Este artículo se publicó hace 3 años.
El 'Ohio' español aplaca su rebeldía: los partidos estatales pacifican sus estructuras en Aragón
La recuperación de la sintonía con Ferraz por el PSOE de Lambán y la toma de control del PP de esa comunidad por los 'casadistas' cierran el ciclo de rebeldía de los partidos aragoneses con sus direcciones estatales, que también incluyó en los últimos año
Zaragoza--Actualizado a
¿Pacificación? ¿Sometimiento? ¿Estrategia? ¿Ninguna de las anteriores es correcta? Quizás. O puede que todas ellas en parte. Aragón, el 'Ohio' español, ha dejado de ser un territorio político rebelde en términos orgánicos para los partidos de implantación estatal, algo de lo que siempre han intentado sacar rendimiento electoral, en ocasiones con éxito, las formaciones de ámbito territorial como el Partido Aragonés (Par) o Chunta Aragonesista (Cha), unos por la derecha y otros por la izquierda.
"Están todos muy centrados en Madrid. Hay una vuelta al modelo tradicional de partido. Se vuelve a la rutina, y la rutina la marcan las ejecutivas de Madrid", explica un veterano observador de la política de Aragón, ese territorio al que se conoce como el 'Ohio' español por una curiosidad electoral que desapareció con la irrupción de Teruel Existe en las últimas generales: el partido más votado a nivel estatal, y que acababa formando Gobierno, era también el más votado en las tres provincias, algo similar a lo que venía ocurriendo, también hasta la última convocatoria, con ese estado en las presidenciales de EEUU.
Desde la primavera de 2015, la práctica totalidad de las organizaciones locales de los partidos de implantación estatal en ese territorio (la excepción es IU) han mantenido, al mismo tiempo que resultaban claves para urdir alianzas como Unidas Podemos o para provocar vuelcos como el del PSOE en octubre de 2016, duros enfrentamientos con sus direcciones estatales que, poco a poco, se han ido aplacando hasta que, en una misma semana, socialistas y populares cerraban ese ciclo escenificando la vuelta a sintonía con Ferraz y con Génova.
Los primeros, con un congreso al que su secretario general y presidente autonómico, Javier Lambán llega sin rivales y con todas las bendiciones de Pedro Sánchez; los segundos, con el lanzamiento del alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, como cabeza de una candidatura única con la que los 'casadistas' se imponen tras sendas etapas de 'sorayistas' y 'cospedalistas'.
La distensión del PSOE de Lambán y el de Ferraz
"Lambán no tiene contestación ni dentro ni fuera. Se prevé un congreso tranquilo. Ya nos dimos lo nuestro en 2017", explica un dirigente del PSOE aragonés ante el cónclave de este fin de semana, en el que los secretarios generales regional y federal tratarán de mostrar una sintonía que hace solo unos nadie incluía en sus pronósticos.
Las cosas han cambiado mucho en los últimos cuatro años en el socialismo aragonés, que se tensó hasta el extremo
Las cosas han cambiado mucho en los últimos cuatro años en el socialismo aragonés, que se tensó hasta cerca del extremo en unas primarias en las que la mayoría del partido en Huesca y parte de Zaragoza, alineadas con un Ferraz al que acababa de regresar Pedro Sánchez, apoyaban a la exconcejal Carmen Dueso como rival de un Javier Lambán que, ya en la presidencia del Gobierno autonómico, acababa imponiéndose con el apoyo del grueso de Zaragoza y Teruel.
Las tensiones entre la dirección del PSOE aragonés y la federal venían de atrás, de antes de la defenestración inicial de Sánchez, y se reavivaron con su regreso a la sede de Ferraz, tras el que Javier Lambán siempre se mostró, en línea con el castellanomanchego Emiliano García Page y el extremeño Guillermo Fernández Vara, como uno de los barones más críticos con las posiciones de su partido en temas como el 'procés' catalán o las alianzas parlamentarias.
Sin embargo, esas relaciones llevan meses en proceso de distensión, algo que no es exclusivo de Aragón sino que se extiende al resto de territorios con barones críticos, como la Comunitat Valenciana o Castilla-La Mancha, donde Ferraz sitúa como alternativas a medio plazo a ministras como Pilar Alegría, Diana Morant o Isabel Rodríguez al mismo tiempo que avala la gestión de las direcciones locales.
El año electoral de 2023
En 2022 se abre un ciclo electoral intenso que finalizará en la primavera del año siguiente con unas elecciones municipales, autonómicas y generales en las que la magnitud del envite y la incertidumbre de los pronósticos invita más a usar los remos en la misma dirección que a atizarse con ellos en cuitas internas.
Y todos, tanto los partidos de ámbitos estatal y sus organizaciones locales, parecen empezar a moverse en esa onda, aunque al mismo tiempo se mantengan algunos rasgos propios como el discurso crítico y reivindicativo con las propuestas de financiación autonómica que mantiene Lambán.
"Se percibe una centralización total, están todos al tanto de lo que marca Madrid, donde las ejecutivas son prácticamente monocolores" de quien dirige el partido, indican las mismas fuentes, que advierten que "Madrid te da la marca, pero hay que trabajarse temas y propuestas locales".
"Hace veinte años lo que marcaba la clave era el ámbito autonómico, pero ha habido una recentralización de los discursos", añaden.
Podemos recobra la calma en vísperas de la renovación
En Podemos también se han calmado las tensiones entre la dirección aragonesa y la estatal que venían marcando la vida interna de la formación morada desde sus inicios.
El partido morado, que el año que viene se enfrenta a un intenso proceso de renovación interna al llevar ocho años en los cargos públicos sus principales representantes, echó a andar en Aragón con un proceso interno desarrollado en febrero de 2015 en el que la candidatura de Pablo Echenique a la secretaría general tenía como rival a otra encabezada por Violeta Barba cuyo principal aval era Pablo Iglesias.
El equipo de Maru Díaz, con miembros del de Escartín, no ha mantenido ningún choque con la dirección federal
Más tarde comenzaba una etapa de colaboración entre ambas direcciones que cambió poco después de que el científico dejara la autonómica al trasladarse a Madrid para centrarse en la Secretaría de Organización de los morados.
Los choques con la dirección estatal se intensificaron en la etapa de su sucesor, Nacho Escartín, tanto en el plano territorial de la organización como en el local, donde la ruptura con la confluencia Zec (Zaragoza en Común) acabó con el ayuntamiento de la capital en manos de una coalición de PP y Cs que gobierna bajo la supervisión de Vox.
Su cese conllevó unos meses después, en un proceso desarrollado en plena pandemia y que terminó en junio de 2020, el relevo por Maru Díaz, consejera de Universidad del Gobierno de Aragón, cuyo equipo, en el que repiten varios miembros del de Escartín, no ha mantenido hasta la fecha ningún choque con la dirección federal.
Los 'casadistas' toman el control total del PP aragonés
Las conservadores suelen utilizar sordina en sus hostilidades internas, aunque no de suficiente calibre como para que tras las primarias de 2018 las diferencias entre la dirección territorial, con el 'cospedalista' Luis María Beamonte al frente, y la estatal fueran aflorando.
"Controlan todo el partido y van a hacer el experimento de situar a un alcalde al frente del partido para ver si funciona"
Acabaron decantándose a favor de Génova, como comenzó a quedar claro con la aparición en puestos de salida de las listas de las últimas generales de Mario Garcés y de Pedro Navarro en Huesca y Zaragoza, a lo que se sumó la continuidad de Alberto Herrero en Teruel, y, después, con una renovación que se ha llevado por delante a Beamonte, que en principio seguirá siendo portavoz en las Cortes.
"Controlan todo el partido y van a hacer el experimento de situar a un alcalde, como Azcón, al frente del partido para ver si funciona. Y si funciona, impondrán ese modelo en Madrid para frenar a Ayuso", explica un dirigente de los conservadores.
Purgas internas en Vox y colonización desde el Par en Cs
Los alborotos internos tuvieron mayor repercusión en Ciudadanos y en Vox, partido este último en el que las reclamaciones de mayor democracia interna acabaron hace dos años con la expulsión de una decena de militantes, entre ellos algún miembro de la dirección local, por orden de la ejecutiva estatal.
Las tensiones de Ciudadanos fueron más complejas, ya que el equipo de Albert Rivera bendijo el desplazamiento de los militantes que habían estado organizando el partido en Aragón antes de su despegue estatal en 2015 por un núcleo de nuevos miembros que procedían mayoritariamente del Par y, en menor medida, del PP.
Cs está en pleno proceso de implosión
Eso provocó una primera salida de militantes después de que Madrid no diera respuesta a sus denuncias sobre algunas "anomalías informáticas" que habían detectado en el voto cibernético en las primarias de 2015.
La situación parecía premonitoria de la que iba a darse seis años después, con el partido en pleno proceso de implosión interna con decenas de dimisiones de cargos orgánicos entre críticas al coordinador autonómico y número tres de Inés Arrimadas, Daniel Pérez, y mientras nadie acierta a dar razón de la situación en la que se encuentra el expediente abierto en Zaragoza, y remitido a la dirección nacional, sobre la situación de los concejales de Calatayud que anunciaron públicamente que dejaban de pagar sus cuotas en protesta por la línea política de la formación.
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