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Un 41% de los adolescentes españoles sufre algún problema de salud mental y más de la mitad no pide ayuda

La mayoría considera las redes que más utilizan (X, TikTok e Instagram) bastante o muy peligrosas para la salud mental, según un informe de Unicef. 

Jóvenes mujeres
Un grupo de chicas adolescentes manteniendo una conversación. Pixabay

El 41% de los adolescentes en España ha tenido o cree haber tenido un problema de salud mental en el último año, aunque más de la mitad no ha pedido ayuda y un tercio no se lo ha contado a nadie. Estos datos pertenecen al barómetro de opinión de los adolescentes sobre salud mental elaborado por Unicef en colaboración con la Universidad de Sevilla. Para su elaboración, se han analizado las percepciones de aproximadamente 5.000 jóvenes de 13 a 18 años en 168 centros educativos de España. 

"Hay un cambio muy significativo sobre salud mental, se sabe más, se habla más, pero faltan datos y que se conozca mejor; nuestros adolescentes cada vez normalizan más hablar de salud mental o identificar posibles problemas, pero todavía persiste un cierto estigma en torno al tema", ha explicado José María Vera, director ejecutivo de Unicef España durante la presentación del estudio. 

Según la investigadora de la Universidad de Sevilla y autora del informe, Pilar Ramos, muchos adolescentes con problemas de salud mental "no saben a quién o a dónde acudir y piensan que su problema no es importante para pedir ayuda". Esto explica por qué un 51% de los que afirman haber sufrido algún problema de esta índole no ha advertido a sus allegados de ello. Otros de los motivos expuestos son el rechazo a que sus familias o tutores escolares se enteren de lo que pasa, la desconfianza en el personal educativo de su centro y la idea de que es mejor que pase el tiempo. 

Los que sí piden ayuda, lo hacen en su entorno cercano: sus amistades (73,6%), ayuda profesional psicológica (60,8%), profesionales del centro educativo (34%) y de la medicina y psiquiatría (30%) o bien escuchando a profesionales en internet y redes sociales (32,7%). Además, el estudio muestra que 4 de cada 10 adolescentes no consideran que su afección sea relevante, no saben lo que les pasa o a quién acudir. 

El papel de los colegios

El 40,5% de jóvenes considera baja o muy baja la probabilidad de que su centro educativo, en concreto, los profesionales de orientación y tutoría, les ayuden. Las razones oscilan desde la falta de confianza en las personas que desempeñan esos roles (56,4%); pensar que no les van a guardar el secreto (49,3%); creer que esos profesionales no tienen la formación adecuada para poder ayudarles (43,1%) y hasta considerar que esas personas tienen otras tareas que deben atender y no disponen de tiempo (37,7%).

Para José Ángel, de 17 años, uno de los jóvenes que ha interpretado los datos, "es importante tener a alguien en el centro con el que hablar cuando estás presionado con los exámenes o cualquier otro problema, pero no suelen estar disponibles. Además a la gente les da miedo que sus compañeros les vean hablar con un orientador por tener un problema de salud mental". Alae, de 16 años, ha asegurado que "las presiones por tener buenas calificaciones nos generan estrés, también la presión por encajar en una sociedad y el miedo a no poder hacerlo; todo eso daña nuestra salud mental". También ha pedido a los medios que cuenten con la opinión de los jóvenes y no les presenten siempre como personas vulnerables.

El cuidado de la salud mental

Los jóvenes creen que la salud mental se cuida con hábitos de sueño (el 74,9% lo piensa), ejercicio físico (62,3%) y llevar una dieta equilibrada (50,6%). Como determinantes externos, señalan la buena relación con sus progenitores (82,6%), el apoyo de personas cercanas (82%) y hacer las cosas que les gustan (78,6%). Sobre los factores que perjudican su salud mental, la investigadora ha explicado que los adolescentes apuntan a "la baja autoestima, el consumo de alcohol y otras drogas, tener problemas de salud física y tener dificultades económicas". También ha destacado como variable externa "el ser víctima de bullying o ciberbullying, y tener problemas familiares".

Como dato curioso, más de la mitad consideran bastante o muy peligrosas para la salud mental las redes que más utilizan (X, TikTok e Instagram), aunque también reconocen que son sus aliadas a la hora de buscar información. "La presión social es real, las redes sociales pueden afectarnos a nuestra salud mental de manera indiscreta y poco a poco, pero todavía estamos a tiempo de evitar un gran nivel de intoxicación digital", ha opinado José Ángel, miembro del Grupo Asesor de Unicef España.

Ayudar a otro amigo

Casi 8 de cada 10 adolescentes ofrecería su propia ayuda (más las chicas), seguido del consejo de acudir a familiares (73%), a profesionales (68%) o amistades (59%). Solo 1 de cada 10 adolescentes sugeriría la búsqueda de ayuda en internet y redes sociales o recomendaría no contar a nadie lo que les pasa. En cuanto a las actitudes y prejuicios hacia los problemas de salud mental, una gran mayoría (78%) asegura que mantendría amistad con alguien de su edad que esté visitando o haya visitado a un profesional de salud mental; otro 25% piensa que las personas con problemas de salud mental sienten vergüenza. 

Prevención y escuchar a los jóvenes 

Entre las recomendaciones de la entidad de defensa de la infancia, está la de fortalecer los programas de prevención, detección precoz y atención de la salud mental en atención primaria y otros sistemas sanitarios. Así pues, destaca el valor de las campañas de concienciación que mejoran el conocimiento y los datos oficiales actualizados. Como añadido, subraya la necesidad de promover la formación de los profesionales del ámbito educativo, favorecer una mayor implicación de los menores y fomentar un espacio digital en clave de bienestar emocional. 

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