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MADRID—. Con una puesta escena sobria y con un un punto de solemnidad, —y también con veinte minutos de retraso sobre la hora anunciada en un primer momento— Pedro Sánchez y Albert Rivera firmaron este miércoles por la mañana su acuerdo político para que el primero encabece "un Gobierno de progreso y reformista".
La firma tuvo lugar en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados, con los dos líderes sentados en una pequeña mesa y, a pocos metros, los equipos negociadores de PSOE y Ciudadanos. El acto de la firma fue breve, apenas unos segundos; luego los dos políticos salieron de la sala para dirigirse a otra, donde hicieron declaraciones por separado.
Los dos líderes ofrecieron la rueda de prensa en una sala presidida por el famoso cuadro del abrazo de Juan Génovés, ese que simboliza la Transición de finales de los 70, como fondo. Todo un mensaje y un guiño a los demás partidos.
Albert Rivera fue el primero en hacer declaraciones. Cómo no, empezó recordando la época de la Transición y dijo que el documento que han firmado "es la base para una nueva etapa política. Ahora nos toca asentar las bases de otros 40 años de libertad y prosperidad".
Rivera destacó las virtudes del pacto con el PSOE, entre ellas que no se suban los impuestos a los ciudadanos, un pacto nacional por la Educación, la regeneración democrática, la reforma de la Constitución, el empleo de calidad o la igualdad de oportunidades".
Pero lo que más le importa Rivera es que el documento sellado con los socialistas es que "vamos a seguir viviendo en un país llamado España".
Pese a la solemnidad y al boato, los dos partidos saben que no saldrá adelante si no suman al PP al pacto. Rivera lo reconoció e invitó a "otras fuerzas políticas y a la sociedad civil" a sumarse a un acuerdo "con 200 puntos puntos para cambiar España". Volvió a invocar el espíritu de la Transición y apeló a los valores de la concordia y el entendimiento. Tan impregnado estaba Rivera del espíritu de la Transición, que terminó su intervención parafraseando a Suárez como corolario de lo que quiso decir: "Hagamos que lo que ya es normal en la calle, sea normal en las instituciones".
Tras Rivera, fue Sánchez quien habló. Empezó dando las gracias a su equipo negociador y al de Ciudadanos por "el trabajo bien hecho". Reconoció el líder socialista que "no ha sido fácil alcanzar este acuerdo, que es un primer paso, pero no suficiente, para el cambio en España".
"Es un acuerdo de investidura, pero también de legislatura, con más de 200 reformas. Es un acuerdo de honestidad, y aquí no ha cedido nadie, sólo hemos cedido para que ganen los españoles". "Se cumplen los requisitos por los que yo acepté presentarme: un programa reformista y de progreso".
Sánchez explico los siete ejes del pacto: desgranó muchas medidas en materia económica y laboral —según dijo, la derogación de la reforma laboral, un impuesto a la riqueza, lucha contra el fraude fiscal, etcétera... —, pero lo más llamativo es la reducción de los contratos laborales: indefinido, de formación, y uno temporal que se llamará "estable progresivo", un sucedáneo del contrato único propuesto por Ciudadanos durante la campaña electoral.
Lo cierto es que Sánchez muchas de las medidas incluidas en el pacto en favor de la regeneración democrática o contra la corrupción. En ese sentido, fue mucho preciso que Rivera.
Frente a los críticos que no ven en este acuerdo más que un brindis al sol, el líder del PSOE aseguró que el acuerdo de su partido con Ciudadanos es "histórico"y sí suma", por lo que reprochó a sus críticos que "no han entendido nada". "Este acuerdo suma porque propone y no confronta a los españoles, porque la única victoria que hay en el él es el acuerdo; porque no excluye y tiende la mano a izquierda y derecha", dijo no sin cierta solemnidad. Y fue ahí cuando aprovechó para decir que el pacto es "abierto" y que espera que se unan otras fuerzas, en especial Podemos, a quien lanzó un guiño: "Si hay quien considera que no es un acuerdo de izquierdas, que lo lean y me digan dónde no es de izquierdas".
Así que ambos partidos ofrecerán al resto sumarse al acuerdo que, según algunas fuentes consultadas por Público, puede ser perfectamente asumible por otros partidos. Sin embargo, tanto el PSOE como Ciudadanos parecen haber optado por la táctica de la presión.
La firma se produjo después de que tanto Sánchez como Rivera reunieran a sus Ejecutivas. La Ejecutiva Federal del PSOE aprobó este miércoles activar el proceso para someter a la consulta de la militancia los acuerdos para la posible investidura de Pedro Sánchez y aprobó también la fórmula de consulta a los afiliados.
La pregunta que se someterá al criterio de la militancia, tendrá la siguiente formulación: El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas políticas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. “¿Respalda estos acuerdos para conformar un Gobierno progresista y reformista?”. Y la respuesta que se incluirá en la misma papeleta sólo podrá ser "sí" o "no".
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