Violencia machista, desinformación, justicia y sanidad, los temas que orilla Felipe VI en su mensaje navideño
El rey pasa de puntillas o deja de lado directamente temas capitales en la sociedad.
El rey, en su tradicional mensaje del día 24 de diciembre, dejó directamente de lado o pasó de puntillas por diversos temas que este año han tenido una importancia capital, como la violencia machista, los problemas que a las democracias causan los bulos y la desinformación y el estado de la Justicia. Felipe VI orilló también el tema territorial, Catalunya y la situación de su padre, Juan Carlos I, el rey que abdicó hace diez años y que hoy está fuera del país, tras protagonizar diversos escándalos.
En el año del histórico macrojuicio por el caso de Gisèle Pélicot, que, en Francia, llevó a la condena a 51 hombres, que la violaron, mientras ella estaba sedada, sin que ella lo quisiera, por su marido, Dominique, y que ha contribuido a redefinir la lucha contra la violencia sexual y cuando en España estalló el caso Errejón y han abundado los testimonios de mujeres que comparten denuncias, Felipe VI, padre de dos hijas, se limitó a hacer un brevísimo apunte sobre la pulsión de igualdad de la juventud española.
El rey tampoco ha afrontado el tema de la desinformación, en general, —ni tampoco, en particular, se refirió a los bulos que propaga la extrema derecha—, y las consecuencias que tiene para las democracias. Aunque sí se refirió, en un momento, a la contienda política, que calificó de "atronadora" y también a la "discordia" y al "ruido de fondo" e incluso afirmó, en otro momento, que se llega a discutir incluso, en la tramoya internacional, la "validez de la democracia como sistema de gobierno", Felipe VI no entró a analizar los efectos de los bulos en la convivencia. Este es hoy un tema fundamental y también, en efecto, un debate global que no está resuelto.
Lo mismo sucede con la situación en Oriente Medio y en Ucrania. Más allá de una referencia general a la inestabilidad, al desprecio y al abandono del multilateralismo en la escena internacional, Felipe VI no ha roto una lanza expresa por los gazatíes, sometidos a un genocidio. Tampoco abordó la guerra de Rusia contra Ucrania, que ahora, con la llegada de Donald Trump al poder en EEUU, admite una nueva dimensión.
La situación de la Justicia en España, sometida a fuertes tensiones —ahí está la investigación penal del Tribunal Supremo al Fiscal General del Estado—, a intensas polémicas entre acusaciones de lawfare y con magistrados cercanos al activismo, a juicio de diferentes protagonistas, tampoco ocupó tiempo en el mensaje lanzado por el rey. El monarca sí expresó una genérica preocupación por el ruido y el clima en el que se produce el debate público.
Servicios públicos
A pesar de que el rey se refiere en este mensaje a algunos problemas sociales —vivienda y migración, sobre todo—, no hubo referencias a la crisis de los servicios públicos básicos, educación dependencia y sanidad, que proliferan por todo el territorio, sobre todo visibles en algunas zonas del sur del país y de lo que se ha dado en llamar la España vaciada. Estos temas, como la falta de un médico a mano cuando se necesita, afectan a las vidas cotidianas de la ciudadanía en una frecuencia creciente y contribuyen sobremanera a la desafección política.
El rey no profundizó tampoco en su intervención sobre las causas, que tienen que ver con las políticas y discursos crecientes que, desde posiciones de derechas, neoliberales y ultras, deslegitiman y atacan los aún precarios sistemas públicos de protección social que existen en el Estado. Por el contrario, señaló que, "pese a lo mucho que queda por hacer", le resulta "prometedor" el "nivel general de nuestro bienestar social".
La amnistía y la situación en Catalunya quedaron fuera también del foco también del mensaje de Felipe VI.
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