La Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha establecido un rígido control al acceso a los alumnos al edificio por el nombramiento de Isabel Díaz Ayuso como alumna ilustre. La intención de la universidad es evitar que se lleven a cabo protestas contra la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Asociaciones universitarias han promovido concentraciones contra la entrega de este título a la líder regional. "No en nuestro nombre. Ayuso persona non grata ¡Viva la lucha de las sanitarias", reza uno de los lemas acordados en una asamblea de estudiantes, trabajadores de la universidad y personal sanitario, que también se ha sumado en medio de la crisis sanitaria que vive la región. 

En el momento de la entrega de los títulos, Elisa Lozano, alumna galardonada por su expediente, ha mostrado su rechazo al nombramiento de la presidenta. "Ayuso, pepera, los ilustres están fuera", ha espetado antes de que se le entregue el reconocimiento a la mandataria.

Estudiantes que han acudido a las clases denuncian el "caos" y la "pésima organización" de la facultad. Una aglomeración de estudiantes y profesores permanece a las puertas del edificio ante las restricciones. "Hay retenciones y fallos; de hecho, están cancelando muchísimas clases, hay gente que ha venido y se ha tenido que ir. Dentro de la facultad, nos están prohibiendo movimientos en las instalaciones", ha explicado a Público una universitaria. 

Jóvenes del Sindicato de Estudiantes se han manifestado a las puertas del edificio para rechazar la designación a Ayuso como alumna ilustre. "Por una universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo", destaca una de las pancartas. "La situación es intolerable, rechazamos que la nombren personaje ilustre", lamentaba uno de los trabajadores de la facultad. 

Alumnos han apuntado también al rector del centro, Joaquín Goyache, y han denunciado que el nombramiento de la presidenta se ha producido "a dedo, sin seguir los protocolos habituales". Este tipo de decisiones suelen pasar por la Junta de la Facultad, que ha de otorgar la aprobación. Sin embargo, el Rectorado de la Complutense nombró, acogiéndose a sus estatutos y sin pasar por la Junta, a la presidenta madrileña. La elección desembocó en dimisiones, críticas enfurecidas, comunicados e indignación entre estudiantes y profesorado.