Este artículo se publicó hace 4 años.
Stalin tuvo bajo vigilancia a George Orwell y Willy Brandt en Barcelona
Un documento de los servicios de inteligencia de las Brigadas Internacionales hallado en Moscú prueba que el escritor y el futuro canciller alemán y presidente de la Internacional Socialista, ambos simpatizantes del troskista POUM, fueron objeto de seguimientos "al mismo tiempo por los mismos agentes" en la capital catalana en 1937
Zaragoza-
George "Orwell y [Willy] Brandt estaban bajo vigilancia al mismo tiempo por los mismos agentes" estalinistas durante la tensa primavera de 1937 en Barcelona, explica a Público Gleb Zilberstein, el investigador israelí que confirmó, al detectar restos biológicos de tuberculosis en una carta de 1937 hallada en el Archivo de las Brigadas Internacionales de la Kommintern, en Moscú, cómo el escritor había contraído en la guerra civil española la tuberculosis que le costaría la vida trece años más tarde.
Zilberstein y el profesor Pier Giorgio Righetti, del Politécnico de Milán, que continúan investigando las trayectorias del escritor británico y del italiano Luigi Longo, comisario de las Brigadas Internacionales, han localizado en ese mismo archivo un documento que aporta varios datos de interés, desconocidos hasta ahora, sobre el paso por Barcelona de Orwell y de Brandt, que años más tarde ocuparía la cancillería alemana (1969-1974) y la presidencia de la Internacional Socialista (1976-1992).
La estancia en Barcelona y sus vivencias en torno a la guerra civil y las relaciones entre las organizaciones del Frente Popular, especialmente entre los libertarios de la CNT, los troskistas del POUM y los "chinos" prosoviéticos del PSUC, resultaron clave en el ideario de ambos, con un furibundo antitotalitarismo en el caso del escritor, patente en obras como Rebelión en la granja, de cuya primera edición se acaban de cumplir 75 años hace apenas tres meses, y 1984, y un viraje hacia la socialdemocracia en el del político.
"Orwell es primero antiimperialista, por lo que vivió en su paso por Birmania, llega a España movido por su antifascismo y después de ‘los hechos mayo’ es profundamente antitotalitario", explica el periodista e investigador Víctor Pardo, uno de los mejores conocedores del fugaz pero intenso paso del escritor por la guerra civil española.
Brandt y Orwell compartieron círculos personales y políticos en la Barcelona de la guerra civil y llegaron a tener encima el mismo foco de seguimientos por parte de los espías de los grupos estalinistas que en esa época pululaban por la capital catalana, vinculados a las Brigadas Internacionales, dependientes de la Kommintern y recelosos del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) al que ambos se acercaron. O eso es, cuando menos, lo que indica el documento hallado ahora en Moscú.
Dos caminos que se creían más separados de lo que fueron
El paso del escritor, que en realidad se llamaba Eric Blair, por la España en guerra es conocido en líneas generales afiliado al Partido Laborista Independiente (ILP, por sus siglas en inglés), y tras ser vetado por las Brigadas Internacionales por haber trabajado como policía en Birmania, llegó con una acreditación de prensa a Barcelona a finales de diciembre de 1936, se alistó en las milicias del POUM y viajó con ellas al frente de Aragón, primero a la línea de trincheras de la Sierra de Alcubierre y después al sitio de Huesca, donde un francotirador le hirió gravemente el 20 de mayo. Su participación en la guerra, que comenzó como miliciano con un fusil Máuser siete años más viejo que él y terminó como cabo, duró 115 días.
Antes, el 25 de abril, había llegado de permiso en Barcelona, donde se reencontró con su mujer, Ellen, que unas semanas antes le había visitado en el hospital de campaña de Monflorite (Huesca) cuando se recuperaba de una herida en una mano. Y allí viviría los enfrentamientos de mayo del 37 entre libertarios (POUM y CNT) y estalinistas (PSUC, apoyado por una Generalitat controlada por ERC) y el comienzo de la persecución de su partido antes de regresar por segunda y última vez al frente.
Apenas había pasado un mes desde que recibió el disparo cuando, el 23 de junio, huyó a Francia en tren con Ellen para salvar el pellejo. Los estalinistas perdieron su rastro veinte días antes de que se presentara en un tribunal de Valencia una acusación de "troskismo rabioso" y de quintacolumnismo contra ambos que podría haberles costado la vida.
De Brandt, también periodista y también simpatizante del troskismo (militaba en el SPA, el Partido Socialista Obrero) en aquella época, se conoce que había llegado a España en febrero de 1937 bajo la falsa identidad del noruego Gunnar Gaasland, como corresponsal de guerra de varios medios escandinavos y para participar en el Buró Internacional de Juventudes Revolucionarias, dirigido por las Juventudes Comunistas Ibéricas. No tuvo actividad militar, aunque sí asistió ‘empotrado’ en una unidad del POUM a algunas escaramuzas en el sitio de Huesca.
Apenas hay más detalles documentados de su paso por Barcelona en esos meses de la guerra civil, que resultarían fundamentales en el rechazo de ambos al comunismo soviético, más allá de que Brandt, que al dejar su país en 1933 ante la amenaza de los nazis había abandonado su nombre real (Herbert Frahm), también salió de España en junio de 1937 y de que ambos coincidieron bajo el techo del Hotel Falcón, en las Ramblas, que el POUM utilizaba como residencia para dirigentes, milicianos e invitados.
"En Barcelona se hospedaron en el hotel Falcón, del POUM, donde llegó a conocer a George Orwell, con el que vivió por algún tiempo en la misma residencia", explica el economista e historiador de la universidad de Nuremberg Walther L. Bernecker en Brandt y la guerra civil española, aunque otros estudiosos de sus figuras aseguran que ese contacto, de haberse dado, no dejó huella en ninguno de ellos, que nunca citaría al otro en sus escritos.
Los mismos espías tras sus círculos
Sin embargo, el documento descubierto ahora revela que ambos se movían en círculos cercanos y que los entornos de ambos estaban siendo objeto de seguimiento por el mismo grupo de espías ligados a los servicios de espionaje soviéticos a través de las Brigadas Internacionales, organizadas por la Kommintern.
El informe, titulado "III-POUM-Leute" ("personas del POUM, 3") está fechado en abril de 1937, cuando los estalinistas preparaban el golpe contra los libertarios, y escrito en alemán, lo que indica que no era de ‘consumo interno’ para sus tentáculos locales en Catalunya.
En él son citados de manera consecutiva dos grupos de personas de origen extranjero alineadas con el POUM y a los que están vinculados el escritor y el futuro canciller alemán, que en esos meses había recuperado su segundo nombre.
Brandt, del que el texto reseña que "trabajó en el Comité Ejecutivo del POUM", figura como una de las "conexiones" de Else Homberger, una empleada de esa misma dirección que, además de realizar "trabajos técnicos" para la revista Deustche Revolution, gestionaba la correspondencia del partido con sus militantes en el extranjero. "Su pasaporte alemán había caducado", añade, tras cinco años en los que, antes de trasladarse a Barcelona, había vivido en Tossa de Mar y en Sitges.
El enigmático comandante Kopp
Ellen Blair, que trabajaba como secretaria de John McNair, el dirigente del ILP que organizó la llegada de británicos a las milicias del POUM, y que aparece reseñada como "una inglesa cuyo marido está en el frente", figura como "conexión" de Georg Kopp, el enigmático comandante belga de origen ruso que dirigió a los antifascistas británicos del POUM en el Frente de Aragón, donde tuvo a sus órdenes al escritor, y al que el espionaje prosoviético atribuyó un romance con la mujer de este.
Orwell cita en varias ocasiones en Homenaje a Catalunya, editado en 1938, a Koop, a quien se refiere como "un amigo personal mío" que "lo había sacrificado todo, familia, nacionalidad, carrera, solo para luchar contra el fascismo en España".
"Encontramos el documento de Willy Brandt por casualidad mientras revisábamos los archivos de Orwell", señala Zilberstein, para quien "resulta interesante que Brandt utiliza su propio nombre y no un seudónimo noruego".
"Hallamos unos archivos de inteligencia desconocidos de las Brigadas Internacionales que indican que Orwell y Brandt estaban bajo vigilancia al mismo tiempo por los mismos agentes", añade. Eso, vista la fecha del documento, incluye las jornadas que Orwell pasó en Barcelona de permiso durante esa primavera, en las que convivió con Ellen.
"Había informantes en todos los hoteles y bares"
Los combatientes británicos del POUM tenían una especial exposición a la malla de informantes y delatores que se extendía por los ambientes políticos y bélicos de Barcelona. "Había informantes de servicios especiales en todos los hoteles y bares de Barcelona", explican Zilberstein y Righetti en uno de sus trabajos, en el que anotan cómo estos "no querían vivir en apartamentos, sino que preferían hoteles", algo que, además de provocar "quejas por sobrecostos del servicio médico", los colocaba "bajo la supervisión de informantes".
"Se ve así que hay una red de espías que se ramifica seguramente entre las principales fuerzas de combate, británicas, alemanas, rusas y diferentes fuerzas españolas, como el gobierno republicano, pero también el POUM, anarquistas y miembros del Partido Comunista Español", añaden.
Esas redes ya habían puesto sus focos en el grupo de Ellen, Kopp y McNair, al que estaba vinculado Orwell, mientras este permanecía en el frente. "Cuando Eric llegó a Barcelona desde el frente el 27 de abril, entró en una telaraña pegajosa de espionaje y vigilancia" que, según sus propias palabras, le provocó "un sentimiento inconfundible y horrible de rivalidad política y odio. Gente de todos los matices de opinión decía con aprensión: pronto habrá problemas".
En ese sentido, Zilberstein y Righetti consideran "real" la "posibilidad de que Eric y Ellen pudieran haber sido encarcelados, acusados de actuar como espías fascistas y ejecutados", como ocurrió con buena parte de la dirigencia y de la militancia del POUM.
"Los meses de mayo-junio de 1937 de los Blair en Barcelona estuvieron verdaderamente plagados de riesgos" y, "de hecho, su huida a Francia fue un escape por poco de una sentencia de muerte", añaden.
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