupaciones a raíz de este estallido de contagios en China es si esto podría traer consecuencias en Europa. Si es una nueva variante o si hay que volver a poner el foco internacional de nuevo en las regiones orientales.
El experto Javier García asegura que "las variantes de omicrón presentes actualmente en China parecen ser muy similares a las que existen todavía en otros países del mundo por lo que es totalmente descabellado crear alarma afirmando, como han hecho algunos políticos de EEUU, que la propagación del virus en China podría tener un efecto exportación de nuevas variantes al resto del mundo".
Y por último, zanja el debate sobre una posible crisis internacional fruto de los contagios en Asia: "La situación en China no tiene porque tener ninguna consecuencia a nivel internacional, más allá de la reapertura definitiva del país. Todavía están en vigor las medidas de una cuarentena de ocho días (5 en un hotel y 3 en casa) para quienes llegan desde el exterior, aunque todo el mundo espera que éstas también se suspendan en breve, una vez que China ha pasado a convivir con el virus. La apertura de las fronteras es una medida crucial, tanto para la vuelta a la vida ciudadana normal como para la economía china, ya que el país lleva casi tres años cerrado al contacto exterior".
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