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El PSOE cuida la relación con Junts, que encara un decisivo congreso que será clave para el Gobierno

Los socialistas evitan críticas públicas al partido de Carles Puigdemont pese a sus últimas votaciones contra el Gobierno. En Moncloa son comprensivos con el momento de "reflexión" del partido independentista antes de su cónclave. 

El expresident de Catalunya, Carles Puigdemont, durante el acto que protagonizó el 8 de agosto en Barcelona.
El expresident de Catalunya, Carles Puigdemont, durante el acto que protagonizó el 8 de agosto en Barcelona. David Zorrakino / Europa Press

Hace poco más de un año que Junts y PSOE cerraron su primer gran acuerdo. Fue para la votación de Francina Armengol para la Presidencia del Congreso de los Diputados. Desde entonces, la relación entre los socialistas y el partido de Carles Puigdemont ha sido un carrusel de emociones: verificadores internacionales, reuniones en Suiza, la ley de amnistía y las maniobras judiciales en su contra. 

El último capítulo hasta la fecha tiene que ver con la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat de Catalunya. El pacto entre PSC y ERC no sentó bien a Junts. Puigdemont reclamó su posición y protagonizó una rocambolesca vuelta momentánea a Barcelona el día de la investidura. 

Junts celebra, del 25 al 27 de octubre en Calella, un congreso decisivo para su formación política. Por extensión, también para el Gobierno de Pedro Sánchez. El partido independentista, que no ha descartado la presencia de Puigdemont en el cónclave, quiere que este congreso sirva para convertirse en la formación independentista de referencia tras recuperar posiciones frente a ERC en las últimas elecciones. 

El partido independentista ha dado varios reveses a los socialistas durante los últimos tiempos. Se ha alineado con PP y Vox en algunas votaciones clave. Una de ellas sobre la reforma de la ley de extranjería pactada entre el Ejecutivo estatal y el de las Islas Canarias. Junts se ha negado a acoger menores migrantes alegando que la situación catalana es de saturación y que el Estado español no debe hacer "imposiciones" de este tipo. 

En el mes de julio también sumaron sus votos a los de la extrema derecha y derecha para tumbar los objetivos de estabilidad, un trámite clave para iniciar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Junts mandaba un toque de atención al Gobierno antes de la investidura de Illa. 

La pasada semana el partido de Puigdemont volvió a confrontar parlamentariamente con la coalición progresista. Votó a favor de que Sánchez y María Jesús Montero comparecieran de manera urgente en el Congreso para explicar el pacto con ERC y la "financiación singular" para Catalunya. La petición surgía del PP pero no salió adelante pese al voto favorable de Junts ya que se produjo un empate. 

En las filas socialistas han cuidado las formas en todo momento con Junts, conscientes de que son necesarios para sacar adelante los PGE y otros asuntos de relevancia. Pese a que han votado, por ejemplo, en contra de la reforma de la ley de extranjería igual que PP y Vox, las críticas en público han sido al cien por cien contra los populares. 

Moncloa resta además importancia a estas últimas votaciones y las enmarca en la proximidad del congreso de la formación independentista. Fuentes del Gobierno señalan que por su parte mantendrán la misma actitud abierta y dialogante con Junts ya que son conscientes de no tener la mayoría parlamentaria. 

"Ellos también tienen que explicar sus razones, están en un momento de reflexión. En los momentos congresuales, todos los partidos tienen que tomar sus decisiones. Cuando están fuera de los gobiernos, se tienen dificultades", añaden estas mismas fuentes. 

Los difíciles Presupuestos 

En el Gobierno son también conscientes de las dificultades que tendrán para pactar o avanzar con Junts los PGE antes de la celebración de su cónclave. También llegan mensajes similares desde el partido de Puigdemont y se hacen extensivos a ERC, como publicó este medio. 

En todo caso, el Gobierno estatal afirmó la pasada semana que presentarían unas cuentas públicas pese a no tener los apoyos asegurados. "Vamos a hacer ese trabajo. Vamos a cumplir con nuestra responsabilidad", señalan en Moncloa. En cualquier caso, ya deslizan que la posibilidad de que haya una nueva prórroga presupuestaria no sería algo dramático. 

Mientras tanto, los socios de coalición del PSOE no contemplan otro escenario que no sea el de unos nuevos PGE. Y en este sentido, el pasado viernes Sumar lanzó un guiño directo a los partidos catalanes mediante los esfuerzos en favor de las lenguas cooficiales. "Estoy convencido de que voy a encontrar la simpatía de partidos como ERC y Junts en esta materia", afirmó el ministro de Cultura y portavoz de Sumar, Ernest Urtasun. 

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