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La víctima de otra 'manada' en Manresa relata su calvario tras la violación grupal: "Mi vida es una puta basura"
La mujer fue violada en 2019, cuando tenía 17 años, por cuatro individuos que se turnaron para agredirla en un piso ocupado en Manresa. El juicio ha arrancado con su angustiosa declaración sobre las secuelas que sigue padeciendo.
Madrid--Actualizado a
El juicio contra cuatro hombres por violar en grupo a una chica de 17 años en el verano de 2019 en la localidad de Manresa (Barcelona) ha empezado este viernes en la Audiencia Provincial de Barcelona. La Fiscalía pide un total de 55 años de prisión para los acusados, de origen magrebí; para tres de ellos por agresión sexual y violación y para un cuarto por violación en grado de tentativa.
La sesión ha arrancado con la declaración de la víctima, de 19 años en la actualidad. Su relato sobre las secuelas físicas y psíquicas que arrastra tras la brutal agresión ha provocado un gran impacto en la Sala. A preguntas de su abogado sobre cómo ha evolucionado su vida tras la noche del 13 de julio de 2019 cuando fue violada, la joven ha respondido: "Mi vida después de eso ha cambiado mucho. He engordado 40 kilos, en año y medio, por la ansiedad que tengo y estar en mi habitación sin poder salir".
La víctima ha continuado sin que su letrado se atreviera a cortarla. "No tengo contacto con mis amistades por la depresión que tengo. He tenido y sigo teniendo muchísimos ataques de ansiedad, no puedo respirar, recuerdo todo lo que me ha pasado". La mujer ha indicado que "tengo fobia a los hombres y a los magrebíes. No quiero que me toquen, ni siquiera familiares que son hombres".
La muchacha se ha visto obligada a abandonar sus estudios. "No puedo ir sola por la calle. No me siento segura. Duermo en estado de alerta. He intentado seguir con las clases pero no he podido. Mi vida es una puta basura".
Su letrado le ha preguntado si ha tenido pensamientos de suicidio, a lo que ella ha respondido: "Constantemente".
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 13 de julio de 2019. La joven conoció en la calle a un grupo de chicos que le manifestaron que iban a ir más tarde a las fiestas de un municipio cercano. Ella también iba a ir, había quedado con su prima. Mientras hacía tiempo, los chicos la invitaron a comer algo en su piso; un inmueble ocupado en un edificio medio derruido en el barrio de las Escodines de Manresa. En el interior del lugar, había más hombres. Bailaron y bebieron unos 'chupitos' de whisky. La chica ha indicado que en ningún momento le hicieron ninguna insinuación sexual. "Me encontraba a gusto".
En un momento dado, "me insistieron en que me veían muy mal y que necesitaba descansar. Me negué, pero insistieron, y me llevaron un poco forzosamente. Me tumbé en la cama e intenté dormir pero no pude", ha relatado la víctima. Al poco, entró uno de los jóvenes, que la violó. "Le hice entender de todas las formas posibles que no quería, chillé, le dije que parara". Tras la primera agresión, entró en la habitación un segundo individuo. "Dudo si me penetró, pero sí que me tocó y quería que yo le tocara a él", ha explicado la víctima. Después entraron un tercero y un cuarto individuos que volvieron a violarla.
La muchacha, tras la última violación, logró llamar a Emergencias con el teléfono móvil que el cuarto violador se había dejado en la habitación. Cuando los agresores se percataron, le arrebataron el móvil. "Tenía miedo por mi vida", ha reiterado.
Cuando pudo vestirse, pidió salir a la calle para reunirse con su madre. La acompañaron dos de los agresores. Solicitó a uno de ellos el móvil para llamar a su madre, pero llamó de nuevo al teléfono de Emergencias. En ese momento, los violadores huyeron.
Revictimización, otra vez
Pese al angustioso relato sobre las consecuencias que ha tenido en su vida la violación múltiple, hasta el punto de calificarla de "puta basura", varias abogadas defensoras de los acusados han formulado preguntas de difícil justificación cuando desde el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y otros órganos judiciales se ha venido reiterando en los últimos tiempos la necesidad de evitar la revictimización de las víctimas de agresiones sexuales en los juicios.
"Usted estaba inmóvil y desnuda en la cama, ¿qué hacía?", le ha preguntado una letrada de la defensa, que ha sumado otras preguntas del mismo tipo: "¿Forcejeó en algún momento?" "¿Hubo arañazos, en qué consistió el forcejeo?" "¿Intentó cerrar las piernas o estuvo inmóvil?" Otra letrada le ha preguntado: "Usted ha manifestado que se oponía chillando, ¿qué chillaba?", a lo que la víctima ha contestado: "Pues chillidos de dolor". La abogada entonces ha espetado: "¿Porque la hacían daño?".
Las defensas de los cuatro acusados, que no han declarado en la primera sesión del juicio, han insistido en sus preguntas a los mossos d' esquadra que acudieron a socorrer a la víctima en el estado de embriaguez de la chica. "¿Notó halitosis alcohólica, se tambaleaba, balbuceaba?" Uno de los agentes ha zanjado: "La víctima era coherente en lo que contaba".
Se da la terrible coincidencia que esta violación grupal se produjo un poco antes de que se celebraba el juicio por una anterior agresión cometida también en esa localidad barcelonesa, en 2016, por un cinco individuos, conocidos como la 'manada de Manresa', contra una niña de 14 años. La sentencia fue muy polémica porque los culpables fueron condenados por abuso sexual en vez de por agresión sexual.
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