Este artículo se publicó hace 3 años.
Hasta 90 países han restringido la libertad de expresión y el acceso a la información bajo el pretexto de luchar contra la pandemia
Más de la mitad de los países de Asia y el Pacífico registraron vulneraciones de estas libertades. Hasta 15 democracias consolidadas han menoscabado la libertad de expresión.
Jorge Yusta Valverde
Madrid--Actualizado a
La pandemia por covid-19 ha traído consigo un aumento importante del uso de las tecnologías tanto para comunicarnos con otros ciudadanos durante los confinamientos como para acceder a información sobre el virus y otros asuntos de interés público. Sin embargo, en muchas partes del mundo la libertad de expresión, el acceso a la información y la integridad de los medios de comunicación se han visto gravemente comprometidas.
El informe El estado de la democracia en el mundo 2021: Fomentando la resiliencia en una era pandémica que publica este lunes el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional) ha registrado hasta 90 países en los que se han aprobado leyes o se han tomado acciones que restringen la libertad de expresión y el acceso a la información bajo el pretexto de luchar contra la pandemia. Y señala que es muy probable que muchas de estas restricciones se mantengan después de que esta crisis haya pasado. En al menos una decena de casos las leyes aprobadas se han promulgado con carácter permanente.
38 países han utilizado nuevas leyes o mandatos para criminalizar la desinformación y 18 países han utilizado las leyes existentes
En total, 38 países han utilizado nuevas leyes o mandatos para criminalizar la desinformación y 18 países han utilizado las leyes existentes. En otros 38 países han convertido la desinformación sobre la covid-19 en un delito castigable con prisión. Además, en 18 países se impusieron multas por la difusión de desinformación sobre la covid-19, de los cuales 9 son democracias, incluidos Albania, Bulgaria, Mongolia y Filipinas. En este último país, las multas son las más altas de todo el mundo y pueden alcanzar los 20.000 dólares.
Si nos centramos en cada continente del planeta, Asia y Pacífico se desmarca en cabeza como la región con mayor porcentaje de países en los que hubo violaciones de la libertad de expresión. En más de la mitad de ellos se produjeron vulneraciones relacionadas con esta libertad básica, en concreto en un 56%. Le sigue Oriente Medio, con casi un 30%, África con un 26%, Latinoámerica y Caribe con un 22% y, por último, Europa, con un 14%.
La libertad de expresión ya era el aspecto de la democracia más en riesgo antes del estallido de la pandemia
La libertad de expresión ya era el aspecto de la democracia más en riesgo antes del estallido de la pandemia y con ella ha sufrido un gran retroceso, como se observa en el citado informe. Las medidas impuestas para restringir este derecho han sido las más desproporcionadas, en comparación con la limitación de otros derechos en los últimos dos años. Las restricciones a la libertad de expresión incluyen el uso de legislación para silenciar a las voces críticas, la censura, las restricciones de acceso a ciertos tipos de información y los ataques a periodistas.
Los datos de IDEA Internacional muestran que en muchos países, incluidos Bielorrusia, Egipto, Papua Nueva Guinea, Turquía y Venezuela, se han perpetrado ataques contra científicos, trabajadores de la salud, activistas o políticos de la oposición, además de periodistas. Estas víctimas han sido atacadas por difundir datos, investigaciones e información, sí como por presentar quejas sobre la gestión gubernamental de la pandemia.
Si bien es cierto que la gran mayoría de violaciones de la libertad de expresión han ocurrido en regímenes no democrático, hasta en 15 democracias se ha experimentado este tipo de menoscabo durante la pandemia. Como ya apuntábamos anteriormente, la región de Asia y el Pacífico ha sido particularmente funesta en este sentido.
Uno de los ejemplos más llamativos es el de Hong Kong, donde la nueva legislación de seguridad, ampliamente criticada por restringir la libertad de expresión y reunión, se introdujo en junio de 2020. A principios de diciembre de 2020, tres jóvenes activistas democráticos, veteranos del "movimiento de los paraguas" de 2014, fueron condenados a entre 7 y 13 meses de prisión por una protesta no autorizada que había tenido lugar más de un año antes, cuando la nueva legislación no estaba todavía en vigor. Diez días después, se les unió el multimillonario propietario del periódico de Hong Kong Apple Daily, Jimmy Lai. El diario crítico con el régimen de Pekín terminó cerrando. Según la nueva legislación, los juicios pueden celebrarse en secreto y sin jurado.
Acceso restringido a la información
Un 91% de países han desarrollado una página web específica del gobierno sobre la covid-19
La libertad de expresión depende del acceso a la información, y las democracias se están comportando ajustadas a la legalidad en este sentido. Un 91% de países han desarrollado una página web específica del gobierno sobre la covid-19 y el 97% de los gobiernos democráticos lo hacen. Un ejemplo de desinformación con respecto a la covid-19 lo encontramos en Tanzania. En junio de 2020, falleció el presidente del país, John Magufuli, y se rumoreó que lo hizo de covid-19 cuando había declarado que la nación estaba "libre de covid". Entonces, el gobierno restringió a los medios de comunicación la publicación de cualquier contenido relacionado con la pandemia sin permiso y muchos tanzanos tuvieron miedo de hablar con la prensa por las posibles represalias del gobierno.
También algunas democracias no han quedado muy bien paradas si relacionamos información y covid-19. En EEUU y Polonia, por ejemplo, hubo informes de médicos y otros profesionales sanitarios que había recibido instrucciones de no hablar con periodistas. En algunos casos, llegaron a perder sus puestos de trabajo los que se saltaron esta norma.
La lucha contra los bulos
Uno de los principales retos a los que se han tenido que enfrentar las democracias durante la pandemia ha sido la desinformación
Por el contrario, hay países, como el caso de la República Checa, que han revisado su legislación para fortalecer el derecho a la información durante una emergencia de salud pública. Otros países también destacan por ser buenos ejemplos de gobiernos abiertos y transparentes, que ofrecen información diaria a sus ciudadanos sobre la evolución de los datos de la pandemia y del proceso de vacunación. Las agencias de salud pública de muchos países, como es el caso de España, Italia, Suecia o Taiwán, que llevan a cabo diaria o semanalmente conferencias de prensa para mantener a la ciudadanía informada.
Precisamente uno de los principales retos a los que se han tenido que enfrentar las democracias durante la pandemia ha sido la desinformación. La propagación de bulos y teorías de la conspiración en torno al virus ha sido enorme y la lucha para desmentir toda la desinformación, titánica. Se han desarrollado en este tiempo webs específicas, aplicaciones y sitios de verificación de contenidos para que los ciudadanos pudieran contrastar los bulos que les llegaban por mensajería instantánea o las redes sociales. Un fenómeno, en de la desinformación, asociado al mundo globalizado y superconectado y que habrá que seguir combatiendo después de esta pandemia.
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