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La sanidad andaluza ahonda su deterioro: un polvorín que Moreno trata de calmar

Los últimos cuatro años de Gobierno de la derecha en Andalucía no logran frenar el deterioro de la sanidad andaluza, que causó grandes protestas en los años de Susana Díaz. Si en 2018 la Comunidad ocupaba el puesto 12º en la clasificación que elabora anualmente la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, ahora está en el 14º, solo por delante de Canarias, Catalunya y Murcia.

Juanma Moreno, durante una visita a las obras del materno-infantil de Málaga, en 2020. Archivo.
Juanma Moreno, durante una visita a las obras del materno-infantil de Málaga, en 2020. Archivo. Álex Zea / Europa Press

La movilización de este fin de semana en Madrid ha traído a la memoria las también masivas manifestaciones en defensa de la sanidad pública, que contribuyeron en 2017 y 2018 a la caída del PSOE de Susana Díaz y a su posterior salida de la Junta de Andalucía, después de 37 años.

Cuatro años después, Juanma Moreno y el PP gobiernan con una cómoda mayoría absoluta y la sanidad sigue estando entre los principales problemas de Andalucía: el tercero, por detrás del paro y la inflación, empatado con el estado de la economía y la falta de oportunidades de los jóvenes, según el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces, de septiembre pasado.

De momento, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, aguanta, en términos políticos, el flanco de la sanidad pública andaluza, un verdadero trasatlántico, con sus más de 120.000 trabajadores. Su deterioro, que, según los datos disponibles, ha proseguido en los años de Gobierno del PP, partido que tomó las riendas en enero de 2019, hasta ahora no ha tenido consecuencias electorales para Moreno.

Sí han existido –y existen– protestas recurrentes –la próxima, convocada por las mareas blancas, está prevista para el 26 de noviembre– y el despido por la vía de la no renovación de contratos de 8.000 sanitarios contratados durante la época dura de la covid, que causó amplia preocupación, aún colea.

"La destrucción de la Sanidad pública se da en todo el Estado. En Andalucía ya se están cerrando consultorios locales, ya hay muchos centros de Salud sin pediatra, se han cerrado las urgencias del Hospital de Lebrija... y cada vez más fondos para conciertos con la sanidad privada", afirma a Público Luis González, de CCOO en Sevilla.

El presidente Moreno, sabedor de que la sanidad, además de la corrupción –los ERE– y del agotamiento del PSOE andaluz después de 37 años de gobiernos consecutivos y de la guerra interna, fue un factor fundamental en su ascenso a la presidencia de la Junta tuvo la iniciativa de firmar con los sindicatos, a las puertas de los comicios de junio pasado, una mejora relevante de las condiciones laborales de los sanitarios: les subió el sueldo a 72.000 trabajadores. Esto contribuyó durante la campaña electoral a tener la fiesta en paz, al calmar los ánimos de una plantilla bajo una presión enorme, incrementada durante la crisis covid.

Un trabajo de Comisiones Obreras de enero de este año permitía atisbar las sensaciones de los trabajadores de la sanidad. El sindicato entrevistó a 865 sanitarios: el porcentaje de sanitarios con un tratamiento antidepresivo era del 8,9%, "siendo el porcentaje de depresión entre la población general de Andalucía solo del 3,8%". Además, el 89% del total de personas encuestadas habló de cansancio, el 84% de frustración, el 79% de tristeza, el 83% de ansiedad y el 74% de insomnio. Así que esa mejora salarial, ese acuerdo con los sindicatos, fue providencial para el PP.

Peor que en 2018

Los indicadores que revelan el estado del sistema, más allá del trazo grueso con el que dibuja el escenario de la sanidad el presidente de la Junta y sus consejeros –el aumento del presupuesto en términos absolutos–, no revelan que el deterioro de la sanidad pública se haya frenado. Por el contrario, está peor que en 2018, cuando los socialistas dejaron el poder, en términos relativos.

Este desgaste de la sanidad pública en Andalucía tuvo un punto de inflexión, según otro estudio de CCOO, tras la imposición por el Gobierno de Mariano Rajoy de la tasa de reposición 0, en vigor durante varios años, lo que llevó a la pérdida de más de 2.700 sanitarios en la Comunidad.

En 2018, último año de Gobierno del PSOE, la sanidad andaluza, que había llegado a ocupar en 2009 el sexto puesto en la clasificación de los mejores servicios de salud de las Comunidades Autónomas que elabora cada año la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), estaba ya en el puesto 12º. En 2022, ya después de cuatro años de Gobierno de Moreno, está en el 14º, por debajo de Madrid, y solo por delante de Canarias, Catalunya y Murcia.

La Federación, para elaborar su ranking, tiene en cuenta 34 variables agrupadas en cinco epígrafes fundamentales: Financiación, recursos y funcionamiento; política farmacéutica; valoración de los ciudadanos; listas de espera, y privatización sanitaria.

En cuanto a la financiación, según el último estudio de la FADSP, Andalucía es la segunda que menos dinero destina per cápita a la salud, solo por detrás queda Madrid. Este es un problema que está relacionado también con el sistema de financiación de la Comunidades Autónomas que, según los expertos, perjudica a Andalucía.

El gasto farmacéutico, contenido en Andalucía durante los años de la subasta de medicamentos que implantó la hoy ministra de Hacienda, María Jesús Montero, después de que Moreno la haya liquidado, se ha disparado: un 15,7% en 2022, según el trabajo de la FADSP, muy por encima del incremento en la siguiente Comunidad, que es Madrid. A pesar de esta vertiginosa subida, hay aún nueve Comunidades con un gasto en farmacia per cápita superior al andaluz, lo que de algún modo, viene a dar la razón a Montero en su apuesta por la subasta, un sistema que favorecía el uso del medicamento más barato.

Último puesto

La percepción de los ciudadanos sobre cómo funciona su sistema sanitaro deja a la sanidad andaluza en muy mal lugar. Ocupa el último puesto junto a Catalunya en satisfacción del ciudadano, por debajo de la Comunidad de Madrid.

Las listas de espera en atención primaria están mejor en Andalucía que en otros lugares: ocupa el noveno puesto. Sin embargo, el dato en bruto revela que hay muchísimo margen de mejora. En la Comunidad solo reciben cita en 24 horas el 17,7% de los pacientes, muy por debajo de los lugares donde mejor funciona el sistema en este apartado. Así, en Navarra el 54% reciben cita en 24 horas y Extremadura el 40%. En Madrid, solo al 6,4% le ve un médico en 24 horas.

"La situación es similar que en Madrid", afirma Antonio Macías, de la Unión General de Trabajadores: "Cuando las barbas de tu vecino veas mojar, pon las tuyas a remojar. Hay un dato muy claro. La cita para que te vea el medico de atención primaria. Menos de una semana es raro que te den cita. Existe una falta de organización, sobre todo. No hay plan de atención primaria. Hay más personal, más demanda. Y se está implantando la consulta de acogida, que es medicina low-cost: pongo a enfermería a recibir a los ciudadanos. El médico se pelea con el enfermero y el enfermero con el médico. Un caos".

En cuanto a la privatización de la sanidad andaluza, a pesar de los incrementos de estos últimos años en las derivaciones de pacientes a la sanidad privada con cargo al presupuesto de la Junta y del reciente y millonario concierto firmado con la empresa Pascual para que gestione cuatro hospitales en Cádiz y Huelva la herencia recibida permite que la situación, de momento, sea de las mejores del país.

Solo tres Comunidades Autónomas –Cantabria, Castilla y León y Valencia– dedican menos dinero que Andalucía a conciertos sanitarios. Mientras Andalucía destina el 4% del gasto sanitario total a contratación con centros privados, según el trabajo de la FADSP, Madrid desvía el 9% y Catalunya el 24,5%.

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